Para el año de 1971 la hoy avenida de Las palmas era la Carretera Duarte, que  angosta y estrecha, unía a la capital con la región del Cibao y  la hoy avenida México que en palma las avenidas Isabel Aguiar y la prolongación 27 de Febrero  atravesando de este Oeste el Barrio Buenos Aires constituía el camino central de la   Finca Experimental Agropecuaria  de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

En la actual autopista Duarte, frente al nueve motor en terrenos del actual barrio Enriquillo al oeste de la Isabel Aguiar y prácticamente bordeándola se abre un cañón por donde corría agua recorriendo todo el cauce de Guajimia.  Se trataba de una cuenca natural del relieve que mantenía un curso de agua permanente que venía de mas hacia noroeste por detrás de La Marina.

Este cause, hacia en su curso algunos meandros de los que llegamos a disfrutar: Cubila, Mingo, Ramoncito, Eusebio, Rolando, Pedrito, Eliseo, Aridio, Yiyo, Chichico y su hermano, Chinchin, Papo, Lolito y yo.

En la zona de lo que más tarde se constituyo en  los predios que  ocupa La Hora de Dios. con una donación de 400 tareas que le hizo la UASD y antes de que se construyera la hilera de casitas de Blocks  con plato, teniendo como parte trasera la cañada de Guajimia donde esta separa a Buenos Aires de Las Palmas y donde la calle Las Carreras se convierte en Las Cayenas, nosotros solíamos deslizarnos pendiente abajo en yagusiles, pedazos de yaguas o en galones plásticos para caer en la poza de aguas cristalinas que siempre fría nos esperaba sin protestar.

Otras veces, generalmente después de los tiempos de lluvias nos bajábamos caminando hasta la zona de la Calle México conocida como la jabilla, ya que allí se hacia un charco gigante donde nos bañábamos y muchas veces atrapábamos camarones de los que las crecidas arrastraban hasta allí. Eso queda exactamente donde desde la México se cruza hacia la gallera.

Para esa época, corrían los años 1972, 73,74 y todo el cauce la cañada estaba lleno de guayabas, guácimas, caimitos, mamones, limoncillos,  etc., nosotros nos dábamos la gran vida consumiendo dichas frutas y cum de amor.

Luego vinieron las ocupaciones y la gente fue construyendo a ambos lados del acuse de Guajimia y dejando descargar en ella las aguas de  fregaderos, lavados y de letrinas; también la tiradera de basura y más tarde  se comenzaron las construcciones en el propio cauce de la cañada.

La historia de las inundaciones,  las gentes que se trago la cañada con las crecidas durante  los aguaceros es materia conocida, como también la transacción millonaria que contrajo el país para entubar la cañada, tratando de eliminar el efecto y no el problema pues, sin haberse los completado los trabajos de ingeniería del proyecto, autoridades displicentes, políticos inescrupulosa, policías corruptos y gente sin concepto de ciudadanía se prestan a  permitir y propiciar que se construyan nuevas y mayores edificaciones sobre los terrenos salvados por la intervención.

Una buena parte de las personas ubicadas en apartamentos, han vuelto al lugar donde estaban, ahora construyendo sobre los terrenos rellenados y aplanados por la intervención de la cañada.

No cabe dudas que falto una capacitación adjunta que educara a los ciudadanos, a los que se ubicaron en los apartamentos y los que se quedaron para evitar la reocupación de dichos predios, pero también falta el sentido de responsabilidad, vigilancia y control de quienes ejerce la autoridad política, tanto a nivel del gobierno local como de las agencias interventoras del gobierno central.

Ninguna obra de ingeniera puede sola elevar la conciencia ciudadana, hace falta capacitar a los ciudadanos comprometiéndolos con la preservación y el mantenimiento de la misma; Pero también de  autoridades dispuestas a recorrer al poder coercitivo de la Ley frente a todo violador sin importar el rango social, el estatus político o la militancia religiosa que profese.