“Weber escribe que la vanidad crea problemas únicos para los políticos porque ellos de hecho controlan las herramientas de violencia legítima. La vanidad común, según Weber, significa que los políticos están tentados a tomar decisiones basados en ataduras emocionales con sus seguidores y aduladores, y no en el razonamiento racional necesitado para gobernar justa y efectivamente”.
La Política como Vocación, que es la base doctrinaria de este análisis y con la que he iniciado las reflexiones de este trabajo, ensayo escrito por Max Weber publicado en 1919; lo pienso contrastar en su parte medular con lo que su autor define como “Los Tres Terrenos de la gobernación”, planteada en su trabajo por el citado filósofo y ensayista con la versión histórica de Fray Bartolomé de las Casas, sobre el Comendador de Lares, Nicolás de Ovando.
Continúo con las citas referenciales de Weber, quien afirma, “que el peligro de la política está enraizado en la relación de un político a los medios de violencia que son intrínsecos para el Estado, y los cuales serán malversados por cualquier político vano”.
En el contexto de esta vanidad destructiva de un gobernante, cita Weber tres modelos de liderazgo, que cito:
“Autoridad tradicional o autoridad del "pasado eterno", basada en el hábito. Autoridad de carisma o regalo de gracia, que es la autoridad de las "revelaciones, heroísmo, y otras cualidades de liderazgo de un individuo". Por último, continúa la cita: “la Autoridad legal, que en la visión de Weber, es la autoridad legal racional, legalidad basada en estatutos válidos los cuales son impuestos por funcionarios públicos técnicamente capacitados. La autoridad legal asume una competencia racional y obediencia condicionada tanto de los funcionarios públicos como de las personas del aparato judicial”.
Usted se estará preguntado cómo hacer un paralelo con Nicolás de Ovando de los inicios de la Conquista y Colonización española de 1501 y Danilo Medina, que se cree el Ovando del Siglo 21: El que más ha hecho, más ha construido y con más poder que los demás en perspectiva y capacidad de hacer las atrocidades de Ovando para controlar la colonia, en su caso, el Estado y Gobierno. Reseña Fray Bartolomé de las Casas, cito:
“Apenas asumió el cargo, Ovando hizo el juicio de residencia a Bobadilla y ordenó su embarque a España en la misma flota en la que él había arribado. Las diferencias entre Ovando y Cristóbal Colón se hicieron manifiestas cuando el primero hizo caso omiso de las advertencias del segundo sobre la posibilidad de que un huracán sorprendiera a dichas naves. La catástrofe se produjo, y entre los desaparecidos se contaron el jefe de la Armada, Antonio de Torres, y el ex-gobernador Bobadilla. Pese a este revés, en lo sucesivo, Ovando hizo pública su oposición abierta a los consejos del Almirante Colón y se intensificó la enemistad entre ambos. Continúa el relato de Fray Bartolomé de las Casas
“Ovando desde un principio dispuso que los colonos trasladaran sus residencias a cualquiera de las nuevas urbes que se fueran fundando. A aquéllos que se mostraron más reacios a convertirse en vecinos se les envió de vuelta a España.
Una de las primeras medidas dictadas por Ovando se orientó a contener a los indios que se habían revelado en la región de Higüey en la época en que gobernaba Bobadilla. Ovando envió a la zona del conflicto una expedición militar compuesta por cuatrocientos soldados que, según relata fray Bartolomé de las Casas, dieron muerte a gran cantidad de indios y destruyeron sus poblados. Y de paso ordenó la masacre contra todo aborigen incluyendo la ahorca a la Cacique Anacaona”, según reseña Fray Bartolomé de las Casas. Cierro el relato histórico
Elegir como gobernante a quien no cree en lo que es su obligación y que de forma sinuosa y simulada ha alcanzado la misma, es la peor catástrofe política que puede suceder a una nación. ¿Por qué es una tragedia esta equivocación? Porque las razones que orientarán su conducta entrarán en oposición con los principios del tercer modelo de liderazgo que plantea Weber, que vuelvo a citar: “La autoridad legal asume una competencia racional y obediencia condicionada tanto de los funcionarios públicos como de las personas del aparato judicial”.
El Danilismo movido por la moral política relativista está inspirado en la anarquía de Mijaíl Bakunin, el caos supersticioso del mazdeísmo zoroastrista, y el nazismo supremacista político hitleriano. La mejor expresión de esta mentalidad de riesgo y maldad, son sus Primarias Abiertas súper hinchadas y avasallantes, que pretenden imponer sin importar la paz, la convivencia democrática y el ejercicio razonable de la política con apego a la Constitución Dominicana vigente.
De imponerse como se pretende la ley de partidos con primarias abiertas, todo lo que sea contrario a ella, será ilegal y pendiente de su constitucionalidad en el TC. En consecuencias los partidos tendrán que readecuar sus normas internas y, la ley 275-97 en su artículo 43, en su parte in fine que dice, “Los estatutos deberán disponer la reunión periódica de convenciones ordinarias, en las cuales residirá la autoridad del partido”, fin de la cita; aspecto normativo este de la ley con la se regula las relaciones internas de los partidos y la Junta Central Electoral, se modificará de forma Ipso facto. Además de consolidar con sus primarias abiertas un caos político de perpetuidad y destruir de paso el sistema y la cultura partidaria.
Su gran proyecto o diseño político, es que con sus 400 soldados danilistas del Comité Central del PLD, emulando a Ovando y la Masacre de aborígenes de Salva León Higuey, o mejor, la imagen política más cercana; el danilismo pasará sus compañeros del CC-PLD, lo mismo que hizo Hitler con sus compañeros de partido en la “Noche de los Cuchillos Largos”, esto, por su puesto, de forma alegórica; haciendo lo propio para diezmar todo tipo resistencia en el PLD.
Atila y su caballo de la reelección pasará sobre toda esperanza de democracia en el país y en el PLD, para que al paso de sus patas absolutistas no florezca nada que no sea la voluntad de Danilo Medina Sánchez.