A casi dos años de mandato del Presidente Danilo Medina, la sociedad dominicana aun se encuentra a la espera de sanciones ejemplarizantes a funcionarios caídos en peculado en ejercicio de sus funciones públicas. El Presidente Danilo Medina sabe perfectamente bien la epidemia corrupta que destruye nuestras instituciones democráticas y atentan contra el buen desenvolvimiento de las finanzas publicas. La corrupción con graves consecuencias para el necesario desarrollo de la nación, afecta directamente la eficiencia de los servicios fundamentales que se sirven desde el Estado Dominicano para el beneficio de la población en general.

Mas que rumores sobre corrupción existen evidencias claras en la mayoría de las instituciones del gobierno del Presidente Danilo Medina, no obstante El había prometido actuar por el rumor público. El Presidente Danilo Medina ha continuado con la política de endeudamiento público para poder financiar el presupuesto de la nación, a niveles preocupantes; si no saca a los funcionarios corruptos del tren gubernamental el pueblo dominicano estaría asumiendo una deuda para hacer más ricos a la súper logia peledeista, estaríamos financiando en lugar de proyectos de desarrollo nacional, las riquezas de los corruptos del PLD y sus socios.

Se necesita poner mano dura contra este flagelo, pero hasta el momento, no se percibe la necesaria voluntad política para poner en cintura a quienes se han creído herederos del patrimonio nacional, y se lo llevan todo entre sus asociados. O el Presidente Danilo Medina no está siendo buen gerente, o los organismos de inteligencia no le están dando las informaciones precisas, o sencillamente se está haciendo cómplice de un nuevo desfalco al erario por omisión.

Debe el ciudadano y amigo Presidente Danilo Medina deslindarse de los corruptos, no importa que categoría tengan en su proyecto político o en su vida personal, sino lo hace estará desandando los mismos caminos que su predecesor Leonel Fernández, señalado como uno de los políticos mas corruptos que haya concebido la historia dominicana y responsable de uno de los déficit históricos de nuestra nación, ascendente a mas de 200 mil millones de pesos. Que no se confié en esa popularidad que le atribuyen encuestas, Leonel en su momento igual gozo de esa popularidad, y hoy no encuentra forma de levantar cabeza.

Actúe ya Presidente Danilo Medina, el pueblo se cansa, sus buenas acciones empiezan a verse disminuidas ante la degradación moral que se vive desde las mismas instituciones de su gobierno. El peor mal de los pueblos es la corrupción, todo lo deforma, todo lo destruye, todo lo contamina. Desde su posición no es posible apreciar con objetividad como se le empieza a derrumbar su credibilidad, puesto que los aduladores que le rodean no lo dejan ver claramente. Lo peor que le puede pasar a un Presidente de una nación es no tener una oposición seria y responsable que le viva señalando sus errores. Un ojo no se puede ver a sí mismo, cuando cae una paja en nuestros ojos, otros ojos deben ayudarnos a sacarla. Dios le abra bien los ojos y le de suficientes fuerzas para actuar con rectitud y sentido de justicia ante esta terrible enfermedad de corrupción que padece nuestra nación.

Los partidos grandes del sistema y sus satélites son los responsables de la tragedia nacional, se han arrodillado a los pies de los intereses malignos de la plutocracia del planeta. Que pena, tan buen hombre el Presidente Danilo Medina, un gran ser humano, un excelente político, pero le ha faltado coraje para corregir verdaderamente lo que ha estado mal por mucho tiempo: EL ROBO DESCARADO AL ERARIO, LA MAFIA CORRUPTA QUE SE QUEDA CON TODO EL DINERO A TRAVES DEL TRAFICO DE INFLUENCIAS Y OTRAS MALAS ARTES.

Reflexione Señor Presidente, quien verdaderamente le estima no es quien lo adula es quien le señala lo que está mal hecho para que sea corregido a tiempo. Espero en Dios, por la salud de nuestro pueblo que haga lo que tenga que hacer antes que sea demasiado tarde. Cuídese de la jauría que lo rodea, no lo acompañan porque estén sumado a una cruzada por el bien del país, más bien lo hacen para seguir usufructuando del patrimonio nacional.