El Presidente Danilo Medina quien en tiempos de campaña repetía hasta el cansancio que con el tema de la corrupción actuaría solo con el rumor público, parece que sus oídos se le han llenado de esa cerilla que se incrusta en el mismo para protegerlo del polvo contaminante proveniente del exterior, pero que cuando se produce mucha de esa cerilla se disminuye notablemente su capacidad de descodificar adecuadamente las ondas sonoras que chocan con el pabellón del oído. Y esto así, porque pareciera ser el único que no oye las denuncias del pueblo sobre el robo al erario.

La corrupción en la administración publica se ha convertido en la vía idónea de las mafias que operan con el favor del Estado Dominicano para la acumulación de riqueza rápida. Es tan normal todo esto que quienes se resisten a su funcionamiento simplemente son sacados del aparato estatal. Para nadie es un secreto que las elites peledeistas exhiben una calidad de vida solo comparables con las Monarquías que aun existen en algunos países del mundo. Y esto es una burla al pueblo, que los ilustres miembros del comité político peledeista exhiban muchas veces tan solo con su indumentaria, en valor monetario, una riqueza capaz de dignificar la vida de miles de familias dominicanas.

Quien se asoma a las huestes de los círculos de poder en cada institución del gobierno dominicano, piensa que se ha confundido y en lugar de haber llegado a una misión del gobierno del pueblo dominicano, cree estar frente al consejo administrativo de una empresa privada, cuyos propietarios son los inquilinos de turnos(por cierto con 15 años administrando el presupuesto propiedad de todos los dominicanos).

El progreso se ha visto, es cierto, porque uno ve por ejemplo a funcionarios sin ninguna categoría, que antes caminaban por las calles tomando conchos y montándose en sus guaguas, ahora trasladándose en vehículos lujosísimos, usando ropa fina, prendas, comiendo en restaurantes, viajando fuera del país, manteniendo diversas parejas con lujosos estilos de vida, etc., etc., etcétera. Pero esos casos son solo de una clase peledeista, no de las mayorías pobres y desafortunadas del pueblo dominicano. Pues el progreso realmente les llego, pero solo a ellos.

La población sabe muy bien que esas fortunas no son bien habidas, no pudieron ser ganadas desde una función publica ejercida con honestidad y decoro, claro que no, pero hay de aquel que intente enrostrársela en la cara, le cae todo el peso de la mafia encima, porque eso son una mafia ¿Como quiere el Presidente Medina que uno no se ría de su clamor a Dios para que nos ayude a parar la delincuencia común? Cuando su gobierno se ha convertido en cueva de ladrones y burdel de perversidad de todo tipo, genero y clase.

Lo que sucede es que nuestro pueblo no cuenta con una clase política opositora realmente independiente, integra, moral y seria, la misma que se dejo penetrar por el poder peledeista, y que ahora se encuentran en forma de despojos tirados por las calles, esperando que algún camión de la basura las recoja. La otra oposición mas disimulada en sus malas prácticas, asumen posiciones cómodas desde la prensa sin acompañar al pueblo en sus luchas, solo debatiendo ideas, teorizando. Y un pueblo sin voz ni representación real carga con sus desgracias cotidianas.

Los principales causantes de la ola delincuencial que azota al país, son esa clase política corrupta apañada por un sistema de justicia al servicio de las bandas criminales enquistadas en el poder gobernante.

El pueblo está cansado de los políticos corruptos. Si el Presidente Danilo Medina no produce una autentica limpieza en el aparato gobernante, y se despoja del lastre putrefacto que cubre su actual gestión, pues ese pueblo no lo seguirá justificando, le echara la culpa a él directamente de sus males y no a Leonel, como de hecho ya está sucediendo a pesar de las visitas sorpresas.

El poder es así, una ola fuerte viene y te levanta mientras te eleva por los cielos, cuando luego viene otra y te dispara contra los peñascos, despedazándote. Reflexione Presidente, y reaccione, o será muy tarde para usted, para su alma.