Esta semana recibí por correo electrónico la petición de E-bay para enfrentar a los grandes comercios que en Estados Unidos están proponiendo gravar las ventas por Internet.
En Estados Unidos al igual que en República Dominicana, el comercio tradicional ha visto como el consumidor empoderado busca mejores opciones y ha encontrado en las compras en línea una manera de acceder a mejores precios, variedad y hasta servicios. Aunque dentro de Estados Unidos todas estas compras pagan impuestos, los consumidores pagan el impuesto correspondiente al Estado en que compró y no el que aplica al Estado donde reside y por eso los comercios ondean la manida consigna de competencia desleal.
No voy a abundar sobre este punto. Es consabida la resistencia al cambio y a adaptarse a nuevas tendencias que en este caso son una realidad incontrovertida. El transporte y las telecomunicaciones nos acercan al mundo y el Internet es hoy en día el principal mercado; toda energía que se invierte tratando de dificultar o impedir su acceso es tiempo perdido.
Lo que mueve esta reflexión es quienes están haciendo esta petición: son las pequeñas empresas de Estados Unidos y otros países, que, gracias al Internet han podido internacionalizarse. Estas empresas hoy tienen presencia global a muy bajo costo y captan consumidores de cualquier parte de los Estados Unidos y del mundo; una oportunidad que anteriormente solo tenían las empresas multinacionales y las grandes cadenas comerciales.
En nuestro país, donde existe una plataforma tecnológica moderna, donde la banca permite transacciones en línea y donde una miríada de deliveries, y transporte puerta a puerta han desarrollado la capacidad de llegar a cualquier lugar, no existe la posibilidad para los dominicanos comprar por internet en nuestras propias tiendas, menos aun el interés de estas tiendas por captar consumidores alrededor del mundo.
Las empresas invierten en correos publicitarios masivos, pero cuando el consumidor quiere explorar lamercancía se encuentra con una página muerta de internet, parecida un anuncio de paginas amarillas. Qué impide a esos pequeños y grandes establecimientos colocar su negocio además por Internet? Que les impide dar una serie de facilidades y servicios que hagan la compra localpor internet mas confiable y placentera, ofreciendo por ejemplo facilidad para devoluciones, servicios de instalación, oferta de garantías o reparaciones?
La amenaza del Internet como lugar de compras, contactos y transacciones no va a desaparecer por aplicar o no un impuesto, es hora de entender la oportunidad que representa el Internet. En este país hay casos de éxito que deberían estudiarse y promoverse en lugar de insistir en los casos de fracaso y pérdida. No sigamos llegando tarde a todas las citas con la competitividad y el desarrollo.