El modus operandi  de la partidocracia  dominicana  es como si en nuestro país no  existieran  normas. Todo cambia, menos  a lo que alude  a sus privilegios, no importando si los mismos son legales, legítimos, éticos o morales. No se afligen ni por un instante por su dinámica  estancada. Nos aprietan  sistemáticamente como sociedad y  ellos  se aflojan constantemente en la cultura  de la  transparencia y de la rendición de cuentas. Nos  desguazan  los sueños  de manera permanente.

Cuando vemos el Informe de Alicia Ortega, donde publicita  la Auditoria de La Cámara de Cuentas, acerca  del manejo  del dinero  entregados  a los Partidos Políticos en las elecciones  del 2008; de cómo  estos  gastaron nuestro dinero sin ningún soporte que validaran los  egresos de manera objetiva. Aterra  y nos produce un escozor como  si nuestra sociedad quedara rezagada en agua  estancada con pestilencia oxida; sobre todo, cuando el organismo  de monitorear, supervisar y controlar  el manejo  del dinero publico para  esta  actividad, señala que no pueden hacer nada y que no hay consecuencia.

La  decadencia se  establece, además, cuando el Sábado 27, La Cámara de Cuentas presento un Informe de Evaluación del Presupuesto  del 2012, donde  se  resalta “ sobre el pago  de empleados, la Cámara  de Cuentas no pudo comprobar la cantidad  de empleados fijos y temporeros, salario mensual  de los empleados fijos y temporeros, distribución por empleados  de los beneficios obtenidos por sobresueldos, dietas y  gastos  de representación, gratificaciones y bonificaciones, así como las contribuciones  a la Seguridad Social.”

Señalaría en ese mismo Informe sobre Evaluación  de la Ejecución Presupuestaria  del 2012, lo siguiente “al igual que en el año 2011, hubo ingresos tributarios  que no ingresaron al circuito  presupuestario  por montos  de RD$748,629,151 y RD$561,554,365; lo que origina  una sobrevaluación  de los ingresos  por el monto antes mencionado”.

De igual manera , el Estudio realizado por Participación Ciudadana, en el monitoreo del Observatorio  del cumplimiento de La Ley  de Libre Acceso a la Información Publica, 200-04, relativo a los Partidos Políticos, donde ninguno de ellos  logro obtener  una puntuación  de 10, sobre 100.  Repito, ninguna  de  esas organizaciones llego  a un 10, de 100!.

Es la  falta del Capital Institucional, entendido  como “el conjunto  de  reglas formales con las que  se organiza y coordina  una sociedad, así como las organizaciones creadas para su cumplimiento y ejecución”. En el Capital Institucional se encuentra la Efectividad Gubernamental, La Calidad Regulatoria  del Estado, el Imperio  de la Ley  y el Control  de la Corrupción.

Una decadencia que nos atrofia  como sociedad, que nos aniquila como  seres  humanos, que nos hace perder el orgullo colectivo; empero, no podemos  decaer ni declinar  y asumir una actitud que  se convierta  en un haz  de luz  fortificado que genere una consciencia  colectiva que  se impregne  de una  revolución  ciudadana. Revolución ciudadana que nos convoca a todos como un solo cuerpo para  desterrar  esas practicas  de iniquidad que  se producen como si fueran normales y que los ciudadanos  de tantos  darse nos abatimos y tomamos otros  frentes, para mantener la energía.

Debemos  de asumir un espíritu de confianza y compromiso, que haga posible  esa  revolución ciudadana, redituando al ciudadano en la participación, en las exigencias, en sus derechos, en sus obligaciones, para que emerja una  democracia mas  decente, mas inclusiva; con menos desigualdad y con mas vigor  en la plenitud del Siglo XXI.

Nos anima  saber que el Tribunal Constitucional conmino a La Junta a cumplir con La Ley, al disponer que  esta entregue la nomina; nos regocija  leer que La Cámara  de Diputados tendrá  que poner en su pagina la nomina administrativa, incluyendo  a los Asesores y Consultores. Todo  esto no  es mas que residuos periclitados  de un sistema que flota  sin perspectiva cierta, en una sociedad que  se horizontaliza en el devenir incontenible del Impero  de La Ley, para ahogar a la partidocracia en el residuo enlodado de  la resina  de la historia.

Parodiando  al Sociólogo Estadounidense Daniel Bell , tendríamos  que decir que la partidocracia  dominicana es demasiado pequeña para  responder a  grandes preguntas y demasiado grande para ocuparse  de las  cuestiones pequeñas (Barrilito, Cofrecito, Gasto  de Representación, regalos el día  de las madres, el día del padre, pago por asistencia y fundas  de  NAVIDAD).!  Ayudemos  a borrar esas cuestiones pequeñas.