¡Volver a la normalidad! ¿De qué normalidad están hablando por todas partes del país y el mundo? Cada día me pregunto si volver a las nuevas normalidades post pandemia significa continuar las formas de vida que se han desarrollado en las últimas décadas en el país y el mundo o si esto significará repensar de forma critica todas las calamidades e injusticias que han salido al descubierto, sobretodo en nuestro país durante esta pandemia del coronavirus.
Me parece que este proceso de pandemia sufrido y vivido por todos, no ha sido asumido de forma crítica, con seriedad y responsabilidad para con la madre tierra y la sociedad, que implique replantear un volver a la normalidad de forma diferente. Se debería estar tratando de enmendar los errores que por siglos se han cometido. Esta pandemia ha sacado hacia fuera las injusticias, la corrupción, el racismo y las desigualdades sociales en contra de los sectores más empobrecidos heredados desde los procesos de colonización.
“Volver a la normalidad”, no debe significar volver a una sociedad clasista y racista, donde solo un grupo reducido tiene los privilegios de dirigir, de generación en generación, el presente y el futuro de nuestra nación a su antojo. Tampoco debe significar volver a cometer abusos y agresiones contra dirigentes que se manifiestan pacíficamente en contra del racismo que se vive a nivel mundial y por supuesto en la República Dominicana.
“Volver a la normalidad”, no debe conllevar ver y mantener un congreso que está para legislar y vigilar a favor de la mayoría, sin embargo, hace todo lo contrario, actúa ofreciendo dádivas a través de los denominados “barrilitos”, con los que manipulan la conciencia de algunos, planteándoles retoricas ausentes de prácticas que garanticen la permanencia de las diferentes formas de vida.
“Volver a la normalidad”, no debe encarnar un país donde los tentáculos de la corrupción propician cambios de las agendas en discusión. Hace varios meses la agenda nacional era la lucha contra la corrupción con el tema de robos y sobornos de Odebrecht y ahora se está alabando a falsos mesías que prometen regalar pasajes o transportes a miles de jóvenes, los primeros salarios, y hasta tirándoles pollos vivos en tumultos de personas en barrios empobrecidos, entre otras nimiedades ofensivas a la dignidad humana.
“Volver a la normalidad”, no debe simbolizar ni repetir el mismo tipo de campaña electoral donde se usan los recursos del Estado a favor de unos candidatos pisoteando el derecho que tienen otros partidos de competir en iguales condiciones, despilfarrando con ese clientelismo los recursos del pueblo. Poniendo en peligro la esencia de la gobernabilidad democrática, que en situaciones de emergencia debe quedar bien expresada y no los niveles de inhumanidad de acaparamiento de bienes (mascarillas, medicamentos, pruebas de COVID) que han hecho a los oportunistas más ricos y al pueblo más pobre y sin leyes que los protejan de esos especuladores que en muchas ocasiones viven resaltando los símbolos patrios, cristianos, prácticas incoherentes con la vida que profesan.
“Volver a la normalidad”, no debe significar seguir con la depredación forestal y destrucción del medio ambiente talando grandes cantidades de árboles, secando manglares, lagunas y cañadas, ni seguir permitiendo construcciones ilegales en diferentes lugares del país afectando los recursos naturales. Durante la cuarentena siguió la extracción indiscriminada de materiales de construcción en Nigua, Najayo, en el Río La Pared, Mano guayabo, entre otros lugares del país con la indiferencia de las autoridades.
“Volver a la normalidad”, donde los niveles de violencia contra las mujeres en República Dominicana se ha vuelto una real pandemia y no se toman las medidas contundentes para evitar las decenas de asesinatos y maltratos contra ellas en el país cada día. El año pasado fueron asesinadas más de 60 mujeres dejando como consecuencia a cientos de niñas y niños huérfanos y la destrucción de lazos familiares. Es penoso ver como durante este confinamiento según el Observatorio Político Dominicano, se realizaron 1,437 denuncias de violencia y lamentablemente 9 asesinatos a mujeres.
En conclusión, si volver a la “normalidad” post-pandemia significa todo esto habría que reconocer que el aprendizaje que hemos tenido durante estos meses del año no nos ha servido para cuestionarnos y reflexionar sobre cómo hemos vivido a espaldas del prójimo, de cuidar la casa grande que nos alberga y sobre todo el respeto a nuestras vidas, entonces yo no quiero “volver a esa normalidad”.