Casi todo el mundo, en casi el mundo entero, celebra su cumpleaños. Pero no a todo el mundo, y en casi todo el mundo, se recuerda y celebra en su cumpleaños.
Hoy 12 de febrero se conmemora y celebra el Día de Darwin. Fue el 12 de febrero del 1809 el día de su nacimiento. El menor de una familia de cuatro hermanas y dos hermanos.
Y no es poca cosa. El trabajo y las ideas de Charles Darwin han marcado un antes y un después a la comprensión del mundo de lo vivo, y dentro de lo vivo, al entendimiento de qué somos los humanos y por qué somos como somos.
En el mundo de las ciencias y la erudición parecería que ya no hay por qué mencionarlo más. Aún los que no le han leído, ni bien entienden su teoría de la evolución, le citan y emplean su nombre en sus elucubraciones e hipótesis ¡y muchas veces hasta lo interpretan al revés! Pero ello no impide seguir estudiando a Darwin y al darwinismo. Año tras año se publican libros sobre sus ideas y sobre las predicciones que emergen de sus ideas.
Philip Lieberman, de la universidad de Brown, expresa en su último libro – The Theory that Changed Everything, Columbia Univ. Press, 2018 (La teoría que todo lo cambió-j.r.a.p.-) que “Darwin señaló la sinergia que existe entre un ecosistema y la evolución. Al cambiar el ambiente, lo que sea que pueda conferir una variación selectiva y ventajosa cambia; de manera que tal como los humanos cambiamos al mundo, así cambiamos nosotros. Y si no nos importa, pudiera ser nuestro fin”. Suena apocalíptico, pero es una manera de decirlo.
Pero volvamos al principio. Como el propio Darwin escribió, su viaje alrededor del mundo durante cinco años fue: "el evento mas importante de mi vida, que ha determinado toda mi carrera”. Charles Darwin descendió del “Beagle H.M.S.” el 2 de octubre de 1836, con la cabeza llena de ideas, y algo mas importante aún, de datos e hipótesis que tenía que organizar para comprobarlas.
Ya en ese entonces, el aún joven Darwin, pensaba que las especies de animales y plantas eran cambiantes, que aparecían y desaparecían en el tiempo, que no eran eternas como se afirmaba en esos años.
Hay que preguntarse qué siente una persona en su interior cuando sabe que está en el camino de explicar una verdad que solo él conoce y que cambiará la forma de pensar de toda la humanidad restante. Cuando comprende que la ciencia se dividirá en antes de él y después de él. Los biógrafos de Darwin entran poco en esos detalles. Ahora bien, todos están de acuerdo en que Darwin fue extremadamente cuidadoso y paciente, que mantuvo su búsqueda de datos por años, por 22 años para ser exactos.
La respuesta a cómo ocurría la formación de nuevas especies llegó a su mente a finales de 1838, en sus propias palabras: ʺ Ocurre que como entretenimiento estaba leyendo el libro de Malthus sobre poblaciones, y estando preparado, gracias a mis continuas observaciones de los hábitos de los animales y las plantas, para apreciar la lucha por la existencia que ocurre en todas partes, me golpeó de repente la idea de que en las circunstancias de esa lucha por la supervivencia, las especies con variaciones favorables serían preservadas, y las que presentasen variaciones de características con un resultado no favorable, serían destruidas. El resultado de estas variaciones sería la formación de nuevas especies. Aquí, finalmente, ya tenía una teoría sobre la cual trabajar, pero me encontraba tan ansioso de evitar prejuicios, que determiné no escribir nada al respecto, ni la mas pequeña nota, por cierto tiempo”.
Como vemos, Darwin quería estar seguro y además ser justo en sus juicios, evitando así estar a favor o en contra de sus hipótesis, hasta demostrar la objetividad o no de ellas.
Es asombroso en la Historia de la Ciencia, y quizás sea un caso único, que un hombre solo, apartado de toda comunidad científica por cinco años, se convirtiera en un científico con un pleno dominio del método de trabajo que tiene esa rama de la actividad humana tan especial como es la ciencia.
