Hace un tiempo una mujer sobreviviente de violencia conyugal me dijo "Me convertí en una come comía", ¿cómo así? Le pregunte, "Oh, esperando del que era mi marido, cada día el diario para comer".

Luego de un tiempo en tratamiento para recuperarse de la violencia vivida, esta misma mujer comenzó a descubrir el potencial que tenia para los negocios. Se preparó para ello. Primero hizo el curso básico de Educación Financiera y luego el de Emprendeduría que ofrecemos para ellas, cuando ponen una denuncia en la Fiscalía del Distrito Nacional.

Otra mujer con talento para las artes manuales, en una convocatoria para presentar sus trabajos, se quedó para el final en el turno y lo presentó como algo no muy valioso y que necesitaba ser mejorado. 
Ante la insistencia de la experta que las asesoraba, finalmente mostró su obra y nos quedamos boquiabiertas. Era hermoso, práctico y muy creativo, pero ella no se lo creía.

Y es que el miedo es la principal barrera para no desarrollarse. Ese gran monstruo que cada vez le dice "no vas a poder," "no está bien", "no eres buena", "a los demás no les gusta"…….y muchas formas más.

Es esperable que esto ocurra en una cultura como esta en la que las mujeres tenemos una ciudadanía subjetiva, no somos educadas para la producción de dinero, no somos estimuladas a convertirnos en generadoras de recursos materiales, sino a esperar que otro, regularmente la pareja, los provea. En este camino se pierden habilidades, destrezas, confianza en sí misma y autoestima.

El proceso para crecer y volver a confiar en ellas mismas, luego de salir de la violencia, es largo y doloroso. De subidas y bajadas, de estar un día en la cima y otro en el pantano. Un pequeño destello de desaprobación saca a la luz el miedo cuando están en ese camino, pues este aprendizaje que por siglos  hemos tenido, está enraizado y oculto en la memoria colectiva.

Veamos algunas conductas y emociones en las que se pone de manifiesto ese miedo heredado en las mujeres:

1- Postergar el inicio de llevar a cabo una idea.

2- Sentirse descalificada frente a cualquier corrección o sugerencia.

3- Sentir culpa  cuando le están dedicando mucho tiempo al negocio pues "se lo roba a sus hijos". Esto por el estereotipo cultural de que la mujer está a cargo de la familia.

4-Dificultad para disciplinarse, exigirse a sí misma la perfección en la realización de su trabajo creativo.
5- Dificultad para  ponerle un precio justo a su trabajo.

6- Sentimiento de pena por la otra persona que expresa no tener dinero para pagar lo que cuesta su trabajo y simplemente regalar el producto de horas de esfuerzo y dedicación.

7-  Dificultad para mostrar con orgullo una creación propia.

8- Dificultad para aceptar halagos o estímulos por su trabajo.

9- Pedir constantemente opinión y necesitar la aprobación externa acerca de su producto.

10-Dificultad para decir No y ocupar en otros el tiempo que requiere su creación.

La “come comía” de esta historia logró superar el miedo, recuperar la fe en ella misma y convertirse en independiente económicamente. Pero necesitó lo que la mayoría de las mujeres dominicanas no tienen, un grupo de mujeres que le cuenten otra historia acerca de ella misma y de todas las mujeres del mundo.

Felicidades y reconocimiento en este 25 Noviembre al equipo técnico del Centro de Atención a Sobrevivientes de Violencia de la Fiscalía del Distrito Nacional.

solangealvarado@yahoo.com

@solangealvara2