Nuevamente vuelve al debate el concepto de los incentivos fiscales dirigidos a promover la inversión y el desarrollo económico de un sector o región, sobre la base de que si son beneficiosos para la economía y la sociedad, o si representan un sacrificio fiscal o un gasto tributario. Sin embargo, la gran mayoría de las exoneraciones se aplican a los sueldos de empleados, alimentos, medicamentos y educación, que son un factor de equilibrio social.
Los fiscalistas consideran los incentivos y las exenciones un gasto tributario, que debería eliminarse o reducirse al mínimo, con el objetivo de recaudar más impuestos. Los desarrollistas pragmáticos lo miran con una visión global económica, social y de equilibrio interno. Para mi un mejor término es llamarlo inversión tributaria, pues los recursos exentos se utilizan para compras de maquinarias, en crear empleos, en nuevos proyectos y también son una inversión social, pues exoneran del ITBIS y otros impuestos a los medicamentos, alimentos básicos, productos alimenticios de la canasta básica y los colegios.
En el Presupuesto Nacional del 2020 se calcula que el gasto tributario asciende a RD$ 237,908 millones. Creo que es solo un dato estadístico creado para dramatizar el caso y justificar exigir más impuestos. De paso, no toma en cuenta las elasticidades del cobro de esos impuestos ni su impacto en la economía, el costo de la vida o en aumentar los precios al consumidor de bajos ingresos, los grupos más pobres de la sociedad.
Por otro lado, el Gobierno no invierte mejor que los privados. Los dos tienen sus funciones y objetivos. Pero es el sector privado es quien crea riquezas y sus inversiones tienen un mayor multiplicador y encadenamientos hacia atrás y adelante. Sus inversiones tienen más efectos en cascada que el gasto corriente del Gobierno. Utiliza más materia prima nacional y crea más empleos. Más cuando nuestro Presupuesto Nacional destina el 85 % en gastos corrientes por una hipertrofiado clientelismo político de botellas y privilegios, muy bajas en inversiones productivas y por el elevado grado de corrupción y sobreprecios de obras.
El término inversión tributaria es más correcta que gasto, pues con esas exenciones se han realizado millones de inversiones y creado miles de empleos en zonas francas, hoteles, sector eléctrico, industrias, agricultura, industria cinematográfica y en otros sectores. El fiscalista tampoco mide ni cuantifica, el efecto multiplicador de las inversiones y los procesos de encadenamientos, pues por ejemplo los hoteles, crean empleos, donde había miseria y alto desempleo, los empleados pagan impuestos al consumir y gastar y también ayudan grandemente a la economía comprando alimentos, casas, neveras, motores y bienes.
Si se cuantifica todos los beneficios que generan los sectores que bajo leyes reciben incentivos, estoy seguro que el país y la sociedad ha ganado mucho más otorgándole las exenciones a los hoteleros hoy con 70,000 habitaciones, a los parques industriales, proyectos mineros, las 465 industrias de zonas francas con cerca de 165,000 empleos directos, que si el dinero hubiera entrado a las finanzas del Estado y se esfumara en gastos corrientes o en la corrupción rampante que existe. Igual en la energía eléctrica y salud.
Los que creen en el concepto del gasto tributario señalan que el Estado deja de percibir RD$ 237,908 millones, o el 4.8 % del PIB en el 2020. Para mi es un sofisma, una ilusión estadística y sin realismo social. Hoy en día si le eliminan todos los incentivos que tienen, serán muy castigados las zonas francas, turismo, minería, energía renovable, industria cinematográfica, leyes desarrollo fronterizo y las exportaciones.
Las exoneraciones de impuestos e incentivos representan un tema muy complejo social y económicamente que afecta el costo de la vida e inflación, porque si se eliminan las exoneraciones de algunas leyes impositivas el costo del impuesto sería pasado al consumidor. Se pueden recortar algunas exoneraciones e incentivos, reducirlos o gravar con un impuesto bajo diferenciado, a ciertos bienes y servicios, pero no de todos.
Es difícil tomar decisiones respecto a cuál exención de ley disminuir o eliminar, porque cada una impacta sobre los costos o precios de bienes y servicios, a las personas de medianos o bajos ingresos, al consumidor de alimentos básicos, de combustibles, educación, salud o la tarifa eléctrica. En un país con salarios tan bajos y alta informalidad laboral, gravar bienes esenciales es sensible y de impacto social sobre el costo de la vida.