Darwin presentaba su hipótesis sobre los fenómenos observados, planteaba soluciones tentativas a estas preguntas y trataba de comprobar la veracidad o no de sus planteamientos. En sus propias palabras: “Observar todos los hechos que pueda (y que gran ignorante me considero en Historia Natural) sobre la distribución geográfica, paleontología, clasificación, hibridismo, plantas y animales domésticos, etc. y ver qué tanto favorecen o se oponen a la idea de que las especies salvajes son variable o invariables, tengo la mas sólida intención de ofrecer todos los argumentos y datos a los dos enfoques del problema”. Y como vemos, avanzó el método científico, insistiendo en buscar situaciones que se oponían a sus hipótesis; una de las diferencias básicas entre los estudios científicos y los humanísticos, ya que en estos últimos prima la búsqueda de situaciones o datos que apoyen las hipótesis, como si la lógica de la investigación solo se aplicara a las ciencias.
Aunque Darwin estuvo presente en la comunidad científica inglesa desde su regreso, como muestra la publicación en 1839 de “Revista de Investigaciones de la Geología y la Historia Natural de varios Países visitados por su H.M.S.Beagle etc.” y que fue una publicación exitosa en sus ventas y de “La Estructura y Distribución de los Arrecifes de Coral” en 1842; además de su nombramiento para esa época como Secretario de la Sociedad de Geología, solo con pocos íntimos discutía sus ideas sobre la teoría de la evolución por la supervivencia del mas apto.. Entre estos los botánicos J.S.Henslow y J.D.Hooker y el geólogo Charles Lyell.
Fue en junio de 1842 cuando Darwin escribe un breve resumen de sus ideas a lápiz en unas 35 páginas. En el verano de 1844 el trabajo consistía ya en 230 páginas escritas.
Uno de los trabajos cotidianos de Darwin consistía en mantener una abundante correspondencia con todo tipo de estudioso, naturalista, criador de animales, jardineros, etc. Hacía preguntas y leía sus historias de sus cultivos o experiencias de sus animales. Quizás a esto se deba que recibiera en 1858 una comunicación-trabajo de parte de un joven que se encontraba estudiando y colectando en las Islas Célebes, para su opinión y comentario. El trabajo llamado: “Sobre la tendencia de las variaciones a separarse indefinidamente del Tipo Original” resultó un shock para Darwin, ya que retrataba perfectamente su teoría. El trabajo fue enviado el mismo día de recibido junto a la carta acompañante a Lyell. El autor era Alfred Russel Wallace, un joven naturalista y viajero, como el mismo Darwin, y que antes había estado en el Amazonas colectando especímenes. Darwin comentaba a Lyell que prefería quemar todos sus trabajos a que Wallace, o cualquier otra persona, pensara que al publicarse estaría copiando ideas ajenas, ya que decía sentirse con las manos atadas para proseguir su trabajo luego de recibir la comunicación de Wallace.
La solución al impase llegó por la intervención de Lyell y de Hooker, en lo que ha sido llamado uno de los episodios mas nobles y atractivos en cuanto a ética científica, en la historia de las ciencias. El 1ro de julio de 1858 fue leída una ponencia por ante la Sociedad Linneana de Londres por Lyell y Hooker con el título: “Sobre la Tendencia de las Especies a Formar Variedades; y sobre la Perpetuación de Variedades y Especies por Medio de la Selección Natural” por Charles Darwin y Alfred Wallace. Pero la ponencia presentada por Lyell y Hooker tuvo mínimo impacto en la sociedad científica londinense.
El 24 de noviembre de 1859 se publica el libro “El Origen de las Especies”, en una edición de 1250 ejemplares que fue vendida el mismo día de su salida. Ese día fue sacada la humanidad del Paraíso Terrenal y llevada a ser parte de la naturaleza.
El mismo Wallace, en 1889, luego de la muerte de Darwin, publicó una popularización de la obra con el título de “Darwinismo” y fue quien llamó a Darwin “el Newton de la Ciencia Natural”.
Muy pocas veces ha dado la ciencia a la humanidad un trabajo único que tan drásticamente afecte a todas las áreas del quehacer humano. A partir de Darwin, del “Origen” y de sus otras obras todo es distinto, todo se comprende de otra manera. La propia humanidad tiene otra forma de observarse a si misma.
¡Es una celebración de cumpleaños que bien vale la pena!