El pasado 15 de diciembre, en horas de la mañana, en un encuentro encabezado por la vicepresidenta de la República, el gobierno anunció las nuevas medidas que estarían implementando para el control del COVID-19 en el país. Dentro de estas, se anunciaba por primera vez, la implementación de un horario para el toque de queda en el cual los comercios deben de cerrar y otro horario para el libre tránsito para que las personas puedan llegar a sus casas. Con el uso de estos dos términos, sin explicar de manera clara y precisa su significado durante el acto de anuncio de las nuevas medidas, fueron múltiples las dudas que surgieron de inmediato en la población, porque simplemente la gente no entendía.

De igual forma, el decreto al cual se referían en el encuentro de la mañana no fue publicado hasta la tarde de ese mismo día y tenía una entrada en vigor inmediata. Es decir, ese mismo día a partir de las 6:00 PM se prohibía la venta de bebidas alcohólicas y por igual, a partir de las 7:00 PM iniciaba el toque de queda, con el cual todos los comercios debían estar cerrados. El primer error desde mi punto de vista estuvo en la forma en como se comunicó el mensaje en la mañana, el cual a sabiendas que incluía el uso de nuevos términos que no son de uso común y de fácil entendimiento para la gente debió ser más claro y preciso, incluyendo ejemplos. Por igual, entiendo que lo más saludable era que se permitiera que la prensa hiciera preguntas para que de tal forma cualquier duda quedara respondida.

Por igual, el decreto con las nuevas medidas debió ser publicado en horas de la mañana, previo a la alocución ante los medios de comunicación de la vicepresidenta de la República o de forma concomitante. De esa forma, el acto celebrado serviría para aclarar todos los aspectos del decreto y darles mayor importancia a las nuevas medidas. Lamentablemente, el acto celebrado en lugar de arrojar luz, lo que hizo fue confundir más a las personas. Producto de dicha confusión, el gobierno tuvo que realizar aclaraciones por múltiples vías, incluyendo con imágenes.

En cuanto a la entrada en vigor, entiendo que no había necesidad de que dichas medidas fueran de aplicación inmediata, ya que la llegada de la navidad era un evento previsible. Por tanto, si era intención del gobierno que a partir del 15 de diciembre se aplicasen nuevas normas para la prevención y control del COVID-19, podían perfectamente anunciarlas el 13 de diciembre, por ejemplo. Esto les permitía a las personas conocer de forma precisa el contenido de las nuevas reglas de juego y con ello no violarlas.

Lo que me preocupa de lo planteado previamente y es la razón por la cual le dedico estas líneas a este tema, es que esta no es la primera vez en que el gobierno incurre en serias fallas en materia de comunicación. Desde el primer día de inicio de este mandato, en el cual los decretos con los nombramientos de funcionarios no se difundían con la agilidad que uno esperaba, empezamos a observar múltiples fallas en este aspecto. Por igual, múltiples periodistas han manifestado sus quejas, de que en el Palacio las informaciones no fluyen de la forma adecuada. Lo positivo es que apenas el gobierno tiene 4 meses y, por ende, cuentan con la oportunidad de empezar a realizar las cosas diferentes. Tienen muchas oportunidades de mejora. Esperamos que puedan identificarlas y corregirlas, ya que hoy en día la comunicación juega un papel fundamental a la hora de poder evaluar objetivamente una obra de gobierno.

Finalmente, dedicar esta última parte para desearle a mis lectores una feliz navidad. Entiendo que esta es una época en la cual todos queremos compartir con nuestros seres queridos, sin embargo, seamos conscientes de que los sacrificios que asumamos hoy son los que nos permitirán poder seguir disfrutando con nuestros familiares y amigos muchas navidades más.