Danilo Medina, sin ninguna duda, será el candidato del Partido de la Liberación Dominicana. Hay consenso entre los peledeístas en que es él quien tiene mejor posibilidad de representarlos en la contienda electoral de mayo del próximo año.

Aunque ahora la mayoría de los dirigentes del PLD el expresan apoyo y le sonríen, no ha sido fácil para Medina llegar hasta este momento.

Hoy tiene el apoyo del equipo del presidente Leonel Fernández, y luego del 26 de junio tendrá el apoyo del propio presidente de la República.

Con la estrategia de Danilo Medina, de no confrontar con el gobierno ni con el partido, evitó desgastarse en una lucha interna anticipada, al tiempo que se fue ganando a un sector externo cada día más amplio.

Poco a poco fue construyendo un movimiento interno igualmente fortalecido, que le ha permitido recibir el apoyo de gente que en el pasado estuvo con él y luego pasó al lado del presidente Fernández. Por igual prácticamente ha absorbido al grupo que una vez intentó construir un proyecto de poder alrededor del doctor Jaime David Fernández Mirabal, hoy dedicado a sus responsabilidades como ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Danilo debe saber que el 26 de junio recibirá el apoyo de más del 80 por ciento de los peledeístas, pero que una gran parte de ese caudal de votos no le pertenece.

El doctor Fernández es el dueño de la mayoría de las simpatías en el PLD, y Danilo está obligado a manejar ese apoyo con toda la cautela posible, porque ya se lo dijo Leonel una vez: la antorcha del liderazgo hay que ganársela en el campo de batalla, no como una simple cesión.

Cuando se convierta en el candidato del PLD, Danilo pasará a ser el hombre más importante del gobierno y del partido, porque será su candidato presidencial en la contienda contra el Partido Revolucionario Dominicano y su candidato Hipólito Mejía.

Danilo no es ni ha sido parte de los dos últimos gobiernos de Leonel Fernández. Desde el 2006 se separó del presidente, para buscar la nominación presidencial en el 2008, y no lo logró.

Desde entonces ha sido un ermitaño de la política peledeísta, con una estrategia de conciliación que busca sumar a todo el mundo a su candidatura.

Leonel no pudo ejecutar materializar una reelección. La primera dama, Margarita Cedeño, se vio impedida de mantenerse en la contienda. Rafael Alburquerque no cuajó. En fin, todos se han ido sumando a Danilo. En los días por venir habrá que espera qué decidirán Rhadamés Segura, Francisco Domínguez Brito, Franklin Almeyda Rancier y José Tomás Pérez.

El apoyo de Leonel y su gente no es gratuito. Nada es gratuito en la política. Danilo ha ido acomodando la carga en el camino, pero cada día la suma es más numerosa y más complicada.

El Danilo de hoy no es el mismo de hace dos meses. Su discurso es diferente. Ahora Danilo llama a la gente a defender el gobierno de Leonel, a defender la obra gubernamental del PLD, lo que nunca había hecho desde el 2006, y lo hace coincidir con su consigna de que un gobierno suyo distribuirá la riqueza creada por el gobierno de Leonel.

No ha vuelto a hablar con firmeza del combate a la corrupción y de su promesa solemne de no ser un presidente “ladrón”.

Alrededor de Danilo Medina, en este momento, hay personas de todos los calibres y de todas las calañas. De dentro y de fuera del gobierno. Serios límites tiene Danilo para hablar sobre endeudamiento externo, sobre emisión de bonos, sobre corrupción gubernamental, sobre los precios de los combustibles.

Es decir, Danilo tiene que comenzar ahora un aprendizaje para ensamblar su discurso con el discurso oficialista.

Con el apoyo de Leonel Fernández Danilo Medina se convierte en el candidato oficialista. Y ser oficialista en estas circunstancias es un poco complicado. Las dos encuestas que se han dado a conocer, Gallup y Penn, Schoen & Berland, registran un rechazo alto al gobierno y a sus políticas. La gente percibe que es poco lo que hay que esperar del gobierno en materia económica, que las cosas van mal en el país, sin ninguna perspectiva, y que el gobierno lo está haciendo mal.

Danilo Medina debe estar conciente de que asume un riesgo en ser el candidato oficialista, pues la rabia de la gente por las cosas no cumplidas se le pegan a él, lo mismo que la indignación con los funcionarios altaneros, corruptos, prepotentes, también se le podrían pegar a su candidatura.

Creo que siempre estuvo consciente que para ganar las elecciones necesitaba el apoyo de Leonel Fernández.

Y de verdad que lo necesitará. Un PLD sin unidad no podría ofrecer nada bueno al electorado. Leonel, sin embargo, es el líder del PLD y del gobierno y ha sabido desarrollar su particular estrategia. Solo Leonel sabe cómo manejará el proceso electoral.

Danilo Medina fue siempre el mejor candidato del PLD, desde mi punto de vista, porque era la opción diferenciadora y porque no tenía compromiso con las causas de desgaste del poder del presidente y su equipo. Siendo el candidato oficialista, arropado por las fuerzas del gobierno, por los ministros y senadores que identifican ocho años de gestión sin Danilo, las cosas son diferentes.

¿Habrá un discurso nuevo de Danilo Medina a partir del 26 de junio? ¿Será diferente del discurso anterior? ¿Su estrategia que llevó a conseguir la candidatura presidencial terminó con la elección? ¿Se soltará Danilo Medina con un discurso más espontáneo luego de ser electo? ¿Seguirá con un discurso neutral, hablando en parábolas sobre algunos de los temas cruciales de la sociedad? ¿Podrá decir que habrá sanciones contra los corruptos de los últimos gobiernos?

Danilo tiene que afinar un discurso coherente, claro, dirigido a captar votos en sectores que les están negando la confianza al gobierno y al PLD en forma abrumadora, como los jóvenes entre 18 y 24 años, que apoyan a Mejía en más de un 60% y a Danilo en menos de un 30%.

El dilema de Danilo en su relación con Leonel tiene mucho que ver con la vieja copla española:

“Ni contigo ni sin ti”. “Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio. Contigo porque me matas, y sin ti porque me muero”.