Hace ya unas cuantas semanas, un reconocido comunicador de la radio, famoso tanto por sus amplios conocimientos de todos los temas en general, y sobre todo de beisbol y otros deportes, así cómo también por sus frecuentes respuestas airadas y llenas de los peores insultos a oyentes de su programa, le respondió a uno de ellos diciéndole ¡Ateo, malvado! Parece mentira que ya en  pleno el Siglo XXI en el que gracias a la mayor comprensión se van derrumbando tantos estereotipos negativos relativos al homosexualismo, el amancebamiento, las madres solteras, el embarazo subrogado, la unión libre, el aborto, la eutanasia, y  otros por el estilo, sostenidos a cal y canto principalmente por las religiones cristianas y regímenes políticos afines a ellas, el ateísmo aún sea considerado por muchas personas como algo malvado, perverso, o ignominioso.

Ser ateo, en esencia, es no reconocer que hay un ser hacedor del universo y del hombre, y esa es una creencia que debe ser tan respetada como la asumir que un Dios  creador sí existe. Algo así como el ser o no ser de Hamlet, príncipe de Dinamarca. Después de todo, también hay muchas. muchísimas, razones en las que apoyarse para deducir la no existencia de alguien o algo tan poderoso, y no deja de ser significativo que la mayoría de los grandes científicos e investigadores son ateos basándose en sus trabajos y descubrimientos.

Cuando uno declara abiertamente que es ateo, muchos suelen escandalizarse y de inmediato le ponen una etiqueta de ¨cuidado, este tipo puede ser, o es, una mala persona, sin sentimientos, hasta peligroso ¡no cree en Dios!, cuando en realidad  es un hijo de vecino como cualquier otro que trabaja, sufre, disfruta y paga demasiados impuestos, como todos. Y conste que hay muchos más ateos de lo que algunos suponen.

Me atrevo a decir que los ateos son infinitamente más inofensivos y pacíficos que los creyentes, pues al no tener Dios alguno, nunca han tenido motivos para torturar y azotar a los que no tengan las mismas ideas que ellos, ni quemarlos públicamente en las plazas por las llamadas ¨Santas Inquisiciones¨, incautar sus bienes, o hacer estúpidas y sangrientas guerras de religión que ocasionaron, como las de católicos y protestantes, o cristianos y musulmanes que han producido millones de muertos inecesarios.

A los ateos, como al dedo malo, siempre se les pega algo, el dictador Francisco Franco decía que el ateísmo, al igual que el comunismo, entre otras pésimas consideraciones, era un peligro para las familias por ser un elemento disociador disociador. ¿Disociador de qué? ¿Acaso no se disocian también y posiblemente en mayor número las familias muy cristianas y las de los muy beatos? Hace unos pocos años, la Asociación de Ateos en España, se atrevió a hacer una campaña y publicitarla en los medios de comunicación, con el mensaje de que ¨Probablemente Dios no existe¨  ni siquiera se atrevieron a decir su credo fundamental ¨Dios no existe.

Pues bien, el escándalo que se produjo fue inmenso, se armó, tremendo rebú como decimos por aquí, y ¨la marimorena¨ como dicen por allí. Pedidos de la iglesia católica de que se prohibieran y retiraran todos los anuncios de inmediato, rasgaduras de vestimentas y hábitos sagrados, críticas de políticos conservadores y liberales, de rancios y nuevos escritores, de la gente de la calle, y hasta de la cotorra que doña Eulalia tenía suelta por su casa. ¿ Acaso los ateos no pueden decir públicamente lo piensan? La iglesia católica lo llevan haciendo durante dos mil años por todos los medios habidos y por haber, púlpitos, impresos, audiovisuales, y ahora virtuales… y no se les ha dicho nada al respecto. ¿Dónde está la libertad de pensamiento y de expresión de la que se alaba a cada momento ?

Tanto derecho tienen los unos como los otros, seamos justos y equitativos. Por cierto y además, es muy probable que ningún ateo se haya ido a su casa para convencerle de no creer en nada, y casi de seguro que algún católico, evangélico o mormón y de otras confesiones, le han visitado y soltado un discursito para que se haga adepto, y hasta es posible que, de paso, le hayan pedido alguna contribución o aporte económico. Qué cada quien piense y crea como quiera, y seamos tolerantes con los demás.

A estas alturas, algunos amigos lectores se habrán preguntado que creencia tiene el escribe estas líneas…pues diremos como el gran director de cine Luís Buñuel cuando le preguntaron lo mismo…Yo soy Ateo…!gracias a Dios!