1) Que en medio de esta agobiante pandemia, de alguna manera, muchas personas han reconocido la fragilidad de la existencia humana y han logrado comprender que la vida de cada uno de nosotros está supeditada inexorablemente a la dinámica del grupo o colectividad.

2) Que gracias al haberse detenido o reducido el vertiginoso estilo de vida de la "Era de la Normalidad" la naturaleza ha logrado un respiro.

3) Que ahora tenemos más tiempo para compartir con la familia, y aunque no siempre estamos en la etapa de “luna de miel”, es mucho mejor que la indiferencia, que no ocurra nada o que el hogar se convierta en un “albergue para turistas”.

4) Que en el silencio y la soledad que entraña la cuarentena se genera un espacio donde resuenan las sabias palabras del memorable aforismo griego: "Conócete a ti mismo"

5) Que aunque disfrutemos y nos sintamos a gusto en la intimidad y calidez del hogar, siempre se extrañarán los encuentros cercanos de tercer tipo con familiares y amigos.

6) Que nos sentimos como si estuviéramos en el paraíso al no tener que exponernos tan frecuentemente, como ocurría en la "Era de la Normalidad", a la vorágine del tránsito vehicular: carritos públicos, voladoras, patanas, motores, motoconchos, deliveries …

7) Que a pesar de que todos vamos a bordo del mismo barco, cuesta creer que no haya surgido cierto liderazgo o consenso mundial para enfrentar esta crisis sanitaria con un espíritu más humano y solidario.

8) Que a casi un año de esta pandemia, genera cierto desconcierto el estado de indefensión de la ciencia, cuando tiene entre sus logros viajes espaciales, Apolo 11, alunizajes, era digital, robótica, inteligencia artificial, energía nuclear, clonación; mientras la población busca ponerse a resguardo en una frágil mascarilla que no es garantía de nada.

9) Que sobran los argumentos y razones para que el sistema sanitario no sea un gran negocio de pingües ganancias manejadas por y para llenar las arcas de emporios privados.

10) Que sería un dislate volver a la "Era de la Normalidad" sin sacar ninguna pedagogía o enseñanza de esta experiencia, sería como poner parches a un globo que no tardaría de nuevo en reventar.