Nadie se cansa mientras te sueño. Soy para ti el regalo y el golpe seco. Soy para ti
el regalo nuevo y conservado. Ya no hago caso a estas voces que pelean y me humillan en la madrugada que embriaga. Soy tu regalo de aparejos. Árganas llenas de frutas recién caídas y florecitas nuevas. La gota gota gota tímida de las cañadas que agonizan. Nuevamente. Soy un regalo nuevo para ti. Para quererte de nuevo en los pétalos y las velas amarillas y canciones de Casandras Damironas. Como antes. Como nunca. Un regalo nuevo cada noche. Desde estas alturas y este virus improvisado, hasta el dolor de mis ansias con agua fría y escasa que mana de las piedras blancas e ilumina la tierra adolorida.
Tu regalo nuevo, de madrugadas.