“Los cocodrilos vierten lágrimas cuando devoran a sus víctimas. He ahí su sabiduría” (Sir Francis Bacon)

Hoy, 28 años después, logro entender los intersticios de la queja de Juana Sánchez la filósofa del Agua y Luz, cuando recriminó y enrostró a los miembros del Comité Político de entonces ante quienes el Gran Maestro, Juan Bosch, presentó su renuncia en 1991 asqueado por la manifestación de ambición de que daban indicios los mismos que, por un marcado afán de enriquecimiento que empujaba a los dirigentes máximos del partido hacia la  pérdida de su rumbo,  transitando de esta manera  hacia la  negación y  anulación  del sentido de decencia. Fuerza nociva que empujó, como ha resultado  en el PLD, a un modelo de instrumento de vicios y simulaciones en el que prima la política como una forma de negocio.

La carta con la que Don Juan estremeció los cimientos del partido y del país, haciendo saber en ella de su invariable compromiso con la moralización de la política al reivindicarla como un acto de servicio, hoy no se sabe en qué lugar se encuentra, si es que todavía existe. Se ignora, cuál fue el extraño destino de este histórico documento y a dónde fue a parar.

“El egoísta sería capaz de pegar fuego a la casa del vecino para hacer freír un huevo”.

Muchos, y de manera particular sus dirigentes, entre los que se encontraba el Dragón de Komodo y jefe de la OTAN-PLD, se despacharon en   lloriqueos y lágrimas, que a juicio de Juana Sánchez era una vulgar simulación, y que esas lágrimas no tenían nada que envidiar a las que vierten los cocodrilos cuando devoran sus víctimas. En el PLD en los últimos seis años se ha vivido atrapado en el síndrome del dragón de Komodo, en la que la práctica ha devenido como cosa natural, sin escrúpulo alguno, en devorar y alimentarse de la destrucción, descrédito y manipulación de su propia sangre   y cuerpo partidario.

El jefe de la OTAN-PLD, mentor fundador del danilismo con su obstinación de conseguir un tercer y costoso mandato con cara de perpetuidad, está no sólo determinado a probar como malo lo que construyeron en 2015 como algo bueno, y considerada entonces como la mejor reforma, alcanzada con acciones deleznables de avasallar para imponer la primera reelección  insertando el Vigésimo Transitorio en la Constitución de República Dominicana reformada para tales fines. Hoy, lo que construyeron como catapulta reeleccionista llamado impedimento constitucional o vigésimo transitorio se vuelve, a conveniencia, una razón y fuente de negación de derecho fundamental.

Danilo es el creador de la Teoría del Tiburón podrido.  Francis Bacon padre de la ciencia moderna, de la teoría del egoísmo y el huevo frito, decía en el Novum Organum: “El egoísta sería capaz de pegar fuego a la casa del vecino para hacer freír un huevo”.

El danilismo desarticuló y destruyó con una llamada apertura el PLD en 2001 y destruye hoy con la ley de partidos 33-18 el sistema y la cultura partidaria.  La herencia democrática abonada con sangre y martirologio por más de una generación de dominicanos hasta la llegada al poder de esta horda hitleriana y temeraria danilista está al borde de su liquidación, cuyo detonante causante es un fascismo parlamentario de la peor calaña. ¿Hasta dónde quieren llegar?