De evangelismo digital y revoluciones 2.0 (¿“Revolución Twitter” y “Revolución Facebook”?)

“Evangelismo digital” es una palabra que ha llamado mi atención. No se trata de usar la tecnología para evangelizar, sino que la misma está referida a la creencia de que la tecnología como fin es el sine qua non para salvar al mundo.

De este lado del charco, esa es una visión sintomática. He escuchado y leído a algunos autores “predicar” con vehemencia acerca de cómo la tecnología hace esto o hace lo otro. Pero me pregunto: ¿hasta qué punto puede pertenecerle el  éxito a los medios y no a las personas?

Hay dos hechos recientes que, por estas lindes, han sido motivo de análisis y han servido de base para los evangelistas digitales. Ambos se enmarcan en lo que algunos han llamado “La primavera árabe” y va referido al conjunto de revueltas populares que tuvieron lugar en países del Norte de África, de ahí su nombre, entre 2010 y 2011.  Señalan a Internet y las redes sociales como responsable, por ejemplo,  del cese de los gobiernos de  Zine el Abidine Ben Alí, en Túnez, y de Hosni Mubarak, en Egipto.

Destacan que, en el caso de Túnez, Facebook sirvió para convocar las manifestaciones y difundir los vídeos de las protestas.  Con tan sólo colocar la palabra Túnez en el buscador de esta red social se podía acceder a los videos en cualquier parte del mundo. Agregan también como Anonymous, un colectivo de hackers, ayudó a los tunecinos, bloqueando las webs del gobierno.

En el caso de Egipto, los manifestantes también convocaron la primera manifestación a través de una red social,  Twitter. En un reportaje titulado: “Egipto, la revolución que se organizó en las redes sociales en Mundo 2.0”,  publicado en el portal de la emisora Cadena Ser, Madrid, se explica que en unas horas se subieron 3.500 videos sobre la revuelta en Youtube y la palabra "Mubarak" se repitió en Twitter hasta 55 veces por segundo.

Con estas preguntas lo que busco es que pensemos hasta qué punto es cierto que las redes sociales son libres  y  que en ella no hay censura y que la información fluye con total libertad. ¡No se trata de paranoia! Es importante leer el testimonio de Annie Machon,  ex espía del MI5

Como sus posibilidades de contrapeso, señalan que cuando Twitter fue bloqueado, por órdenes de Mubarak, esta red social se alió a Google, e hicieron posible que los egipcios enviaran a un número asignado un mensaje de voz desde su móvil que se convertía  en un tweet y podría ser buscado a través del hashtag  #egypt. De esa manera, cualquier medio de comunicación, en cualquier parte del mundo,  podía saber lo que estaba sucediendo en el país africano.

Los hechos acaecidos en la “Primavera Árabe” han llevado a apologistas de las nuevas tecnologías, entre los que se cuentan políticos, periodistas y analistas sociales, a poner de moda  términos  como “revolución Twitter” y “revolución Facebook”, siendo Internet y las redes sociales señalados como responsables del éxito de estas y otras movilizaciones.

¿“Revolución Twitter” y “Revolución Facebook”?

Mientras algunos defienden las posibilidades de Internet y las redes sociales, en los contextos de lucha,  hay quienes llaman a no sobredimensionar. Evgeny Morozov, un joven, activista y analista bielorruso, en su  libro llamado The Net delusion (El engaño de la Red), explica  que por un lado, siempre ha habido  visiones ingenuas y optimistas ante la aparición de cada nueva tecnología de las comunicaciones (Ejemplo artículo antiguo titulado “El fax os hará libres”). Por otro lado, indica que también los dictadores pueden emplear estas nuevas tecnologías para vigilar, perseguir y tender trampas a sus oponentes. Sobre todo, insiste en que Internet no anula los mecanismos habituales de la política del poder. “Es la política la que decide si el dictador va a caer derrocado, como en Túnez, o si van a golpear y encerrar a los blogueros, como en la Bielorrusia”, dice.

Personalmente, pienso que los medios son medios, herramientas,  y que para evaluar su uso en cualquier  acontecimiento es preciso, así como pasó en la ilustración, colocar al ser humano en el centro de este proceso y no creer que los medios por sí solos son capaces de jugar el rol libertador. De no hacerlo así, caeríamos en posiciones fetichistas y teleológicas donde el objeto y la técnica son colocados por encimo del sujeto.

En el caso específico de la primavera árabe, considero que sin un movimiento de protesta social, conformado por personas, las redes sociales no hubiesen servido de nada. Es preciso irnos a las causas de esas revueltas populares. Encontraremos entonces, factores estructurales y demográficos, unas pésimas condiciones de vida, alarmante nivel de desempleo y, encima de eso, regímenes corruptos y autoritarios. En este sentido, el sociólogo español y teórico de la Sociedad de la Información, Manuel Castells, descarta que Internet haya sido la causa principal de las revueltas árabes y señala, en su lugar, a la miseria, la exclusión social, la falsa democracia, la falta de información y la represión.

También hay que revisar el término “revolución” porque si conectamos las demandas con la situación actual que se vive en Túnez y en Egipto nos daremos cuenta que no ha habido transformación profunda, por lo que considero que no es correcto usar esta categoría.

