El artículo 136 del Código Procesal Penal, establece: ¨IDIOMA.- Todos los actos del proceso se realizan en español. Todo documento redactado en idioma extranjero, para su presentación en juicio, debe ser traducido al español por intérprete judicial. Durante el procedimiento preparatorio, el imputado siempre puede solicitar la traducción de cualquier documento o registro que se le presente en un idioma diferente al suyo.¨

He leído, con estupefacción, que el primer documento presentado por la acusación contra los acusados del famoso caso Odebrecht, fue presentado en portugués, y por vía de consecuencia, los prestigiosos abogados que representan los imputados, ni cortos ni perezosos, solicitaron y obtuvieron la exclusión de dicha prueba, que la misma Procuraduría considera fundamental.

El Magistrado Camacho, anuncia, por otra parte que el órgano acusador, procederá a recurrir en Oposición,  a lo cual tiene derecho, dicha decisión incidental dictada por el tribunal, pero le auguro, y él lo sabe perfectamente, que será una pérdida de tiempo absoluta, y sobre todo, ahondará aún más su propio sentimiento de derrota, porque el tribunal, no tiene otra posibilidad que, mantener su sentencia de exclusión, procesalmente, no puede ser de otra manera.

Yo, que soy un leguleyo en materia penal y procesal penal, siempre he tenido presente esta norma, este dogma del derecho procesal penal. Los documentos para ser introducidos al proceso deben ser objeto de una traducción, y no solo una traducción, sino una legítima y avalada por el propio Estado.

Esta pifia grave, gravísima para la acusación, no puede justificarse, ni avalarse bajo ningún concepto, excusa o motivo. Cualquier estudiante de derecho, y más profesionales avezados y curtidos por las luchas de la Procuraduría, debían saber, más que cualquiera de nosotros, que, este documento debía ser sometido al debate conforme al debido proceso de ley, porque de este cumplimiento depende el derecho de defensa. Es como si se juzgara en portugués a una persona que no domina dicho idioma, y por vía de consecuencia, el proceso para su preservación y legitimación, se hace en un idioma que el imputado entienda.

Como dice Marino Moreno, disfrazado de Cantinflas, en la película ¨Ahí está el detalle¨:  ¨No me falte el respeto señor, no soy cualquier cosa, soy el acusado¨ y en efecto, todo el proceso, gira alrededor de la defensa de los derechos de este personaje, que es el principal en el proceso, ya que si nos atenemos a las razones de Cantinflas, es precisamente sobre este que se desenvuelve el juicio, y las garantías debidas a lo que se denomina, debido proceso de ley.

Por lo anterior, me luce extraño, hasta pendejo, el hecho de que este documento haya sido depositado en Portugués en la acusación, y que peor aún, luego de presentado y antes de su presentación, no se hubieran realizado los remedios correspondientes, para por lo menos tratar de salvar la cara de la acusación, ante un desliz tan palpable, evidente y ensordecedor.

Como dice el pueblo, hay cosas que de lejos parecen una cosa, y cuando uno se acerca, es precisamente lo que una creía ver en la distancia.

Un error tan grosero, tan evidente, tan plausible, a veces no es un error, sino un hecho realizado de manera deliberada y planeada, precisamente para que se haga lo que debe hacerse, sin enseñar la real intención del desaguisado.

Camacho, no recurras en oposición, reitero que perderás el tiempo, y harás quedar a la Procuraduría, mal, muy mal.