La isla de la fantasía fue una serie de tv donde Ricardo Montalbán, como el Sr. Roarke o en este caso Danilo Medina, fungía del enigmático anfitrión con su ayudante Tatto de una isla misteriosa en algún lugar donde la gente piensa cumplía sus fantasías, una Isla donde todo era posible, pero en el circo de Danilo le crecieron hasta los enanos.

Al escuchar el discurso del presidente Medina, en lo que tendría que ser la rendición de cuentas al país, pero que se convirtió en un discurso reeleccionista y un cuento de ilusión, sentí que debía expresarme ante semejante acumulación de pila de pluma de burro.

Justo caminaba a comerme unos pasteles para desayuno y vi como dos señores comentaban preguntándose el uno al otro si había visto por tv el famoso discurso, me causó mucha gracia cuando la respuesta del Sr con avanzada edad responde al Joven “Claro que escuché a ese tiguere y su Isla de la Fantasía, ¡Yo quiero vivir en ese país que el menciona!” es por ello la razón del título de mi reflexión.

Lo que se debe destacar del discurso es que el presidente o nos cree pariguayos o definitivamente estaba en alta como dice el tigueraje, primero habló de su intención marcada de permanecer en el poder desestimando a su propio partido y las corrientes que los adversan, donde dejó claro entre palabras que no les dará oportunidad, mostrando su mejor faceta hegemónica, así comienza su flamante alocución ante el congreso y en cadena nacional para todos los dominicanos, donde se dispuso a describir sus supuestos logros y proyectos por temas,  que a pesar de ser poco lo que se hizo pide tiempo indefinido para poder culminar con lo que nunca ha hecho, pero que está en su fantasía. Así se entendió su discurso

Si de índices de pobreza nos habló, los números de las personas que salieron de la pobreza  desde sus gobiernos son mucho mayor que los que vivimos en esta Isla, habló del 4 % y la inversión en la educación que ha tenido su gobierno, donde los avances de la misma en los últimos años según prueba internacionales como la PISA realizada por el programa de la OCDE nos pone en quinto lugar con el puntaje más bajo, entre 72 países evaluados en pruebas de ciencia, lectura y matemáticas.

Por supuesto que habló de un país que sus números están en pleno empleo con salarios altos, de una seguridad ciudadana controlada y baja criminalidad, sin corrupción y una Justicia independiente, de plena democracia y lo mejor, de una situación de migración haitiana y fronteriza sin problemas exaltando que debemos ser coherentes sin dobles discursos.

Pero cuando contrastamos con nuestra realidad, la del dominicano que padece las penurias de su país producto de un gobierno inepto y corrupto, que en lo único que han sido eficientes es en enriquecerse a  costa de todos los dominicanos, no me queda más que pensar que ahora nuestra Isla está divida en tres; la parte de Haití, la de nuestra  Republica dominicana, y la que en sus alucinaciones fantasiosas nos describe el presidente.