En la época de Trujillo, aunque tenia apenas 15 años de edad cuando lo mataron, solo se hablaba de las desapariciones repentinas de la gente del barrio. Ese barrio querido, aguerrido y abandonado de San Miguel, fue escenario de muchas escaramuzas huyendo de los calieses y de la represión policial que no cesaba de violentar las puertas de muchos hogares para llevarse preso al padre, a la madre o al hijo.
De Trujillo no haber sido asesinado en el 1961, muchos de los jóvenes de esa época hoy no hubieran existido porque antes de cumplir los 15 año de edad casi todos estábamos al tanto de las atrocidades del régimen, incluyendo el asesinato de las Mirabal, el exilio en la embajada de Venezuela y las torturas de la 40. Muchos de nuestros padres vivían aterrados con nuestros comentarios contra Trujillo y aunque conocían todo lo que sucedía, se mantenían con la boca cerrada.
Esas desapariciones se convertían la mayoría de las veces en crímenes horrendos donde rara vez aparecía el cadáver. Pero si querían darle una lección a alguien arrojaban el cuerpo mutilado frente a la casa de un familiar.
Durante la dictadura, todo era susurros y las noticias se daban en cuartos oscuros y sellados de algunas casas de familia en los alrededores del barrio. Después de la caída del régimen, los susurros se convirtieron en gritos de protesta, reclamos de libertad, luchas callejeras y conspiraciones de izquierda y derecha.
Así transcurrió el periodo entre la muerte de Trujillo y la llegada de Balaguer al poder en el 1966, donde sobresalen dos hechos importantes: el golpe de estado a Juan Bosch, dirigido por una entupida e insignificante burguesía trujillista, respaldada por la misma cúpula militar de la dictatura y la Revolución de abril, que dio al traste con el despótico triunvirato. El plato de cada día en esa época era hablar de política, porque no había gobernabilidad, la economía era una mierda y la gente tenía poco que hacer. De hecho, muchas oficinas públicas pagaban los sueldos con dinero donado por Estados Unidos
En los 12 años de Balaguer (1966-1978) muchas cosas cambiaron aunque se intensificó la lucha de clases entre la vieja y la nueva burguesía, por un lado y los sectores de izquierda por otro. Fue un periodo caracterizado por asesinatos políticos y también desapariciones aunque esta vez encubiertas bajo un manto democrático. Balaguer, definitivamente enterró el movimiento de izquierda en Republica Dominicana en la medida en que asesinaban, aquí y en el exterior, a sus grandes líderes surgidos de la Revolución de Abril.
Sin embargo, el tema político cedió espacio a otros asuntos de interés, tanto en lo económico como en lo social. Tasa de cambio, reservas, balanza comercial, inversión extranjera, turismo, reforma agraria, pobreza, etc, donde los medios de comunicación, algunos en manos de la nueva burguesía, jugaron un rol importante defendiendo los intereses de un naciente sector empresarial y de los grandes latifundios que luchaban por no perder sus privilegios.
Fueron 12 años de altibajos, salpicado de crímenes, persecuciones políticas, fraudes electorales, desembarco de Caamaño para luchar en las montañas, luchas universitarias, y confrontaciones sociales en todas las calles y ciudades del país, pero también de cierta bonanza económica y alto crecimiento por los buenos precios de las exportaciones de bienes tradicionales y el manejo prudente del gasto, donde la inversión publica jugó un rol preponderante en la generación de empleos.
Fue con la llegada nuevamente al poder del PRD en el 1978, que se comienza a destrujillizar las Fuerzas Armadas y a darle cierto crédito al tema institucional. En los 4 años de gobierno de Antonio Gustan se impulsaron importantes iniciativas para promover el turismo y las zonas francas, cuyas bases legales y mecanismos de promoción, habían sido creadas en los últimos años de Balaguer. También hubo un cierto reordenamiento del Estado donde se mejoró la eficiencia en algunos servicios básicos y la calidad de gasto, concentrando mayores recursos en la agricultura, la agroindustria y el desarrollo rural, donde se concentraba el 60% de la población (caminos vecinales, agua potable, riego, comercialización, etc.).
No obstante, al término del mandato de Guzmán y durante el gobierno de Salvador Jorge Blanco, ambos del PRD, comenzaron a aflorar los problemas de déficit en la economía, con su secuela de endeudamiento y desajustes cambiarios. En eso influyó la crisis financiera en Asia, que se extendió como pólvora y la fuerte caída de los precios de los bienes de exportación, obligando al país a firmar un acuerdo con el FMI en el 1984 que desembocó en cientos de muertos y heridos. Ahí cambio todo y desde aquel momento hasta el día de hoy se han firmado 8 acuerdos con el FMI, sin incluir el que se esta negociando en este momento.
Joaquín Balaguer, que se daba como enterrado políticamente, retorna al poder en 1986 dando inicio a una nueva era reformista que duró 10 años. Aunque menos represivo y más tolerante, Balaguer no dejó de seguir haciendo fraude en las elecciones para perpetuarse en el poder, una vez derrotando a Juan Bosch en 1990 y otra a José Francisco Pena Gómez en el 1994. Este último fraude lo forzó a abandonar el poder dos años después. Sin embargo, a diferencia de la bonanza económica que prevaleció en los años 70, Balaguer enfrentó una fuerte crisis macroeconómica en el 1989, que lo obliga a firmar un nuevo acuerdo con el FMI.
Finalizado ese periodo en el 1996, comienza la dinastía del PLD, interrumpida brevemente por la victoria electoral del PRD en el 2000 con Hipólito Mejia como Presidente. Los planes reeleccionistas de Mejia, que terminaron dividiendo al partido, se fueron al diablo por la crisis bancaria del 2003, facilitando el retorno al poder del PLD en el 2004.
Resumiendo este breve acontecer histórico, si nos remontamos a los tiempos del trujillismo y lo extendemos hasta principios de los 70, uno recuerda que casi todas conversaciones y noticias relevantes giraban alrededor del acontecer político. Con los años las cosas fueron cambiando y hoy se habla en otro idioma. Las desapariciones y asesinatos, las persecuciones, las torturas en la 40, la guerrilla, las luchas populares, la matanza de izquierdistas y la amenaza de golpe de estado, han dado paso a cosas más sofisticadas como delincuencia, corrupción, reformas fiscales, factoring, Sunland, tráfico de drogas y lavado de activo.
La pregunta es ¿Estamos mejor o peor que hace 40 o 50 años? Veamos. Antes, mataban a los enemigos del régimen y después a los comunistas, ahora matan al triple de gente sin importar ideología o el partido que gobierne. Antes, la delincuencia y la droga apenas se sentían hoy se sienten en cada rincón del país y en cada esquina de las ciudades, copando la vida de los dominicanos. Antes, había corrupción pública individualizada, hoy existe un despojo brutal de las arcas públicas por parte de una corporación de pandilleros enquistados en el poder. Antes, la deuda pública apenas existía hoy debemos una cuarta parte de la media isla que ocupamos donde el 50% de la población sigue siendo pobre. Antes, la salud y la educación eran precarias pero muchas escuelas públicas y hospitales superaban en calidad a los privados. Hoy esos servicios públicos no se lo merecen ni los animales.
Es una desgracia después de tantas vidas entregadas por la patria para que seamos un mejor país.