Cada 8 de marzo en el planeta conmemoramos el Día Internacional de la Mujer en honor a las obreras de la aguja de Nueva York que lucharon por reivindicaciones laborales y marcaron el camino de la emancipación de las trabajadoras con sus voces y su tremendo valor.

El eco de su atrevimiento es la clarinada que nos revela el legado de su lucha por el reconocimiento de la igualdad de la mujer frente al hombre a nivel social, económico y político, trascendiendo desde el siglo XIX, el discurrir del siglo XX y alcanza a este siglo.

En esta fecha de marzo nos damos cuenta que las mujeres seguimos relegadas, aún no somos tratadas en condiciones de igualdad; esta sigue siendo nuestra lucha y aunque tenemos claro que nos pertenecen la mitad del cielo, la mitad de la tierra y la mitad del poder, aún nos cuesta el doble conseguirlos.

Sé que seguiremos trabajando con tesón y perseverancia de mujer por la igualdad y sueño con dejarle a mi hija la esperanza de que ella podrá celebrar el 8 de marzo de manera más lucida y notable, de que ella vivirá el día en que logremos una sociedad humana más equilibrada, más justa y por ende, sin violencia.

Para las dominicanas, es una fecha en la que repasamos los retos pendientes: desde conseguir la igualdad salarial a erradicar la violencia contra la mujer, pasando por incrementar la presencia y participación femenina en los órganos políticos, legislativos y de gerencia empresarial.

A 110 años de la proclamación del Día Internacional de la Mujer, que ocurrió en 1911,  las mujeres dominicanas conmemoramos, más que celebrar y hacemos un alto para reconocer a cada una que desde su respectivo espacio de vida demuestra que con trabajo, dedicación, educación, entrega y coraje podemos ser las mejores e inspiración para cientos de miles de mujeres que desde la cotidianidad construyen la grandeza de la patria.

Si a usted, al leerme en esta mañana o viendo día a día a su esposa, a sus hijas, a sus hermanas, amigas o colaboradoras, le cruza por su mente la interrogante ¿QUÉ NECESITAN Y QUÉ QUIEREN LAS MUJERES DOMINICANAS?, me atreveré a contestar por todas ellas y por mí: Queremos igualdad, queremos levantarnos cada día seguras y confiadas de poder acceder a una vida y una sociedad donde el respeto a nuestra dignidad sea la regla y participemos en el desarrollo del país de modo sostenible.

Las mujeres dominicanas estamos de pie, atrevidas y decididas a seguir construyendo el camino hacia la igualdad.  En este camino de levantar puentes hacia la igualdad debo citar los logros y desafíos que me comprometen como mujer de este tiempo y legataria de los cientos de dominicanas que antes han trillado el camino para dejarnos la luz necesaria para que, en su memoria y en la memoria que construimos día a día, plasmemos una sociedad dominicana libre de violencia donde mujeres y hombres edifiquemos juntos una cultura de paz, de amor, tolerancia e igualdad.

ONU Mujeres eligió como tema para este año: “MUJERES LIDERES POR UN FUTURO IGUALITARIO EN EL MUNDO DE LA COVID-19”, honrando así los enormes esfuerzos que realizamos mujeres y niñas en todo el mundo para, en medio de la pandemia, forjar un futuro más igualitario y recuperarnos de esta crisis que ha cambiado la vida en el mundo entero.

Durante la pandemia las mujeres continuamos con la responsabilidad de la agenda del cuidado, por lo que una distribución equitativa de los cuidados y del trabajo doméstico no remunerado sigue siendo un reto a superar. Además hemos sido las más afectadas por el desempleo, sobre todo porque ocupamos mayormente las cadenas de servicios en el mundo laboral formal e informal, situación que debe de ser bien ponderada a la hora de planificar la recuperación económica después de esta crisis que sacude el mundo .

Hemos retrocedido en la lucha por superar la pobreza, donde las mujeres seguimos siendo las más afectadas y la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se ha frenado de manera notable.

En nuestro país, como en el mundo, las mujeres se encuentran en la primera línea de la crisis de COVID-19 como trabajadoras de la salud, cuidadoras, innovadoras y organizadoras comunitarias, y se ha revelado la importancia fundamental de las contribuciones de las mujeres, tanto como las cargas desproporcionadas que soportan sobre sus hombros.

Las mujeres somos jefas de gobierno en tan solo 20 países del mundo y justo esos son modelos de éxito en el manejo y contención de los efectos de esta pandemia. Las mujeres que dirigen estos paises ha reaccionado más rápido y con mayor eficacia ante los impactos sanitarios y socioeconómicos, como hemos podido ver en Diamarca, Etiopía, Filandia, Alemania, Islandia, Nueva Zelandia y Eslovaquia, además de que las lideresas de hoy tienen una forma de comunicar más amable, humana y cercana a la gente.

Nuestro país tiene mujeres que nos representan en todos los niveles de poder, desde la vicepresidencia, el congreso, alcaldías, ministerios, directoras de medios de comunicación, empresarias, hasta llegar a las aulas donde representamos sobre el 65% del alumnado, tanto a nivel escolar como de educacion superior. En este escenario se nos plantea el gran desafío de apostar, en un futuro cercano, por tener a una mujer como presidenta de nuestra nación.

Y si alguien tiene alguna dudas sobre si estamos preparadas o no para esa realidad, solo debe mirar cómo hemos gestionado esta crisis las mujeres en el mundo. Que a nadie le quede duda alguna: estamos preparadas y disponemos de liderazgos, probados y en camino a desarrollar, para optar a candidatas para ser presidentas del país.

Si de algo estoy convencida es que la igualdad de género solo la lograremos juntos hombres y mujeres, con trabajo y perseverancia, por lo que invito a todos los hombres dominicanos a sumarse a esta carrera por la igualdad.

Que las mujeres dominicanas sigan abriéndose espacios en nuestra sociedad y tengan garantizados los mismos derechos que los hombres,  ¡eso no tiene vuelta atrás!