El trayecto artístico y cultural del X Festival de Teatro de Santo Domingo 2018, dedicado al dramaturgo, director y profesor de teatro Haffe Serulle,  se podría resumir, en un primer momento, desde una cardinal artístico-cultural cuyos ejes han sido las confluencias y metalecturas surgidas en el mismo festival. La tensión estético-cultural que involucra esta concepción del teatro hoy permite instruir un contexto de contemporaneidad e interpretación en medio de usos, definiciones, redefiniciones y prácticas de lenguajes, mediaciones y transmediaciones teatrales, particularizadoras de una práctica espectacular híbrida por principio y creación.

De ahí que la comunicación se haya convertido en significación, mediación, transmisión estético-sensible y, como reza un dicho ya universal y teórico: “Tradición de la ruptura y ruptura con la tradición”.

Las diversas prácticas escénicas, discursos culturales y dramatúrgicos exhibidos por los grupos o tropas teatrales participantes, nacionales e internacionales, mostraron que las diferentes modernidades y altomodernidades, modernismos o posmodernismos han sucumbido a la dialéctica entre clasicidad y contemporaneidad; tipo y antitipo, dramaturgia, lenguaje y metalenguaje escénico, texto y transformación espectacular.

La idea de un acercamiento al llamado hecho teatral o escénico asumida por Marco De Marinis (Ver Comprender el teatro. Lineamientos de una nueva teatrología, Ed. Galerna, Buenos Aires, 1997), desde una perspectiva teatrológica conformada por una perspectiva de investigación conformada por una semiótica de la cultura y del teatro, remite a los orígenes y movimientos de la teatralidad y sus lecturas o metalecturas, que a su vez motivan una o varias cosmovisiones escénicas de vertiente psicocultural, transformante y antropológica, tal y como lo muestran propuestas metaculturales e intraculturales como “Mendoza”, obra-espectáculo llevada a cabo por el grupo Los colochos teatro de México bajo la dirección del director y actor Juan Carrillo.

Yago, yo no soy el que soy, obra llevada a cabo por la Compañía Nacional de Teatro y dirigida por el también director  y actor Fausto Rojas. Ambos espectáculos fueron versiones y conversiones del universo shakespereano, siendo el primero un trazado del Macbeth y el segundo un rithmus de Otelo, ambos textos leídos, traducidos, “traicionados”, adaptados, re-conocidos y transformado por dichos equipos de trabajo. Lo que hace visible aquella apertura teórico-crítica de Jan Kott conocida como Shakespeare, nuestro contemporáneo. Sin lugar a dudas, las identidades, propósitos y lenguajes de ambos espectáculos se diferencian en cuanto a concepción, tratamiento, espaciamiento, oficio actoral, forma de la expresión-forma del contenido, metalectura estético-funcional de la teatralidad y otros interpretantes reveladores que hemos “visionado” como concepción y proceso del texto shakespereano.

En el caso de Mendoza de la compañía de “Los Colochos Teatro” de México, se hace visible la interpretación transgresiva del espectáculo, donde las relaciones interactorales creadas por el director Juan Carrillo surgen de un movimiento interno, identitario y “genético” de la puesta en escena. El Macbeth “rulfiano” de “Los Colochos” involucra relaciones políticas, militares, mágicas, kratofánicas y postexperimentales, legibles tanto en la estructura de superficie como en la estructura de profundidad del espectáculo.

En efecto, el gran mito de la revolución mexicana, las guerras, intrigas y luchas de poderes del generalato y el coronelato mexicanos, junto a las formas de las diversas políticas de la interpretación que encontramos en El llano en llamas y en El Gallo de Oro de Juan Rulfo, Los de abajo de Mariano Azuela y en Las buenas conciencias y La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, los núcleos y líneas dramatúrgicas de dicho espectáculo, funcionan como interpretantes y cardinales del texto shakespereano en la versión creada por Antonio Zúñiga y Juan Carrillo del Macbeth de William Shakespeare mexicanizado.

A las intensidades, tonos, timbres y otros rasgos suprasegmentales de Mendoza se agrega el arte de la actuación asumido en este espectáculo. En dicho espaciamiento escénico, el actor es el gran “autor” del espectáculo, de tal manera que en el acto teatral llevado a cabo desde el espectador-testigo es donde se hace necesario destacar la participación femenina de Mónica del Carmen y Yadira Pérez; sin embargo, no menos destacables por sus niveles variados de interpretación fueron (son) las actuaciones de Leonardo Zamudio, Martín Becerra, Germán Villarreal, Ulises Martínez, Alfredo Monsivais, Roam León, Marco Vidal, Erandeni Durán y un personaje masa y testigo presente: el público, a partir del cual se crea el tropismo y el espacio escénico de la obra.

