Parafraseando un anuncio diré, pero “ete pai si e’epecial”, nos damos unos funcionarios “sui géneris” expresión  muy escuchada por mí hace muchísimos años dicho con mucho “aquel” por un altísimo y destacado funcionario de los años de Balaguer y “ma pa’lante”, cuando aspiraba a cargos importantes e iba a buscar asesoría donde la abuela de mis hijos.

A lo largo de la pasada administración, la delincuencia era el pan nuestro de cada día. Hoy sigue igual, no hemos avanzado ni un paso, yo diría que vamos como el cangrejo, caminando pa’trá.

En esa administración, el funcionario que le tocaba regular, dirigir o dar pautas para un control de la delincuencia, como buen cibaeño y haciendo gala de tan rica forma de hablar, dijo que ¿quién dijo de delincuencia? que era solo una “peiceción”.

Con todo y peiceción, la gente siguió teniendo miedo de salir por ser atacada por desaprensivos. Cuando se veía un motor cerca, se pensaba que lo iban a asaltar. Si venían dos hombres con un caminar medio tumbao, como el de Pedro Navaja, quien iba caminando por una acera se cambiaba a la del frente. Es más, particularmente mi terror fue y sigue siendo tan grande, que he optado por quedarme en mi casa y solamente salir si mis hijos me vienen a buscar para hacer mis diligencias, de otra manera me conformo con ver pasar a la gente por el frente de mi casa.

Lamentablemente, el director actual de la policía dijo que la delincuencia había bajado en esta administración. Bueno, será una mala percepción de nosotros los ciudadanos que pensamos que no y el mejor ejemplo es el crimen de los pastores en Villa Altagracia, el del joven de Padre Las Casas, el del pasado sábado en Boca Chica y el de cantidad de personas de diferentes edades que llenarían una lista interminable y que son considerados un número más.

Pensé que los desaciertos eran de los años anteriores. Creí tal como se me prometió que tendríamos un cambio, pero en lo que concierne a los funcionarios, las meteduras de patas al justificar sus actuaciones, dejan mucho que desear.

Mi transitar por las calles de Santo Domingo se circunscribe de mi casa en la Zona, al Club Naco, en Naco. Llevo a mi nieto al baloncesto, como buena abuela entregada, dedicada y “jodida”.

Tomamos un taxi, voy diciéndole al taxista que no coja por la Kennedy porque no llegamos a tiempo. Que se vaya por la 27 de Febrero y luego por la Ortega y Gasset porque aunque es más lejos, los tapones nos permiten avanzar de a poquito.

Con el cambio del sentido de las vías, tenemos que dar muchísimas vueltas para llegar a nuestro destino. No le he visto lo funcional del cambio, pues tardamos más que antes.

Al regresar a la casa, mi angustia es grande ya que mi hijo me espera para llevarse a mi nieto a hacer las tareas del colegio. Cuando le digo que nos vaya a buscar me dice que es imposible, ya que pasaría todo el atardecer en las calles de Santo Domingo.

Otra vez a dirigir al taxista, -vámonos por la Kennedy, es lento, pero avanzaremos algo. Cuidado con irse por la México. Tome mejor la Arzobispo Nouel. Esos carros que vemos hasta el final son menos que por la Mella. Aquí en el Parque Independencia vaya con cuidado, mire la cantidad de carros y voladoras…

Si por la tarde mi hijo mayor me viene a buscar para ir a su casa tomamos la Kennedy de Sur a Norte, y que conste, es la vía más cercana, tardamos cerca de una hora para llegar. Muchas veces toma la Bolívar hasta la Luperón, de ahí devolverse por la Kennedy, toda una gira, pero dice que tardaremos menos. Yo ya no sé qué es mejor.

Según mi parecer, en cada administración aparece un funcionario gracioso que al no poder dar una respuesta satisfactoria, dice lo primero que se le ocurre.

Parece que todo el santo día es “hora pico” porque el “per se” es insoportable.