La navidad y el fin de año se nos han vendido como una época festiva y de hecho se realizan celebraciones en todos los contextos donde nos solemos desenvolver. La gente se reúne, baila, canta, come, se entregan regalos, se comparten tragos y cada fin de semana se programa un encuentro distinto al que hay que asistir.

Comercialmente es la época donde hay mas movimiento económico por la entrega del sueldo No. 13 que  permite a algunas familias hacer cositas en la casa que con el presupuesto ordinario no puede afrontar.

Se supone, con todas estas condiciones, que deberíamos estar alegres y gozar realmente de todo lo que está ocurriendo, pero esto no siempre pasa. De hecho la navidad y la época de fin de año es el tiempo en que las personas manejan más tristeza, depresión y ocurre un alto número de muertes por suicidio.

Hay cantidad de personas que de hecho participan de las fiestas pero a lo interno están tristes y nostálgicos, se sienten vacíos, lloran y necesitan alguien que los acompañe en su tristeza, pero hay demasiado ruido para escuchar y distracciones para observar lo que está diciendo sin decir, la persona a nuestro lado.

Es que el fin de año, como fin, cierra círculos, etapas, ciclos que no siempre terminan bien y los balances muchas veces quedan en rojo. Es el momento de revisar lo que pasó y trazar metas que se supone deberíamos saber hacer, según los expertos, pero que no siempre tenemos claro lo que queremos en la vida.

El año que termina pudo haberse llevado personas queridas, relaciones importantes, proyectos soñados y todo esto provoca un duelo necesario de vivir y sanar; pero no hay tiempo para vernos pues las luces de los arbolitos nos deslumbran y la mirada interior se dificulta.

Como siempre, los sistemas de apoyo como la familia, los amigos y amigas son la tabla de salvación para estas situaciones y hay  algunas sugerencias que podrían servir para ayudar, tanto al que está triste como al que tiene a alguien triste a su lado:

–       Si se siente triste dígalo, no espere que los demás lo adivinen, diga cómo se siente y lo que quiere que la persona haga por usted.

–       Si no quiere ir a una fiesta más, no vaya. Suelte un poco los compromisos y ocúpese de usted.

–       Si le da trabajo pedir ayuda no lo haga de manera personal, escriba un correo y atraiga a usted la persona que necesita en ese momento. Si esto no es posible, para empezar, escríbase a usted mismo ese correo.

–       Si la tristeza no para, si no puede dormir y se han alterado sus rutinas diarias busque ayuda profesional.

–       Si usted no está triste pero sí alguien a quien usted conoce, ofrezca sus oídos, no pregunte por qué está así o que le pasa, no cuestione ni diga qué es lo correcto, a veces sólo basta estar ahí en silencio, sólo póngase a la disposición de escucharle.

–       Si la persona quiere irse de la fiesta déjelo ir, acompáñelo si es posible y entienda sus sentimientos, no tiene que estar de acuerdo, sólo compréndalo.

–       La tristeza no se va con una fiesta más, con un trago más, con una relación sexual más, con un regalo más, todo esto sólo la disfraza. De manera que si quiere realmente ayudar haga que su aporte sea más imperecedero, que aunque le cueste un poco más de tiempo o perderse parte de la fiesta, habrá cumplido con un deber de amor que tenemos con los demás y que es un gran regalo que podemos dar en esta navidad.

solangealvarado@yahoo.com

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