Una noticia importante para República Dominicana, ya que llevamos mal contados unas tres décadas divagando si reconocer la política de una sola China y cambiar nuestro reconocimiento diplomático de Taipéi a Beijing. La noticia no ha sido muy destacada, como si no tuviera relevancia para los dominicanos. En la primera gestión de Leonel Fernández, se hizo presión por parte de un grupo de empresarios importadores de mercancía de China para que República Dominicana cambiara de lealtades.

El caso llegó a la Cámara de Diputados, y la entonces diputada oficialista, Minou Tavárez Mirabal, presidía una comisión que me invitó a una exposición frente a dicha comisión. La presentación en power point fue difundida en el portal de la honorable Cámara de Diputados. El argumento principal es que no procedía, luego de narrar el hecho  de que el embajador dominicano ante el régimen de Chiang Kai-Sek fuera el único que acompañó a las autoridades del Kuomintang (Partido Nacionalista, el perdedor de la guerra civil) por órdenes expresas del Presidente Trujillo.

Porque en esos momentos, Costa Rica había establecido relaciones con Beijing, rompiendo con Taiwán. El interés tico eran los votos africanos para la obtención del puesto de América Latina en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a costa de la candidatura dominicana al mismo puesto, ya que el Presidente Fernández pretendía romper el maleficio de ser el único país firmante de la Declaración de San Francisco, carta fundacional de la Organización de las Naciones Unidas que no había ocupado dicha posición (una situación que todavía permanece vigente). El argumento de entonces era que ante esta derrota diplomática, no podíamos responder a una vejación con una humillación de nuestra parte de arrodillarnos y dar un viraje “oportunista” olvidando la historia.

En años posteriores, el Gobierno de Fernández negoció en ocasión del regreso de Hong Kong y territorios circundantes a la soberanía china, siendo la pieza en discordia el Consulado Dominicano en esa antigua colonia británica, que China no reconoce en la nueva condición y demandaba su reinstalación en Beijing, asunto que no se concedió al mantenerse el statu quo. Con el tiempo se negoció la instalación de Oficinas de Asuntos Comerciales sin rango diplomático.

Muy posterior, en ocasión del inicio del Gobierno de Danilo Medina, este trató de reconocer a Beijíng, pero la respuesta es que estaba vigente el acuerdo con el Presidente Ma, de Taiwán, de no proseguir con el ataque diplomático entre las dos chinas. El año pasado, ganó la presidencia de Taiwán la Dra. Tsai In-Wein, desconociéndose dicho entendimiento. Llegándole el mensaje a las autoridades dominicanas y recibiendo un vaso de agua fría.

Pero, la diplomacia de Beijing no durmió tranquila y su laborantismo funcionó con el Presidente Varela de Panamá. Tanto que a la inauguración de la ampliación del Canal de Panamá asistió la Presidenta Tsai, pero el primero que pasó por las nuevas facilidades fue un carguero con bandera de la República Popular China. ¿Por qué no podemos los dominicanos montarnos en esa lógica pragmática de negociar nuestro reconocimiento a cambio de la concesión de la construcción de los puertos de trasbordo de Sur (Alcoa) y del Norte (Manzanillo),  unidos por la vía férrea de Norte a Sur que sea parte de un anillo ferrocarrilero que mueva la carga de transporte por todo el país?

Este cambio de visión de mi parte va de acuerdo con los tiempos. El Presidente de China, Xi Jin-Ping, lazo la iniciativa “One belt, one road” (traducido como “Un cinturón, un camino”) con inversiones de medio trillón de dólares en diez años para construir infraestructura en Asia, África y América Latina. Ese megaproyecto integraría a todas las regiones productivas del país, y al país con todo el mundo, ya que sería una parte importante del libre comercio que ahora comienza a liderarla China. Cosas veredes.

Para leer un análisis del impacto del cambio diplomático de Panamá, ver el reportaje de CHRIS HORTON y STEVEN LEE MYERS EN EL NEW YORK TIMES,  DISPONIBLE EN EL SIGUIENTE ENLACE: www.nytimes.com/es/2017/06/15/panama-taiwan-centroamerica-china/?rref=collection%2Fsectioncollection%2Findex