A partir de hoy Danilo Medina debe reflexionar sobre su estrategia de silencio y acoplamiento al gobierno del presidente Leonel Fernández.
Ambos dirigentes del PLD, uno que en principio se concibió como el teórico, Leonel Fernández, y otro como el estratega, Danilo Medina, quien controlaba los órganos del partido para que sirvieran a los propósitos del primero, tuvieron momentos de gloria.
Danilo se encargaba de poner los pies en la tierra a los planteamientos de Fernández. Danilo acomodaba sus ideas, y ejecutaba las decisiones. Unos dicen que para que se fortaleciera la imagen del presidente, luego de que alcanzaron el poder en 1996, y otros entienden que eran maniobras para tener más control del gobierno y del partido, para ponerlos a su propio servicio.
Después de aquel “me venció el Estado”, cuando se rompió definitivamente el pacto entre ambos dirigentes, las cosas cambiaron. Era 2006, Leonel estaba en la presidencia de la República y Danilo como secretario de Estado de la Presidencia, con un perfil más alto que el del actual secretario César Pina Toribio.
Estaba permitida la reelección presidencial. Danilo se fue del gobierno al entrar el 2006, y comenzó a preparar sus fuerzas para postularse como candidato presidencial en el 2008. Entendía que Leonel permitiría que él fuera el candidato, y no ocurrió así. “Me venció el Estado” fue la palabra que definió el proceso interno del PLD para las elecciones del 2008.
Leonel fue candidato a la reelección y ganó a Miguel Vargas Maldonado la contienda electoral. Danilo no hizo campaña, pero fue a votar por su partido. Es decir, votó por Leonel Fernández. Hizo cálculos de que el 2012 llegaría y el gobierno estaría agotado, Leonel cansado y deseoso de dejar el gobierno en manos amigas.
Como regalo le llegó el pacto entre Leonel y Miguel, que prohibió la reelección presidencial en la Constitución. Y Danilo ha sido el hombre más prudente y más paciente que hemos tenido en política en los últimos tiempos. Le ha dado todo cuanto ha podido a Leonel Fernández. No ha criticado nunca a su gobierno, tampoco ha dado señales de desequilibrio ante las embestidas de los reeleccionistas de siempre. Sobre eso ya escribí un comentario en esta misma columna.
El tiempo pasa y las definiciones deben llegar, para Leonel y para Danilo. Leonel ha jugado al tiempo y al uso del poder. Danilo ha jugado al tiempo y al silencio, para que nadie le acuse de enemigo del gobierno ni de falta de colaboración. Nadie puede proponer la expulsión de Danilo del PLD dizque porque haya traicionado al gobierno del partido.
Ya el PLD decidió la fecha de la selección de su candidato presidencial. Leonel ha dicho que quiere ser candidato, porque ha señalado la vía, el referendo, para conseguir esa posibilidad. La promoción no ha cesado, pese a que también ha sido promovida la Primera Dama, Margarita Cedeño de Fernández. Lo mismo ha surgido como precandidato Rafael Alburquerque, el vicepresidente de la República, con el apoyo de Leonel Fernández, pues ha permitido que utilicen su imagen y se ha dicho que el lema “Después del primero viene el segundo” surgió de la creatividad de un publicista oficialista en el mismo despacho del presidente Fernández.
Danilo ha sido un político exitoso manejando el silencio. Ha tenido oportunidades para terminar con el bozal, y pese a todas las sugerencias para que hable y participe, lo ha mantenido. Eso ha sido prudente durante todo el tiempo que ha transcurrido desde que lo inició en 2008. A partir de hoy, pienso, esa postura debe terminar. Danilo tiene que ser más abierto en su diálogo con la sociedad, tiene que cortar las limitaciones autoimpuestas sobre muchos temas en los que camina en el filo de la navaja.
Hacia dentro del PLD, y como mensaje a Leonel y a sus seguidores, pudo funcionar bien. Pero hacia el país y como potencial candidato del PLD, Danilo debe ampliar su abanico de temas. Danilo no puede hablar, por ejemplo, sobre las violaciones a la Constitución por los legisladores reeleccionistas, no puede hablar sobre la Ley del Consejo Nacional de la Magistratura, tampoco sobre los mensajes de la Iglesia criticando al Gobierno, ni sobre el mensaje del sector empresarial demandando más institucionalidad, ni sobre la reelección presidencial, ni sobre el acto reeleccionista de este domingo.
El desafío que le plantea Leonel a Danilo con el acto de este domingo es definitorio. Ya no se puede evadir la realidad de que Leonel quiere continuar en el poder luego del 2012, independientemente de que la Constitución prohíba la reelección. ¿Apoyará Danilo a Leonel, en caso de que se imponga su interés continuista, pensando en que recibirá apoyo en el 2016? ¿Qué decisión tomará Danilo con las fuerzas que ha logrado sumar al PLD en caso de que se imponga la reelección? ¿Participaría Danilo Medina en un frente antireeleccionista en caso de que se creara en este nuevo escenario?
Hay muchísimas preguntas que están esperando respuestas, sin embargo, el camino que definirá al PLD a partir de hoy lo tiene Leonel Fernández en el acto y espectáculo que se preparó para este domingo. Sólo él decidirá lo que viene.