En Cutupú, provincia de La Vega, me dijo Raposo un día:
¨Gome, ei que anda a pie no e gente. A la mujere lo que le guta e la gasolina. La cancioncita aquella dice la veidá. Y eso que la gasolina no etaba cara na, todavía era ma barata que lo peifume.
Oiga, ei que anda a pie e ma desabrío que una Toyota. El que anda a pie pue oividaise de tirái un Volvo. Ei que anda a pie tiene que dejái ei pueblo y tiraise pai monte, sei un Montero. Dígamelo a mí, que namá he tenío ei carrito de Feinando…Mire, ei que anda a pie tiene ma Focus que Colón, ¡Zafira! Oiga, ei que anda a pie no e gente. Punto.
Ei que anda montao no, ese pue sei un vamoaipueblo, pero la mujere lo ven como un Jaguar. Ese pue tenéi un Mini y sei ma rápido que un Ferrari, pero la mujere dirán que e ei mejói amante.
Oiga, a mí me gutan la mujere ma que ei diablo. Me gutan toa, toitica. Me guta Octavia. Me guta Fabia. Me guta Tata. Me gutan toa, toitica. Pero la que ma me guta e Mercedes. Esa e la que ma me guta, me guta de veidá. Y esa no e una santica na: yo se que e Yamaha. Esa ha resueito hata con Martin Auston, un gringo que conoció en Sosúa donde ella era Simca Panda, y dique quería lleváisela pa California. Ahí fue que ella aprendió inglé. Pero ei gringo lo que quería era Dacia la y depué la botó.
Yo no, Gome, yo la quiero de veidá. Con esa tengo un queso PeuGEOT, Gome. A esa la agarro y la defifarro. A esa no la saiva Nissan Checheré. Me la llevo pa lo motele y le hago de to: le trabajo el Clio, la pongo a chirriai manque sea Honda, la pongo colorá como una Cayenne, le hago to lo número, dede ei 308 hata ei 5008. A esa le digo yo “Susuki, Susuki mai lo”, en inglé. Mire vea, a esa lo meno que le mando son Quattro. A esa le pinto un muchacho como si fuera Picasso. Pero la maivá me dice que sin carro no me sale na.
Gome, yo me dije, esa me la levanto o me quito ei nombre. Y me puse a trabajai, a echa día en lo conuco, y no bebía ni fumaba ni apotaba en la gallera. Guaidéi to lo chelito, to. Y depué me fui a una agencia, a sacai mi carrito, manque fuera uno viejito. Ei tipo me se rio en la cara. Dique eso no daba pa na. Depué de mucho dai aco, saqué un Honda setenta, y eso, que no me lo quería ni Fiat.
Y ahí arranqué pa su casa, bañaíto, limpiecito y mueito e risa. Me paiquiéi lejo pa daile la soipresa. Ella taba en la galería, me vio y me dijo “Raposo, ¿Qué e lo Kia?”. Y yo le dije “Te Twingo que deci aigo ¡Mami, toy montao! O Seat, que ya me pue querei” Y ella “¡Qué Chévrolet! Y yo ¡Mercedes, Benz!¡Cámbiate!” Y ella “¿What Ford?” Y yo ¡Vámono pa lo nicho, que Hilux y ese airecito debe etai de lo ma Prius”. Ella fue y se cambió y salió juyendo, Gome, pero cuando vio el Supei Cub paiquiao en la calle me dijo “¿Y tú cree que en eso yo Mitsubishi?Yo no me Subaru en motore ¡No, no y Renault” . Me dio tremendo Porsche. Y ahí me etralló la pueita y no ha querío hablaime ma.
Un dia la vi paseando, muy acaramelá, dei brazo de Polo Mejía. Ei andaba vetío con ropa cara, ropa Clase A, con uno de eso pantaloncito de jugai Golf. Y yo me dije “¿Qué Citröen eso do entre mano?¿Qué Passat ahí?¿Qué Sharán eso do?” Y ahí me habló, pero pa echaime vaina. “Raposo, te presento a mi Alfa y Romeo, vamo pa una Fiesta. Ei anda montao, no como tú, come Simca, come Qashqai”. Y yo le pregunté, “¿Hace mucho que utede son noivo?” Y ella “Mmmummmum, Maseratti”. Depué me Lancia una mirá de buila. Yo siempre tuve miedo que un pendejo con carro Megane. Gome, peidí ese pleito, no tenia Mazda que hacei.
Aconséjeme Gome, yo ya toy muy viejo pa andai de Pajero.
“ Raposo, métase a político, de los del gobierno”, le dije yo.