En los últimos dos días la prensa local se ha hecho eco del discurso del saliente Presidente Medina en el cual indica, entre otras cosas, que muchos dominicanos están viviendo mejor durante la pandemia que como vivían antes de la misma; fundamentado su indolente afirmación en el hecho de que supuestamente el gobierno presidido por él ha dado tanto a los necesitados que aparentemente los mismos viven ahora en abundancia. No podemos esperar nada distinto de aquel que propició, facilitó y apadrinó el más vulgar de los sistemas de corrupción implantado en el Estado dominicano en este joven siglo; sin embargo, no dejamos de sorprendernos de la ignorancia de este supuesto líder, que ni en la puerta de salida puede articular un discurso conforme con la más mínima decencia requerida a un gobernante. Parece que es cierto lo que me repetía mi abuela, cuando expresaba “mi hijo, nadie da lo que no tiene”.

El Presidente Medina ha sido por mucho el mandatario que más le ha costado a esta sociedad no sólo por los millones que hubo que invertir para darle brillo a un hombre sin carisma natural; para apoyar sus aventuras de reformas constitucionales o simplemente para subvencionar el estilo de vida de realeza que se permitieron él y su corte en el poder; sino que además (y esto es aun más costoso que lo anterior) por las profundas lesiones infringidas a la familia dominicana, a nuestra democracia y a la institucionalidad del la nación.

Este personaje, ya en la puerta de salida, se destapa con la desfachatez de pensionar a todas sus botellas; ascender a policías y militares en violación de las leyes; pretender realizar nombramientos en el Ministerio Público, buscando amarrar su sistema de impunidad; nombrar amiguitos en el servicio exterior, y se embarca en un plan de inauguraciones que pretenden ocultar sin éxito el hecho de que (luego de ocho años en el poder) se va sin legado porque el tiempo sólo le ha dado para que sus funcionarios se repartan viviendas destinadas a damnificados; inaugurar edificios sin terminar y obras cuya construcciones debieron ser detenidas por ordenes judiciales, como es el caso del adefesio que hoy lacera el Parque Nacional Mirador del Este; así como para permitir que la República Dominicana figure entre los países con peor manejo de la pandemia provocada por el Covid-19 en la región.

No obstante todo lo anteriormente expresado y lo ya para los fines no ha valido la pena volver a mencionar; lo que más me llama la atención es el detalle de que Danilo Medina (en su calidad de primer mandatario de esta nación) ignore todo el dolor, trauma y miseria por la que atraviesa el mundo en estos momentos y se atreva a indicar en una alocución pública que por unos miserable centavos que su gobierno ha mal distribuido entre aquellos que hoy son más pobres por la indolencia de su gobierno corrupto, el dominicano está mejor en la pandemia que como estaba antes de ella. La verdad es que este señor sobrepasa cualquier mala impresión que tengamos sobre él. Hay que tener muy poco respeto por el valor de la vida y la cabeza muy hueca como para salir del poder por la puerta de atrás y dejando como recuerdo semejante disparate. Definitivamente es cierto que nadie da lo que no tiene y por eso es que Danilo Medina sale dejando tan solo basura tras de sí.