No me malinterpreten, no menosprecio el potencial que tienen las redes sociales, pero me parece una observación válida para muchas personas que creen que para hacer las revoluciones sociales basta crear un evento en Facebook. Yo soy usuaria y muy apasionada de los nuevos medios de comunicación, pero todavía mi mayor pasión son los seres humanos y creo que todos los cambios vendrán de él y por él. Recordemos esto para que seamos conscientes del compromiso de transformación y mejora del mundo que tenemos como género humano.

¿Y si cambiamos el contexto?

Acerca del evangelismo digital, es interesante la opinión de Rosa Miriam Elizalde, editora de Cubadebate y ganadora del premio Juan Gualberto Gómez, en periodismo digital (2010). Ella explica que: “Hay una especie de evangelismo digital que trata de sobredimensionar la trascendencia de las redes sociales. Esta es una visión interesada y manipuladora, que intenta supeditar las motivaciones de los individuos a determinados instrumentos, que no son neutrales”.

Además, sobre las posibilidades de alcance, indica que las redes sociales establecen entre los individuos lazos débiles, esenciales para compartir información y crear puentes entre subgrupos, pero no determinan la voluntad de los usuarios para movilizarse en torno a una acción, que a veces requiere tal nivel de entrega para el cual es necesario entornos y estructuras sociales con relaciones muy sólidas, como las que uno tiene con familiares y amigos cercanos. “Tener 2,000 “amigos” en Facebook y otro tanto de “seguidores” en Twitter permite encontrar gente con intereses comunes e identificar un camino, como el que se muestra en los mapas, y en Túnez y Egipto estas asociaciones indicaron dónde quedaba la plaza para exigir la renuncia de los gobernantes, pero un mapa no es el paisaje real, no es la razón para sumarse a una protesta. Nada habría pasado sin la voluntad, la decisión de la gente de manifestarse y luchar por el cambio”.

Agrega que: “La tecnología por sí misma no crea revoluciones. No lo creó ahora, ni lo hizo antes. A nadie se le ocurre hoy decir que le debemos la Revolución francesa a las octavillas o la Revolución rusa al telégrafo, los medios de la época, que obviamente fueron utilizados con eficacia por los revolucionarios franceses y rusos. Pero lo esencial sigue siendo la voluntad, ese impulso colectivo que llevó a miles de personas a tomar un buen día la Bastilla y asaltar el Palacio de Invierno”.

También arroja muchas luces sobre este tema, el testimonio de algunos participantes en la conferencia titulada “Egipto: las nuevas tecnologías, los jóvenes y la movilización social”, que tuvo lugar en marzo en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica. Sostuvieron que las redes sociales no crean las revoluciones en países como Túnez, Egipto o Libia, donde la penetración de internet no es todavía una realidad generalizada. Para ellos, «hablar de “una revolución Facebook” o “una revolución Twitter” lo que hace es esconder el hecho de que las revoluciones las hace la gente y no la tecnología».

Opinan además que las redes sociales como Facebook y Twitter  son muy peligrosas para los disidentes en sus países, pues “no permiten el anonimato y a través de ellas la policía de los gobiernos autoritarios podría capturarlos”.

Es por planteamientos como estos que insisto en que Internet es ante todo un instrumento, y que como tal, se puede emplear para lo mejor y para lo peor. No deja de ser verdad que en muchos países las redes sociales están creando un espacio de libertad que no existiría de otra manera. Pero precisamente por eso, los regímenes autoritarios se dotan de recursos para vigilar a la disidencia.

Me parece importante, replantearnos el escenario, a fin de seguir profundizando en la potencialidad de estos nuevos medios, y preguntarnos ¿Qué hubiese pasado bajo estas mismas circunstancias pero en otro contexto? ¿Qué hubiese pasado si las protestas hubiesen tenido lugar contra gobiernos de Occidente o de países miembros, por ejemplo, del G7? ¿Se hubiesen aliado Twitter y Google para que la información siga fluyendo?

Con estas preguntas lo que busco es que pensemos hasta qué punto es cierto que las redes sociales son libres  y  que en ella no hay censura y que la información fluye con total libertad. ¡No se trata de paranoia! Es importante leer el testimonio de Annie Machon,  ex espía del MI5, quien basada en su experiencia reveló que  la información que circula por Internet por medio de servidores es estudiada a través de Data Mining (minería de datos), una tecnología que permite buscar la información deseada de manera profunda.  Existen palabras claves y cuando el servidor las detecta entonces les alerta.  Para leer la entrevista ver link http://www.pagina12.com.ar/diario/cdigital/31-179651-2011-10-25.html. También recomiendo leer http://lapupilainsomne.wordpress.com/2011/11/20/como-te-rastrea-facebook-a-traves-de-la-web-infografia/

A modo de conclusión, me parece preciso recordar que Internet nació en la década de los 60 como un proyecto militar. Hoy día yo no descarto que esta red mundial siga estando al servicio de unos cuantos y que, por lo tanto, sólo permita que pase lo que “esos cuantos” quiera que suceda, por lo que jamás permitirían que esta red sea usada en su contra.

Con estas ideas no quiero restarle mérito a las posibilidades de las redes sociales como herramientas, que en algunos casos son muy interesantes, pero sí que pensemos, además de su potencial en sus debilidades y limitaciones porque al momento de librar las guerras, hay que saber con qué armas se puede contar para cada batalla.