Virtudes como el amor, la solidaridad, la caridad, la paciencia, la piedad, la honestidad, la compasión, la empatía, la sobriedad, entre otras, están en casi todos los cánones de orientación religiosa o espiritual. Vicios como la gula, la mentira, la ira, la traición, la lujuria, la perfidia, la envidia, la soberbia, el apego, entre otros, son catalogados como pecados por algunas religiones.

 

Muchas veces, la mejor forma de luchar contra los vicios es crear algo más fuerte que ellos, como guía o dirección de nuestra conducta, de nuestras vidas. Es como luchar contra el aumento de peso, la obesidad. Esto sólo se logra creando hábitos de vida saludables, no sólo con dietas o periodos de ejercicios drásticos.

 

La integridad moral es, en sí, el propio premio al seguir una conducta basada en virtudes. El conocimiento de virtudes morales y actuar en consecuencia se da por nuestro mejor interés y debe ser nuestro principal objetivo.