Después de la fiesta, viene la resaca. El déficit fiscal estimado de enero a abril de 2016, según datos de la Dirección de Presupuesto y cálculos públicos, ascendió a RD$ 43,43,296 millones, el 1.5 % del PIB, y el 57 % del déficit aprobado en el presupuesto de RD$ 75, 894 millones. Este déficit resultó de la diferencia de RD$ 153,568 millones de ingresos y un total de gastos de RD$ 196,765 millones.
Ahora si agregamos la proyección de varios economistas y la mía, de enero-mayo el déficit subiría alrededor de RD$ 53,500 millones, o el 71 % del aprobado o el 1.6 % del PIB, sin contar la probable deuda flotante cerca de RD$ 22,000 millones, de cubicaciones de obras, facturas y transferencias por pagar. Por el momento no se puede saber con mayor precisión las cuentas por pagar acumuladas, salvo que las autoridades informen con precisión al país, pues solo ellos tienen esos datos exactos. Pero por experiencia del primer trimestre estos cálculos son muy cercanos.
Los gastos corrientes de enero a abril ejecutados ascendieron a RD$ 157,984 millones, con un aumento de 8.4 % sobre el mismo período del 2015. Sin embargo, la partida de gastos de capital, en particular de obras públicas, proyectada de enero a mayo, aumentó hasta RD$ 38,780 millones, comparado con RD$ 18,393 millones en el 2015, un notable incremento de 110 % y de pasó representa el 60 % de lo aprobado en el Presupuesto. Este gasto de capital excesivo es el fruto de la campaña electoral y el afán de inaugurar numerosas obras y proyectos en poco tiempo.
Después viene el ajuste tributario para poner la casa en orden. La pregunta es cómo abordará el Gobierno la necesidad de probables RD$ 60,000 millones adicionales, para manejar el déficit acumulado, pagar las cuentas por pagar, los pagos del servicio de la deuda e intentar terminar el año con un déficit posible de 2.6 % del PIB. Este monto de alrededor de RD$ 60,000 millones o US$ 1,300 millones adicionales, tendrán que venir de una mezcla de aumentos de impuestos, nuevos endeudamientos, y disminución y reestructuración del gasto. Esta situación de descalabro fiscal se veía venir con resignación e indiferencia de muchos y la crítica de bastantes observadores.
El nuevo paquete tributario viene pronto, eso no se lo quitará el país y todos lo sabían. El 62 % del votante no debe quejarse. El presidente Medina reelecto con fuerte mayoría y que contralará el Senado y la Cámara, le será fácil aplicar el paquete fiscal que desee. El tamaño del ajuste a priori o con el Pacto Fiscal, será una mezcla de ingresos y gastos. Pero eso no será suficiente, dependerá de la voluntad política.
Creo que el Estado requiere de una redefinición de su hipertrofiado tamaño y de reingeniería para no terminar en pocos años, como Grecia, Portugal y otros países europeos, con violentas crisis de deuda y de viabilidad fiscal, que han sacudido sus economías y causado crisis sociales de honda calada.
Es una gran camisa de fuerza para la economía gastar el 6 % del PIB en nóminas y compras, el 3 % del PIB en pagos de intereses de la deuda anuales (el 21 % del ingreso tributario), y otro 3 % del PIB en amortizaciones de capital, con una carga tributaria de 15 % del PIB. Es decir, la composición fija de los gastos del Estado ha llegado a ser una carga insostenible e inflexible, salvo cirugía mayor.
Lo malo es que el Gobierno no ha anunciado el compromiso de un ajuste por el gasto y su racionalidad, como debe ser, para que sea creíble y equilibrado. Es muy difícil que la población acepte otro parche fiscal, para limpiar el desorden financiero de las elecciones. Por eso, considero que se requiere de un Pacto Fiscal integral, por los ingresos y los gastos. El Gobierno tiene una gran responsabilidad por delante.
Será la tarea del Gobierno, del empresariado, de la sociedad civil y los grupos sociales negociar una amplia reforma estructural fiscal, para tener unas finanzas públicas sostenibles o de lo contrario solo se saldrá de paso, con recetas y medidas de corto plazo, de parches de primeros auxilios. Pero la tarea inmediata será financiar el déficit fiscal acumulado a mayo de alrededor RD$ 53,500 millones, que representa el 71 % del monto aprobado. Una tarea compleja, pero no difícil.
La segunda tarea, mucho más importante, es ponerse de acuerdo los partidos políticos y la sociedad civil, de realizar reformas que creen una mayor institucionalidad fiscal y económica, y lucha contra la corrupción. Todo Pacto Fiscal debe incluir la Ley de Responsabilidad Fiscal, modificaciones a la Ley de Presupuesto, Dirección de Presupuesto, Contraloría y Cámara de Cuentas, para que se establezcan ciertas reglas y parámetros al endeudamiento externo e interno, al déficit presupuestario y de gastos del Gobierno Central y de las Entidades Descentralizadas, porque hay que poner orden y frenos a estos frecuentes desbordes económicos que tanto afectan al pueblo.
Finalmente, estimo muy necesario reducir de inmediato el exceso de gastos, frenar el endeudamiento público, y buscar nuevas fórmulas de financiar las obras públicas, porque sino el ajuste con más impuestos y/o eliminación de exenciones, los pagará el contribuyente con aumentos de precios a muchos productos. En efecto, los pagará la clase media, media baja y el pueblo consumidor. Pero eso se sabía.