El Diálogo Nacional para el Fortalecimiento Institucional y la Gestión Eficiente del Estado, es una iniciativa loable; pero hay que evitar que sea un ejercicio más de la “cultura del análisis”, otra forma de entretenerse, partiendo de lo que dice la cruda realidad de décadas en la que si bien son valiosos los diagnósticos y los abiertos debates, si no hay efectiva ejecución, poco sentido tiene generar nuevas expectativas no sólo de cambios sino de transformaciones ya ineludibles en varias áreas de la vida nacional.
En lo que sí puede haber no solo consenso, sino una casi absoluta aceptación corresponde a los distintos temas hoy de nuevo sobre la mesa, que aún esperan efectivas soluciones que no acaban de llegar.
Pocos países del mundo han hecho tantos diagnósticos y debates de los importantes temas de su agenda nacional como la República Dominicana, y todo parece indicar que al menos se vuelve a los diagnósticos o al menos a su actualización; pero, por favor, no quedarse ahí, pues aunque da la sensación de solución, no es solución, solo espejismos.
Cumplir efectivamente con los temas de la reforma base del actual Diálogo Nacional, con el valor agregado del escenario que involucra y compromete al liderazgo político nacional equivale objetivamente a dar un gran salto de calidad en los avances de la República Dominicana hacia un mejor futuro que equivale a la superación de un pasado y un presente que debió ser mejor.
Sólo proyectar soluciones efectivas a los siguientes temas que se presentan a continuación en orden alfabético, lo dice todo: Agua, Calidad Educativa, Electoral, Eléctrico, Fiscal, Hidrocarburos, Laboral, Medio Ambiente y Cambio Climático, Modernización del Estado, Política Exterior y Migración, Salud, Seguridad Ciudadana y Reforma Policial, Seguridad Social, Transformación Digital, Transparencia e Institucionalidad, y Transporte.
Son variadas las iniciativas que se han tomado en el país al menos por cuatro décadas que ha tenido esa calurosa acogida y gran respaldo de toda la sociedad y el liderazgo político en todos sus matices, respecto a lo cual hay que siempre repetir que la historia ha demostrado que es una positiva cualidad y un gran punto de partida.
Más, citando sólo tres experiencias: versión original del Plan Decenal de Educación, Estrategia Nacional de Desarrollo y el Pacto Educativo, en un elemental examen en el tiempo de tales iniciativas, obliga a una seria reflexión y justificadas dudas respecto a la actual iniciativa del Diálogo Nacional.
¿Qué procedería cambiar para superar lo acontecido?
Se entiende que un detenido enfoque hacia la Gerencia desde su perspectiva académica y práctica podría ser una parte importante de la solución.