Este escribidor decidió no escribir sobre el primer debate Trump vs. Biden en la campaña presidencial norteamericana el pasado martes 22 de septiembre porque me pareció insustancial por el fondo, y burlesco por la forma. Mi evaluación es que Biden sabía que no debía perder la compostura frente al “gamberrismo” del candidato Trump. De ganar por la sustancia de los argumentos, el uno no los presentó porque el otro le interrumpía incansablemente. Le dejé al debate vicepresidencial enmendar la imagen patricia de los Debates Presidenciales celebrado el 7 de octubre.

Y me encuentro que la negativa de Trump a un nuevo formato virtual (ya que iba a ser en Miami, la infectada por Covid-19) ha hecho zozobrar esta forma tan “in” de estos tiempos de hacer política en las redes, como pueden verlo en Acento.com.do: https://acento.com.do/internacional/no-habra-depate-presidencial-en-eeuu-primero-lo-rechazo-trump-y-luego-biden-8869437.html

Entonces, solo nos queda ver cómo hicieron su tarea los “segundos de abordo” en sus oportunidades en la pantalla televisiva. Las expectativas se fueron de las manos, pues los comentarios llegaban a presagiar un rebobinamiento de los argumentos programáticos partidarios de ambos bandos en liza. A pesar de la sobriedad de la Senadora Harris y del Vicepresidente Pence, hubo una vendetta entre ambos: Mike Pence se tiró al cuello de Kamala Harris al minusvalorar sus avances en la administración de justicia de San Francisco y de California en sus períodos como autoridad judicial en ambas demarcaciones. El lenguaje gestual fue prominente y más “gesticuló haciendo buchitos” la Senadora Harris que el Vicepresidente Pence, cuando el contrincante exageraba o minusvaloraba un argumento del otro. El sarcasmo sustituyó, a todas luces, a la vocinglería trumpiana.

Un punto, para mí inteligente, cuando Kamala le ripostó a Mike la historia de Abraham Lincoln cuando le señaló la actitud de la candidatura demócrata al pedir la espera de las elecciones el 3 de noviembre para dejar el proceso de relevo de la Jueza Ruth Ginsburg al electo Presidente ese día, por las razones de Lincoln: hay que tomar con paciencia la decisión de un nombramiento a perpetuidad (o cómo lo parafraseó Kamala).

Para entender el embrollo constitucional de este escenario, ver el artículo de Pablo Jiménez de Sandoval, ¿Puede nombrar Trump un nuevo juez del Supremo antes de las elecciones? Este es el escenario y los plazos, disponible en el siguiente enlace:

https://elpais.com/internacional/2020-09-21/puede-nombrar-trump-un-nuevo-juez-del-supremo-antes-de-las-elecciones-este-es-el-escenario-y-los-plazos.html 

No discuto más, porque para este lunes 12 de octubre está en la Agenda del Senado el relevo de la Jueza Ginsburg y ratificar a la candidata seleccionada por el Presidente Trump.

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Tanto allá como acá, en sendos procesos electorales, los Debates Presidenciales y Vicepresidenciables han resultado ser ejercicios fútiles y, tal vez, inútiles. Aquí, en nuestras elecciones criollas, un candidato se autoexcluyó, otros fueron excluidos, y algunos reclamaron su derecho a su “presencia” residual como eran sus candidaturas. Me lleva a entrar en la duda de que el dilema que me pasa, imitando a Hamlet, es si el «Debate» es la cuestión, aquí y acullá. ¿Sí o No?