Ha concluido mi labor como coordinador de Participación Ciudadana, pero como mi condición de ciudadano dominicano continuará hasta la muerte, regreso al ejercicio ciudadano de expresar mis opiniones a través de mi columna en Acento.com.do.
Quiero reiterar mi compromiso de no utilizar esta columna para ejercer mi profesión de abogado defendiendo a mis clientes. Para esos fines están los tribunales y en los casos en que sea necesario los medios de comunicación, pero nunca esta columna, sin excepción. Quiero que los lectores sepan que al leerme, si así lo deciden, estarán conociendo la opinión del ciudadano, no la de mis clientes.
También debo aclarar que aunque en muchas ocasiones las opiniones expresadas en esta columna coincidirán con las posiciones asumidas por Participación Ciudadana, organización con la que seguiré colaborando, puede ocurrir que en algunas ocasiones no sea así. Por esa razón suspendí la columna mientras desempeñaba la labor de coordinador, para que nada de lo que expresara a título personal pudiera perjudicar a la organización.
Son muchos los temas que merecen ser comentados: el déficit del 2012 (se debe insistir hasta la muerte), el cada vez más escandaloso caso de Bahía de las Águilas, la lucha de Francisco Dominguez Brito contra la corrupción, los casos de Félix Bautista y Amable Aristy y las decisiones de jueces de la Suprema Corte de Justicia que han intervenido al respecto, la ruta que sigue el ya no tan nuevo gobierno de Danilo Medina, el cumplimiento por parte del presidente Medina del Protocolo por la Transparencia y la Institucionalidad.
También el desastre del PRD y el egoísmo de sus dirigentes, los casos de abuso de poder que ya comienzan a surgir en varios organismos del Estado, los planes del gobierno en materia de seguridad ciudadana y reforma policial, los eternos intercambios de disparos, el deterioro del sistema de justicia, las decisiones de las altas cortes, los temas de transparencia, la ley de partidos políticos, el futuro de la democracia en nuestro país y muchos más.
Mis opiniones se basan en mis conocimientos, con todas sus limitaciones, en mi percepción sobre los temas, muchas veces matizadas por la ingenuidad, la incredulidad, la decepción, la indignación, la vergüenza y quisiera que también por la alegría, el orgullo, la satisfacción. Se expresan con absoluta independencia partidaria y de la mejor buena fe. Espero que nadie me llame perredeista, pero si lo hacen deben saber que el insulto no me detiene.
Aquí estoy, de regreso, el mismo de siempre. ¡Hasta cada miércoles!