Vivimos con la llegada del relativismo moral, el caos político y la fantasmagoría del poder en 2012, una época de incertidumbres, manipulación aviesa e involución de la calidad política partidaria de la sociedad dominicana.  En la que, por más que se quiera, no se logra distinguir la verdad de la falsedad. Nuestras nociones de realidad y verdad, al menos aquellas con las que nos habían instruidos y formados política e ideológicamente en un ideal de membresía y militancia partidaria, ha sido borrada sin piedad de la consciencia ciudadana.

Si Primarias abiertas o cerradas, si con el padrón propio o de la Junta Central Electoral, si supervisadaso administradas; no importa cuál sea la perspectiva del análisis, tanto, una cosa como la otra, para el relativismo ético danilista es lo mismo. En cuya visión moral y política, la anterior, se parte del presupuesto de que todos mienten o todos dicen la verdad.  Como una catarata ruidosa y engañosa lograron, como fue siempre su plan, llegar al término de la primera legislatura de 2018 sin aprobar ninguna norma que garantice paz, democracia y ejercicio de ciudadanía de la voluntad popular. El danilismo en sus propósitos y afanes reeleccionistas, ha construido un esquema engañoso de posverdad, tan mortal como aberrante, que les hace ser, a este grupo de poder, el más letal de los enemigos que ha tenido la democracia dominicana.

La tesis faraónica de Lidio Cadet al proclamar a Danilo Medina Sánchez como único salvador hasta que respire, se cierne nueva vez como desgracia tenebrosa para las instituciones políticas y los valores democráticos de la sociedad dominicana

“Podemos atacar la mentira por una cuestión de principio, porque es inmoral engañar al otro. Preguntémonos antes algo previo: ¿Por qué la mentira es inmoral? La respuesta abandona el terreno moral para situarse en el de la lógica: porque la mentira sistemática hace imposible la comunicación. Lo dijo Habermas en su tratado sobre la “acción comunicativa”: la integridad, la inteligibilidad, la verdad y la veracidad son los presupuestos de la comunicación. No hablaríamos ni escucharíamos a nadie si partiéramos del supuesto de que todos mienten y engañan. La mentira no es universalizable. Lo había dicho Kant al explicar al imperativo categórico: no se debe mentir porque nadie en su sano juicio querría ver convertida la mentira en ley universal.” (En la Era de la Posverdad. 14 ensayos. Editorial Calambur/Ensayo: La Posverdad, la Nueva Sofística, Victoria Camps. Pág. 96).

Jürgen Habermas, en su perspicaz filosofía de la comunicación expuesta en su tratado “acción comunicativa, fue frontal como un martillo al plantear: “porque la mentira sistemática hace imposible la comunicación”. El comportamiento del presidente de la República y su grupo oligárquico de reelección y primarias abiertas, han exhibido una conducta burda y consuetudinaria de mentir de forma sistemática: “el tiburón podrido, el transitorio Vigésimo o impedimento constitucional, la carta conciliadora y simulada al senado llamando al consenso, los 15 puntos del PLD para vadear la crisis interna, los 15 días de extensión a la legislaturaactual para aprobar ambas leyes y,  la comisión de 5 para embrollar más la aprobación ;colocándose, el danilismo 3 a 2, y trabar como han trabado la solución parlamentaria a la ley de partidos y de régimen electoral.

Este nuevo cuadro caótico del danilismo en el Congreso de la República ¿a qué apunta como estrategia?

1ero., responder a la convocatoria hecha por Leonel Fernández para el próximo 6 de agosto del Comité Político y tener con que chantajear;

2do., tener el debate abierto de primarias abiertas el día 7 de agosto cuando se conozca la revisión de medidas de coerción  a los imputados de corrupción en el caso de Odebrecht y;

3ero., acercarse al cambio y sustitución de los bufetes directivos de ambas cámaras para colocar a Radhamés Camacho en posición de liderar el control de la Cámara de Diputados  y sus Comisiones especiales.

En fin, seguir ganando tiempo, seduciendo adeptos(reformistas), confundiendo (PRM) y comprando sin escrúpulo alguno, a legisladores de la oposición para sus fines de avasallamiento e imposición de perpetuidad en el poder.

Un presupuesto, como argumento enunciativo del relativismo ético y la posverdaddel danilismo es el plateado por Tucídides, Militar e historiador de la Guerra entre Esparta y Atenas (Peloponeso), decía: “Las Palabras cambian de sentido porque conviene que signifiquen lo que le interesa al demagogo de turno”. Este relativismo ético que impulsa el absolutismo reeleccionista tiene como norte el principio normativo, de que las leyes pueden desobedecerse si uno discrepa de ellas. En cierto modo, la amenaza reeleccionista ha manifestado discrepancia con la Constitución de la República y ha   probado ser tramposa en sus relaciones de cumplimiento a las reglas de convivencia, sucia en sus vicios repetitivos de mentir y, por último; descarada para justificar sus intenciones ocultas.

La tesis faraónica de Lidio Cadet al proclamar a Danilo Medina Sánchez como único salvador hasta que respire, se cierne nueva vez como desgracia tenebrosa para las instituciones políticas y los valores democráticos de la sociedad dominicana. La mentira como cultura del ejercicio de poder en el discurso político y mediático, cosa ésta propia del danilismo reeleccionista, socava las raíces de la democracia, cuya base es la confianza.