Cuando se aspira a la Presidencia de la Republica, se pone el oído en el corazón del pueblo. De esta manera se puede decir lo que la gente quiere escuchar y prometer lo que necesita. Cuando se llega al poder, algunos gobernantes ponen el oído en otro lugar. A veces en su bolsillo, en la vida de millonarios, en un grupo. Así deciden la ruta y el método a utilizar. Hay quienes optan por conocer la dinámica de los ricos. Los invitan al Palacio y le presentan cercanos colaboradores, puentes de enlaces.
Tras esos encuentros, a los Presidentes se le ilumina la mente, ¡Soy el más poderoso de la nación!. Desde el Palacio, algunos inician negocios privados o una fundación, que lo ponga a interactuar con ricos, compite con instituciones del gobierno, llegan contribuciones “espontáneas” y le aseguran vida holgada en el futuro. No hay que preocuparse por lo que opinen los demás, no pasa nada. ¡El poder es para usarlo!. Vaya mensaje.
Los empresarios conocen los puntos débiles de los desarropados y mediocridad de los ambiciosos. Captan con facilidad, si tendremos más de lo mismo, si el pueblo será abandonado. Una señal es énfasis en tarjetitas para entretener, en lugar de trabajo.
Confieso que todavía, no capto la línea de Danilo. ¿Que modelo seguirá? ¿Será un Balaguer chiquito, imitara a Lula, vendrá con estilo propio? O acaso, ¿Imitara a Jesús, el hijo de Dios, luchando por una sociedad humana y justa? ¿Sacara los mercaderes del templo?.
Me pregunto por qué algunos Presidentes pierden los principios y la oportunidad de ayudar al pueblo. A mi juicio, es por la personalidad débil, la carencia de una ideología firme y valores espirituales. Para que el brillo del oro no lo desvíe, necesitan mucho coraje y fe en las metas. Hay gobernantes que llegan con vacíos en su formación, necesidades insatisfechas desde la niñez y les resulta difícil mantenerse firme. Son los que se deslumbran. Los que desde niños observaban el helado del vecino y se propusieron conseguir uno mas grande y estrujárselo en la cara. Llegan marcados.
Al proponerse alcanzar metas personales, buscan testaferros, mitómanos, expertos en fraudes, negociadores de comisiones, compradores de conciencia, corruptos, que lo ayuden. Su clave es mantener el pueblo en la ignorancia; comprar voluntades de líderes políticos y comunicadores; atar las manos de los organismos relacionados con la justicia y la ética. La idea es que el Presidente y su equipo queden blindados. Lecciones para Danilo. Veremos que decide.
Añoro un gobierno como el que ejerció Lula Da Silva en Brasil. Que ayude a los pobres e indigentes a superarse en base a oportunidad de producir y desarrollar potencialidades. Que le defienda hasta la calidad de la comida. La riqueza de Lula no es material sino en satisfacción personal.
Los gobernantes que se casan con la gloria, piensan en el bienestar de la mayoría. Buscan el desarrollo de abajo hacia arriba. Lograrlo produce un placer inmenso que no se consigue con fundaciones establecidas con dinero de un pueblo hambriento ni compitiendo con empresarios ricos de cuna. ¿Cuál de estos modelos seguirá Danilo?
Cabe destacar, que la clase empresarial no se suicida. A su mundo entran, los que tienen orígenes y cualidades similares a ellos, los que logran su prestigio por buena lid. Buscan plusvalía que no afecte su imagen. Se cuidan de aquellos que han abusado descaradamente del pueblo.
Oh, Dios, solo tú sabes cuanto deseo que Danilo opte por ayudar los pobres, pero le tengo mucho miedo a las lecciones negativas del entorno.