República Dominicana, a pesar de su escaso desarrollo económico, científico e intelectual, ha sido, no cabe dudas, uno de los países del Caribe, que mas talentos a aportado al mundo en renglones como: el deporte, la música y la literatura. Nos pavoneamos encumbrando a Pedro Henríquez Ureña, Juan Marichal o Juan Luis Guerra, por solo mencionar algunos de esos dominicanos que sus estatura y talento, han estado por encima de nuestras desgracias y sobrepasan por mucho la inmutable realidad social criolla.
Nuestra enseña tricolor ha hondeado en estadios inimaginables para el dominicano y nuestro himno, para satisfacción colectiva, ha hecho llorar con sus notas a cientos de compatriotas en aguas extranjeras, conmovidos por el coraje de algún nativo que venció todos los obstáculos para regalar una presea a su patria… nuestra patria.
Los hijos de Duarte y Luperón, somos gente de arrojo y estamos acostumbrados a romper barreras, por ello; los hay tan populares como Romeo Santos, David Ortiz, Juan Bosch etc. Los dominicanos tenemos sellos distintivos y diferenciadores de cualquier latino y nos hemos ganado a pulso la admiración de pueblos hermanos.
No conozco los métodos utilizados para medir el grado de popularidad alcanzado de aquellos que gozan del aprecio, el respeto y admiración de los demás, que dicho sea de paso; es fruto del trabajo tesonero y el empeño que han puesto en ser cada día mejores hombres y mujeres en el área que se desenvuelven. Ser popular en un mundo encaminado a la realidad liquida y la "civilización del espectáculo" como diría un gran escritor; reviste de muchísima importancia, sobre todo si esa popularidad se utiliza para camuflar algunas falencias de corte personal o institucional.
No tengo interés en averiguar, ni mucho menos restar créditos a la formula mágica que ha colocado a "mi presidente" por encima de gobernantes de toda la galaxia y un chin mas. Aun así, llama la atención a este simple mortal, la acumulación de tanta reputación en medio de escándalos y señalamientos de corrupción en contra suya y sus acólitos, seguidos de una economía deficitaria y un desempeño administrativo altamente cuestionado.
Lo más contraproducente, es que mientras mí presidente, el sacrosanto e inmaculado de San Juan de la Maguana, es el numero tres el ranquin universal de los súper gobernantes, a mi país, un rincón del mundo ajeno a la realidad de palacio, un informe de Transparencia Internacional le otorga otro puesto cimero, pero esta vez, como el segundo mas corrupto de América latina. Aun así, por razones que desconozco o por providencia celestial y pese a tantas necesidades que vive la mayoría de la gente, debemos sentirnos mas que dichosos; muy orgullosos, porque a falta de alimentacion, medicina, seguridad ciudadana, salud, servicios de educación adecuada y una justicia creíble. Danilo Medina sigue siendo entre todos los mortales y por los siglos de los siglos… el mas popular.