Gracias  a las  ciencias aplicadas de nuestros días, pude ver y oír la interpretación que hizo Chabela  Vargas de la canción titulada, Piensa en mí, cuyo autor es aquel a quien  los mexicanos designaron  como el flaco de oro.

La música estaba en aquella mujer. Y  nos pone  a pensar en el   contraste.  El gesto artificial que es lo que algunos pueden hacer, contrario a la sensación que da la expresión de un autentico sentimiento.

Sorprende el vigor  y el lucimiento de la  cultura mexicana. Quizás fue así desde los mismos tiempos de la conquista. O tal vez son las derivaciones de la revolución que se inicio en el 13.

Hace unos días que aconteció   el fallecimiento de Chavela Vargas, y  como una de las conquistas del pueblo mexicano, su  cuerpo fue convertido en cenizas   sin que mediara con éxito algún reclamo de orden  religioso.

Alumbrada en la tierra de los awua, le pusieron por nombre -María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano-.

Su vida la paso conectada   entre el mundo físico y el espiritual.

En su investidura como Chamana, en los Cerros de Zacateca fue que los indios le dieron el nombre de Cupaima, que significa "amiga, hermana”.

Fue por eso que antes de morir, la Vargas  dijo aquellas palabras: "no voy a morir, porque soy una Chamana, y nosotros no morimos, trascendemos".

Así fue la mujer que cuando  cantaba lo hacía envuelta en un Poncho Rojo.