En cuanto a Yago, Yo no soy el que soy, la versión llevada a cabo, creada libremente, asumida por el joven director y actor dominicano Fausto Rojas y la Compañía Nacional de teatro se reconoce como un tiempo-espacio de máscaras que, con la interpretación actoral de Orestes Amador Johnnié Mercedes, Wilson Ureña, Llorlla Lina Castillo y Manuel Raposo, obliga a repensar el oficio actoral dominicano en perspectiva de futuro, debido al nivel performativo y transicional del trabajo corpoteatral. Lo que impuso un marco de lenguaje concentrado y a la vez direccional al espectáculo. Algunas coincidencias se hacen legibles en cuanto a la adaptación del Shakespeare dominicano, también identitario con el Shakespeare mexicano. Algunos tics y elementos de adaptación del espectáculo Mendoza se hacen legibles en el Yago dominicano, siendo ambos trabajos originales y bien pensados desde el punto de vista de la lectura de Shakespeare como “contemporáneo nuestro”.

Lenguaje, cultura, interpretación y metainterpretación se construyeron como cardinales identitarias de todo el X Festival de teatro Santo Domingo 2018, y en este contexto la hibridez y experiencia fenoménica del cuerpo y las “hablas” o idiolectos actorales, constituyeron valores significantes y significativos que, tanto los grupos internacionales como los grupos dominicanos exhibieron con gran entusiasmo y responsabilidad.

En tal sentido, otra gran revelación que colmó las expectativas  del Festival fue el espectáculo Defilló, en honor al maestro de la plástica dominicana Fernando Peña Defilló, donde pintura, cuerpo, símbolo y movimiento crearon un universo teatral y dancístico acentuado y modelado por arquetipos de la imaginación sentiente. El espectáculo no fue solo inspirado por la obra del artista Papo Peña, sino también pensado como Summa simbólica, tejido mítico, creación de un mundo de signos-cuerpos coherente con la actuación extraordinaria de los seis cuerpos metafóricos, alegóricos  y aurales de Daymé del Toro, Patricia Ortega, Mildred Rubirosa, Erick Roque, Hendel Herrera y Jonás Alberto Padilla.

Danza-teatro y lenguaje simbólico producen en este trabajo escénico un espectáculo de ideas, ritmemas, suspensiones, visibilidades poiéticas, transgresiones, surcos y culturemas de específico valor estético-artístico, coherentemente realizado, creado por la coreógrafa y dramaturga escénica Marianela Boán, en un momento donde asistimos a relecturas y translecturas filosóficas, semióticas y metanarrativas del cuerpo. De ahí la importancia corpoteatral y corpodanzaria de este espectáculo en todo el enmarque de X Festival internacional de teatro Santo Domingo 2018.

Nuestro ensayo no quiere ser crónica periodística de este evento. Sin embargo, el encuadre teórico crítico, en nuestro caso, quiere dejar constancia de otras experiencias que también sobresalen en este contexto “festivalero”, donde hemos observado que también otros planteamientos escénicos crearon buenas expectativas dirigidas hacia una real “École du spectateur” (Ver, en tal sentido Anne Ubersfeld 1980).

Es importante destacar que trabajos como Maleza, de la compañía del mismo nombre realizado en base a una dramaturgia y dirección “corales”, obra inspirada en un texto escrito por Karen Bauer, es una biographia narrada a partir de varias intencionalidades actorales; mientras que una obra como ¡Je, je, je! Cuando la risa es Poesía… de la Compañía Otro teatro, dirigida y escrita por Haffe Serulle, presenta la visión de un culturema teatral evidenciado en la corpovocalidad y la corpoteatralidad, ambas vistas bajo la relación poiesis-mímesis y logos-soma-sema, esto es, invención-reflejo y palabra-cuerpo-signo.

Con esta obra asistimos a una transición en el discurso escénico, asumido por este director y dramaturgo dominicano a quien se le dedica el festival en cuestión. En este espectáculo observamos niveles performáticos de la Escuela formacional del director y dramaturgo Haffe Serulle, en actores como: Stuart Ortiz, Yasiris Báez, Madeline Abreu, Camilo Landestoy, Johanna González y Karina Valdez.

