Las funciones básicas de un legislador son dos: legislar y fiscalizar. Para un representante del pueblo, esto debería ser lo que mínimamente tomara en cuenta al ocupar un curul en el Congreso Nacional. No obstante, en nuestro país hay legisladores que ni siquiera cumplen con estas funciones de primer orden, de carácter constitucional, por cierto. Por tomar un ejemplo, el diputado Noé Camacho, de la provincia Espaillat.
La semana pasada, en la Cámara de Diputados, ante la pertinente intervención de la diputada Faride Raful, respecto a un tema de sumo interés para el futuro del pueblo dominicano, Noé Camacho, entre risas, soberbia y una actitud divorciada del debate parlamentario, intentó boicotear este momento con acciones que ya conocemos, las cuales fueron reproducidas por las redes sociales y los medios de comunicación. Pero, no es nuestro interés principal retrotraer este acto con carácter de violencia machista, vergonzante y repudiable, tampoco hacernos eco de lo mediático, sino también resaltar todo aquello que circunda a este hecho y al mismo congresista.
Para mí y para la ciudadanía de Espaillat, como supuestos representados del legislador, nos interesa hacerle saber al diputado Noé Camacho otras cosas, tomando en cuenta la respuesta que ofreció públicamente por sus acciones. Primero que todo, éste se equivoca en decir que debieron tratarle con “respeto”, que los comentarios de la diputada “estaban fuera de lugar” y que “le ofendieron”, puesto que nadie le irrespetó, solamente no pudo ni podrá rebatir estas u otras palabras llenas de verdad.
Por otro lado, así como Noé Camacho pide altura y respeto a los diputados que llegan “con mucho brío”, en cambio nosotros quisiéramos haber visto de su parte una respuesta más decente, de rigor y que no naciera de su cintura, brindándonos un circo que desvió otros aspectos también fundamentales. Quisiéramos ver en este legislador ese “brío” que menciona por lo menos en algún período, para poder decir que nos representa y que contamos con almas vivas en el Congreso. Sin embargo, debe saber Noé que no nos representa ni hoy ni antes.
Finalmente, este diputado debe recordar que todo aquel que esté en contra de Punta Catalina no está en contra de los pobres, como dice. Estamos a favor de la transparencia, del esclarecimiento de las actuaciones de nuestros representantes, de la participación verdadera de la ciudadanía en la labor legislativa y, sobre todo, a favor de las futuras generaciones que él y otros aparentemente olvidan.
Si está “a favor de los pobres”, entonces me surgen algunas inquietudes. ¿Dónde estuvo Noé Camacho cuando se aprobó el contrato de la Barrick Gold? El Comité Nacional de Salarios se reunió hace poco, ¿cuál fue la posición del diputado al respecto? ¿Dónde se encontraba para fiscalizar sobre los Súper Tucanos y demás casos de corrupción que involucran a su partido? ¿Dónde ha estado cuando el pueblo ha necesitado que se hable de vivienda, salud pública, sistema educativo y seguridad ciudadana? Ha estado ausente, aunque pareciera que en el Congreso Nacional esto es un mal común, no se preocupe.
La provincia Espaillat no necesita disculpas por sus acciones, ni mucho menos que un legislador así pretenda representarnos. El profesor Juan Bosch, quien fundó su partido, expresó que “no hay arma más potente que la verdad en manos de los buenos”. Le recuerdo a Noé Camacho que muchos contamos con la verdad, con la dignidad y la razón, aunque a él le moleste. Le recuerdo que estos breves párrafos me bastan para desnudarlo y, a este diputado, tres períodos no le han sido suficientes para convencernos.