Los impuestos que conforman el gasto tributario son los siguientes; el ITBIS, Impuesto sobre la Renta, Impuesto Selectivo sobre el Consumo de Combustible, Otros Impuestos Selectivos al Consumo, Impuestos sobre el Patrimonio, e Impuestos sobre Uso de Bienes y Licencias. Son otorgados por leyes especiales o en el Código Tributario.
Los sectores económicos que se benefician de exoneraciones o incentivos tributarios son: Zonas Francas, Turismo, Proindustria-Exportadores, Instituciones sin Fines de Lucro, Energía Renovable, Sector Cinematográficos, Generación Eléctrica, Salud, Educación, Minería, Desarrollo Fronterizo, Compras por Internet, Importadores de Vehículos, Concesiones y Contratos con el Sector Público, Mercado de Valores, Pensionados y Exenciones a Personas Físicas. Estos son los sectores beneficiados del llamado gasto tributario general de RD$ 237,908 millones en el 2020.
Es probable que realizando diferentes ajustes administrativos y legales, se pudieran reducir algunas exoneraciones, para recaudar cerca de RD$ 15,000/20,000 millones adicionales en al año. Por ejemplo, con ajustes en impuestos ISR y Patrimonio de las zonas francas, por turismo vía ISR y Patrimonio, de instituciones sin fines de lucro, por la generación eléctrica vía ISC s/Hidrocarburos, por minería en ajustes en ITBIS y ISC de Hidrocarburos y las altas exenciones de ITBIS y ISR a las concesiones y contratos con el Estado. La exención salarial más grande es la de personas físicas y el ITBIS a los alimentos y salud, que no se pueden tocar, pues benefician a la clase media baja y grupos de bajos ingresos.
¿Cómo se podría gravar con impuestos los bienes y servicios básicos cuando el sueldo mínimo promedio mensual es de RD$ 12,000.00? Cómo se pueden eliminar las exenciones para recaudar más, penalizando la clase media, media baja y los pobres. Hacerlo subiría el costo de la vida. Igual es el concepto de ampliar la base del ITBIS, equivale a gravar todos los bienes básicos de la canasta familiar con el 18 %, más la salud y educación.
Las exenciones del ITBIS y el ISR para los trabajadores asalariados representan el 36 % del total de gasto tributario. La exoneración del ISR a los salarios es hasta RD$ 34,000.00 mensual. ¿Se puede gravar con ITBIS los medicamentos y servicios de salud y los colegios? Si se gravan afectará el costo de la baja clase media y trabajadores. El caso de los hidrocarburos es igual, representan el 12 % del total. Sí creo que se pueden gravar más los hidrocarburos de la generación eléctrica, hay mucho escape y desvíos en este sector. El caso del sector eléctrico se tendría que negociar bien para que no aumenten la tarifa.
Es, pues, muy difícil en un país pobre y con falta de producción y exportaciones, eliminar exenciones que se tuvieron que aplicar, porque en realidad los impuestos estaban y están altos y porque los niveles de salarios e informalidad eran y son sumamente elevados.
Sin embargo, si creo pertinente que se revisen las leyes para mejorar sus aplicaciones, facilitar los tramites, mejorar controles y regulaciones para que no se produzcan fraudes o desvíos, limitar ciertas exenciones a plazos y tiempos y para introducir nuevos criterios económicos y sociales, de empleos, niveles de salarios y generación de divisas. Eso si es posible y se debe realizar, pero para mejorar las leyes y sus controles, no para eliminarlas.
Por lo tanto, los fiscalistas y políticos que desean imponer más impuestos, primero que revisen la racionalidad del gasto público, reduzcan los sobreprecios en más de 30 % mínimo en los proyectos de obras y que pongan la casa presupuestaria en orden. Después de 13 años con déficit fiscales, el problema está en el gasto irracional, no solo en los ingresos.
Debemos ver con visión de conjunto las necesidades y soluciones, no sólo caerle encima con sofismas a las leyes de incentivo al desarrollo y a las personas de bajos ingresos y salarios que se benefician de las exenciones de salarios y alimentos del ITBIS y ISR.