Así las cosas, y en otra dirección, la dramaturgia y puesta en escena de Licelotte Nin se siente  acentuada en las cuatro actuaciones de Cindy Galán, Johanna González, Indiana Brito y Karina Valdez; siendo Un pedazo de muñeca de Lilli Jolie, (Compañía SangFauve), un verdadero espectáculo performativo y dialógico encuadrado en una particular y expresiva escenografía o espaciamiento escénico creado por Juan Manuel Gautier y Carlos Ortega.

Es importante destacar que no hemos asumido una doxa crítica sobre otros espectáculos dominicanos y extranjeros, debido a que otros colegas críticos han propuesto sus lecturas analíticas según criterios elegidos, pero debemos destacar la valía de espectáculos como Juicio a una Zorra, Esperando a Godot, Testimonio del más acá. Pa´l gritadero, de Hamlet Bodden, Los sueños de Lorca, de Ernesto López, el excelente Banco de parque (dirigido y traducido por María Castillo) y actuado por Manuel Chapuseaux y María Castillo. Tríptico de Maricarmen Rodríguez y la dirección y dramaturgia coreografía y actuación “corales” de Maricarmen Rodríguez, Javich Peralta e Ingrid Luciano, se va completando un itinerario dramatúrgico e imaginario presente en otros grupos teatrales y alternativos del país.

Un indicador significativo que debe destacarse en el contexto de este X Festival internacional de teatro 2018 es el sorprendente mapa o esquema de actividades teóricas y reflexivas  en torno a las partes integrantes del teatro actual caribeño y latinoamericano, pero además los cursos-talleres, conferencias, encuentros, conversatorios, foros críticos y poéticos, así como debates abiertos y visitas a espacios teatrales alternativos.

El acercamiento entre actores, escenógrafos, dramaturgos, coreógrafos, vestuaristas, directores, músicos, curadores teatrales, críticos e investigadores, iluminadores y otros colaboradores completaron todo un enmarque estético, teórico, crítico y productor de discursos artísticos y culturales dominicanos, caribeños y latinoamericanos.

En tal sentido, fuera  de estadísticas precipitadas y resúmenes de respuestas institucionales que intentan medir y trazar resultados al cierre del festival, sería deseable una revisión, refuerzo y mejora de aspectos organizativos del festival, para que el mismo siga su marcha positiva hacia un teatro del presente y del futuro.

Otro indicador no menos importante en este sentido es el surgimiento de un público participante en todas (o en casi todas) las experiencias, espectáculos y llamados del X Festival Internacional de Teatro de Santo Domingo 2018.

Se trata de un público joven, con miradas críticas provenientes de un estudiantado de academias dominicanas o escuelas, institutos de arte que, según hemos advertido, ha hecho acto de presencia en este X Festival Internacional de Teatro 2018.

Estuvimos en contacto con parte de este público y escuchamos opiniones sobre las artes escénicas dominicanas y de otros países. Hemos podido constatar  que muchos jóvenes que conforman este público están orientados hacia una “Escuela del espectador”, debido a su condición de sujetos críticos; aspecto este de gran significación que sirve de base a una conformación de instancias artísticas y culturales que también les sirven de cardinal al desarrollo de las artes escénicas de nuestros días.

La publicación del libro de Haffe Serulle titulado Filosofía de la acción teatral, constituye un refuerzo pedagógico-teatral al estado de cosas planteado por la discusión en torno al teatro y sus partes integrantes. El libro, publicado por el Ministerio de Cultura de la República Dominicana en el contexto del X Festival internacional de teatro de Santo Domingo 2018,  contribuye a la reflexión de la actividad escénica y dramatúrgica en el mapa de producción teórico-práctica, y en el campo ocupacional y artístico del país.

La poca asistencia al Foro Crítico llevado a cabo el viernes 14 de diciembre en la Sala Aida Bonelly de Díaz del Teatro Nacional es un síntoma que debe ser analizado y tomado en cuenta como indicador  por los organizadores del mismo. Dicho foro titulado Miradas críticas a las transversalidades contemporáneas latinoamericanas y del Caribe, ofreció una opción de diálogo  crítico, teórico y estético sobre la institución teatral en sus variados tópicos, aspectos prácticos, búsquedas, discursos, poéticas formales y comunicadoras.

Entendemos que el Foro Crítico debe ser activado conjuntamente con un trabajo integrado e integrador de creadores, culturólogos y teatrólogos que contribuyan a esa “Escuela de espectadores” a la que nos hemos referido en este trabajo. Integrar estratégicamente al espectador a este Foro crítico debe ser un propósito a tornar en cuenta a partir de la experiencia de este X Festival Internacional de teatro Santo Domingo 2018.