La visión que fundamenta la Historia y la Crítica de arte escritas por Danilo de los Santos ambas sustentadas en la Sociología, la Teoría, la Antropología y la Estética, produce en los espacios intelectuales de la Memoria de la pintura dominicana (los ocho volúmenes publicados hasta hoy), los puntos de incidencia que marcan las artes visuales dominicanas, principalmente del siglo XX. Estos puntos sobresalen en una investigación que se estima y reconoce en sus puntos fuertes de interpretación y comprensión de las estructuras artísticas identitarias, de suerte que la lectura del mundo artístico dominicano llevada a cabo por nuestro crítico, historiador y artista visual nos muestra los ejes de reconocimiento, relación y extensión ordenados en su obra histórico-artística.
Así pues, se trata de una historia crítica de las artes visuales dominicanas propiciadas por la mirada sobria, pero cualificada de un artista-investigador cuya visión reordena el análisis cultural e histórico de las diversas formaciones artísticas dominicanas en tiempo, espacio y recepción.
Las clasificaciones, determinaciones histórico-críticas, lenguajes, estilísticas visuales, cardinales sociales y fondos de comprensión del fenómeno-cultural y artístico de la República Dominicana, motiva una construcción estético-crítica amparada en un reanálisis de contextos modernos de la plástica dominicana, leída sobre todo a partir de claves educativas, psicohistóricas y etnoartísticas, puntualizadas en marcos inductivos que conforman el momento, las coyunturas, consistencias y estrategias de interpretación del arte dominicano contemporáneo.
La historia-memoria escrita por Danilo de los Santos y la gestión monográfica de “autores visuales” de las diversas regiones del país que De los Santos ha hecho legible hasta ahora, se explican mediante un fenómeno que se presenta bajo las diversas caras de la representación cultural que proyecta la obra, la divulgación, la crónica y la bibliografía construidas por este crítico e investigador dominicano.
Un dato que merece la pena destacar es que nuestro autor ha estado ligado a las experiencias más singulares del arte dominicano desde los años 60 hasta hoy. Como animador cultural y educador en aulas, Danilo de los Santos ha llevado a cabo un trabajo educativo desde la divulgación recesiva y analítica del arte dominicano y la cultura de los últimos cuarenta años, haciendo visible los principales signos, gestos, obras y autores artísticas en el contexto de la historiografía epocal.
¿Cuál sería entonces el valor que desde la historiografía de las artes visuales dominicanas ha constituido Danilo de los Santos en la línea de una observabilidad participante y compendiosa? ¿De qué manera su testimonio como artista, historiador y crítico de arte se afirma en una estética sociocultural, caribeño-insular, y su pensamiento histórico-crítico se conforma en los ejes posibles de las artes plásticas dominicanas?
Debemos tomar en cuenta para un estudio sobre el discurso histórico-crítico de las artes visuales en la República Dominicana, los momentos tensivos, comunicativos, y recesivos de la Memoria de la pintura dominicana. Pero sobre todo el instrumento historiográfico y metodológico de esta obra proyectada en una cardinal crítica y sociodinámica de la historia cultural dominicana.
En efecto, la historia dominicana (véase Visión general de la historia dominicana, Danilo de los Santos-Valentina Peguero (1977), propicia otros tejidos convergentes en la historia del arte dominicano, asumida como techo y puente por el artista-historiador, allí donde las estructuras, discursos, formas, gestos artísticos, simetrías y asimetrías creacionales, movilizan los tiempos verticales y horizontales de la interpretación, desde una obra organizada con un criterio y un principio de responsabilidad intelectual.
En tal sentido, es importante señalar que como gestor, curador y organizador de eventos artísticos, Danilo de los Santos ha promovido también acciones representativas del movimiento artístico dominicano de los últimos cuarenta años, haciendo una labor de extensión del arte dominicano contemporáneo (Yoryi Morel, Cándido Bidó, Clara Ledesma, Apeco y muchos otros).