La sociedad dominicana, una vez más, ha quedado impactada con el asesinato del joven Fernely Carrión Saviñón, de 16 años, cometido y revelado por el sacerdote Elvin Taveras Durán, según la Policía Nacional. El cura pederasta mató a puñaladas y martillazos al Fornely, a quien abusaba desde cuando éste tenía 13 años.

La pederastia o abuso sexual infantil no es exclusiva de cura, obispos y cardenales. Esta patología social o trastorno psicológico puede ser perpetrado, y lo ha sido, por doctores, arquitectos, ingenieros, políticos, obreros o cualquier persona que desempeñe un oficio. Como patología social es vivida por cualquier ser humano. No tiene límite cultural, económico, social o étnico. Los pederastas están en las escuelas, en el hogar y en las iglesias (sea católica, evangélica, islamista, etc.). Están, donde hay víctimas: los infantes. Los pederastas tienen vínculos directos con sus víctimas, sean biológicos, civiles, económicos, afectivos o de convivencia. Este último caso, la convivencia, común en las iglesias, y quizás, esta última, es la que dibuja el mapa de abuso sexual por parte del cura, y el posterior crimen.

En el marco conceptual anterior se puede inferir que la Iglesia católica per se no constituye una institución pederasta. Hay que establecer frontera o una divisibilidad entre el propósito institucional y la acción de sus individuos componentes. Dentro de la Iglesia católica existen tendencias dominantes de sacerdotes que aportan a la ética y a la defensa del bien común. Hay muchos sacerdotes insertados en barrios y en campos, haciendo trabajo con jóvenes, por el derecho a la tierra, en la protección de medio ambiente, con personas con alguna discapacidad, con migrantes, en la lucha contra la corrupción y en la formación en valores. Al igual, que en algunas iglesias denominadas como protestantes.

El déficit de sacerdote, con crisis de ordenamiento sacerdotal, provoca una apertura a los seminarios de grupos de estudiantes a cura o sacerdote que vienen de procesos de socialización y de aprendizaje social muy heterogéneo y que tendrán que supervisar. Las conductas aprendidas, las buenas y las malas, cohabitan en seminarios y en el ejercicio del sacerdocio.

Las Iglesias, desde una visión sociológica, sirven de coerción o de muro de contención a los individuos para que sometan a los principios y valores que pregonan, que en muchos casos son contrarios a la violencia social. La dominación religiosa del modo de pensar y actuar de los individuos es contraria a las prácticas de pedofilias, así como lo es la dominación expresada por jerarquía en las familias.

El pecado original de la Iglesia católica ha estado soportado en la protección injustificada de curas, obispo y cardenales pederastas. También, la Policía y políticos se vuelven parte del ocultamiento de información, lo cual tuvo a punto de ocurrir en el caso del crimen y ocurrió anteriormente. Parte de jerarquía católica nacional y mundial, ha preferido indemnizar económicamente a familiares de víctimas. Han obviado la Justicia, en búsqueda de impunidad terrenal. El papa Francisco ha tenido intención de cambiar, pero será necesario pasar de la teoría a la praxis. Será necesario que la Iglesia católica disponga de un sistema de seguimiento a sus autoridades eclesiales, como medida preventiva. El déficit de sacerdote, con crisis de ordenamiento sacerdotal, provoca una apertura a los seminarios de grupos de estudiantes a cura o sacerdote que vienen de procesos de socialización y de aprendizaje social muy heterogéneo y que tendrán que supervisar. Las conductas aprendidas, las buenas y las malas, cohabitan en seminarios y en el ejercicio del sacerdocio.

Con protección de las prácticas de pederastias por parte de su cúpula, sin seguimiento eficiente y con reclutamiento sin los criterios de perfiles de seminaristas el resultado a corto, mediano y largo plazo será de una Iglesia católica que continuará en el descrédito público y con pérdida sustanciosa de feligresía, como ha estado ocurriendo en el mundo. En 1980, la feligresía católica mundial era 22%, en el año 2010 se redujo hasta 17%. Sociólogo de la religión consideran que la pederastia y la exclusión de las mujeres en toma de decisiones son parte del declive de participación.