Sobre los resultados del Informe Pisa 2018
“En los datos de 2018 los estudiantes dominicanos obtuvieron 325 puntos en matemáticas, en 2015 (328).
En lectura la República Dominicana obtuvo un resultado de 342, y en 2015 (358).
En ciencias, la República Dominicana tuvo una mejoría de 4 puntos con respecto a su análisis de 2015. El país obtuvo 336 puntos, en 2018, con respecto a 332 en 2015.
El país ocupa el lugar 76 en lectura y el 78 en matemáticas y ciencia.”
Estos son los datos que han levantado la última semana, la voz de alerta en las redes sociales; sectores oficialistas que justifican los resultados; y de oposición y sociedad civil que están muy preocupados y los cuestionan.
De la llamada “revolución educativa” a la realidad.
Saben los dominicanos/as a ciencia cierta en qué se ha ido el 4 % para educación? Lo que si es evidente, es que la inversión que se ha hecho, lejos de ser la solución, se ha convertido en un festín entre infraestructura, contratas, gastos, publicidad y botellas que abultan la nómina de educación y que se aleja de lo que son sus prioridades.
Estamos llamados a repensar sobre el modelo de educación, el método de enseñanza, y las herramientas pedagógicas.
El llamado del ministro de educación a todos los sectores para que se integren el próximo año en una consulta, se queda corto en estos momentos en que la ciudadanía esperan una actitud más responsable, crítica y sincera, donde las autoridades digan que han fallado en su rol de garantizar educación de calidad, maestros formados y políticas educativas definidas.
La mayor muestra del nivel de deterioro del sistema de educativo, se puede apreciar a través de las reflexiones y experiencias del sociólogo y educador Juan Miguel Pérez, que en su cuenta de Twitter (@operacionlazo) hace un ejercicio muy interesante y participativo; vive permanentemente narrando las historias de sus estudiantes; y denuncia la inequidad social y precariedades que estos enfrentan; en una sociedad donde hay una clase social que ha tenido la oportunidad de “educarse” en colegios y universidades privadas, y otra que a duras penas puede conseguir dinero para transportarse a la universidad. En unos de sus más recientes mensajes dice: “La semana pasada, mis estudiantes expresaban como sienten en sus lugares de trabajo, la desigualdad tan abrupta que se vive hoy en RD, entre las carencias elementales que padecen ellas y ellos en sus vidas de un lado, y del otro, la sobreabundancia de riquezas de las que son testigos en sus lugares de trabajo.” Invito a seguirlo y debatir sobre los temas que él promueve para el sano debate de ideas.
A esos que imponen sus procuradores, jueces, fiscales, a esos que mediante su mayoría en el congreso nacional eligen a los jueces de la Junta Central Electoral (JCE), imponen sus reglamentos, que se colocan por encima de la constitución, que no hacen nada ante el mercado de compra y venta de cédulas; que permiten el uso abusivo de los recursos del Estado; estemos claros, es a esas mismas autoridades es que le estamos exigiendo tener derecho a una educación digna y de calidad.
Cuando se sacan malas notas, siempre se busca todo tipo de pretextos, para justificar lo indefendible; en lugar de pasar un balance que permita tomar las medidas de lugar y aplicar los correctivos correspondientes, el asunto es que aquí el tema obligue a tocar las raíces del problema.
Y al final por qué seguimos en la cola de los índices internacionales? La falta de voluntad política de los gobiernos de los últimos 50 años, ha sido un gran impedimento para el cumplimiento de la Ley General de Educación 66-97.
Abramos las sombrillas amarillas otra vez
Me resisto a seguir habitando en un país que se conforme con estar en los últimos lugares en materia de educación, ¿y tú?
La sociedad está en el momento de volver a abrir las sombrillas amarillas, porque lo que está ocurriendo es sencillamente indignante.
Vistamos de amarillo y pongamos nuevamente el tema en la agenda nacional, movilicémonos.