“A partir de ahora, si me trancan, seré héroe. Si me matan, seré mártir. Y si me dejan suelto, seré presidente de nuevo.”*

El expresidente Lula dice que de cualquier manera él saldrá triunfante del acoso al que sus opositores lo someten actualmente, manipulando la justicia y la prensa para neutralizar su brillante futuro político. Según su apreciación, cuando las aguas desbordadas de la corriente política en su contra retornen a su cauce, Lula será héroe, mártir, o nueva vez presidente en 2018. A esos efectos él despliega todas sus fuerzas en aras de contrarrestar los vientos que soplan en su contra con creciente furia, pues él percibe que es una tormenta artificial provocada por sus pícaros enemigos para hacerle daño. Lula siempre Lula.

Sin pasar juicio al expresidente Lula, quien insiste categóricamente que “no hay alma viva más honesta que yo”, repasemos el origen y curso de las aguas desbordadas en su contra y de su Partido de los Trabajadores, fuerzas que emanan de muy diferentes fuentes y recién empiezan a confluir en torrente con vocación de  llegar hasta el Palacio de Planalto en Brasilia.

El primer (y único concluido) gran caso de corrupción salpicando a Lula y su Partido de los Trabajadores (PT), es conocido popularmente como el Mensalão (“mesadazo”, aumentativo de “mesada” ), refiriéndose a un esquema de reiterados pagos no transparentados (aproximadamente US$12,000 mensual para cada legislador comprado  y  totalizando unos US$50 millones durante el período) para la compra de votos de diputados en Brasilia durante los dos primeros años de su mandato, orquestado por el alto dirigente del PT y entonces Jefe de Gabinete del primer gobierno de Lula, José Dirceu. Los fondos eran pagados vía una agencia publicitaria que facturaba a empresas y agencias estatales por servicios no prestados o sobrefacturaba por la colocación de publicidad. Este escándalo de corrupción estalló en la prensa el 14 de mayo 2005, cuando Lula y el PT gozaban de su prolongada luna de miel con la opinión pública.  En 2007 fueron imputadas unas 40 personas (en su mayoría dirigentes del partido de gobierno, diputados aliados y funcionarios del gobierno de Lula, incluyendo su mano derecha, José Dirceu) ante la Suprema Corte de Justicia. Finalmente en el transcurso de 2012-2013 fueron juzgados, condenados y sentenciados. La acusación judicial se detuvo precisamente en su antedespacho, y aunque Lula ganó la reelección en 2006 (después de pedir perdón al pueblo brasileño por televisión), él  quedó catalogado al menos de “muy ingenuo” por ni siquiera sospechar lo que estaba pasando en su entorno inmediato, y sobre todo por desplegar su gobierno grandes esfuerzos por desviar la investigación judicial del Mensalão.

La investigación que dio origen a la ‘Operación Lava-Jato’, que viene siendo ‘Operación Car Wash’ en el vernáculo criollo, inicia muy lejos del Palacio de Planalto en Brasilia, cuando en 2008 un empresario hace una denuncia policial sobre un intento de lavado utilizando su empresa en el estado de Paraná. Tiempo después la Policía detecta la compra en efectivo de un vehículo de lujo que sospechosamente fue registrado a nombre del director de compras y contrataciones de Petrobras. Así, al cabo de varios años, se descubre una extensa red delictiva con ramificaciones en Brasil, varios países de América Latina y África, y que envuelve algunas de las principales constructoras brasileñas así como la empresa estatal de petróleo, Petrobras. Se asignaban obras gigantescas a las empresas constructoras a sobreprecio, a cambio del pago de una comisión que rondaba el  3% del valor facturado, y era pagada en efectivo o por transferencia a cuentas no registradas en el extranjero. No solo se trata del sangrado de miles de millones de dólares de la empresa estatal petrolera para pagar coimas a políticos locales, sino que además se agrava con el desvío de fondos millonarios para el financiamiento de campañas electorales en Brasil y varios países en donde las empresas constructoras brasileñas tienen intereses comerciales. En 2014 y 2015 se intensifica la investigación que recién ha llegado a su vigésima cuarta fase, y que ya ha obtenido la condena de algunos importantes protagonistas. Algunos de los imputados han hecho “delación premiada”, que es prestar testimonio y corroborar documentos que implican a “pejes gordos” en la trama criminal a cambio de penas reducidas. Así por ejemplo, el proceso ha conducido recientemente a Marcelo Odebrecht  a ser condenado en primera instancia  a más de 19 años de prisión, aunque el empresario mantiene su inocencia y apelará el fallo. También ha trascendido que algunos de los delatores, como el senador petista Delcidio do Amaral, supuestamente han implicado a Lula y a la Presidente Rousseff en el esquema criminal y su ocultación, lo que ha dado lugar al reciente interrogatorio del expresidente por la justicia. En el inicio no había ninguna sospecha ni intención de escalar hasta esos niveles del gobierno, pero las diferentes fases de la Operación Lava-Jato fueron escalando hasta las alturas de la jerarquía política y empresarial. Aún se desconoce si Lula será sometido a la justicia por los hechos en los que ha sido implicado por algunos de los protagonistas en este complejo caso, pero la complicidad de muy cercanos colaboradores del líder socialista por segunda vez en una red criminal como el Petrolão sin duda empaña su imagen pública ya debilitada por el Mensalão. En esta ocasión manifestarse traicionado y pedir perdón al electorado difícilmente producirá el mismo efecto que en 2005, y solo le queda el camino de probar que no es culpable. Se puede pecar de ingenuo una vez, pero repetir el mismo error repetidas veces es cuando menos estulticia.

La Policía Federal brasileña desde marzo 2015 despliega la Operación Zelotes contra un esquema criminal que incluye el tráfico de influencia, cohecho, soborno, conspiración, organización criminal y lavado de dinero, en detrimento del fisco y en un monto también estimado en miles de millones de dólares. Importantes empresas dejaban de pagar sus obligaciones fiscales en contubernio con funcionarios públicos en Brasil. Lula no ha sido implicado directamente en este nuevo proceso, pero sí personas muy cercanas a él. Entre las acciones investigadas hay un pago de más de 600,000 dólares a la empresa de promoción de eventos deportivos de un hijo de Lula, que se sospecha fue con el objetivo de incidir en cambiar la legislación fiscal a favor de empresas automotrices. El senador Delcidio do Amaral, líder del partido oficialista en la Cámara Alta, es nueva vez uno de los imputados en este mega contubernio entre empresas privadas, cabilderos y funcionarios del estado, y la nueva  investigación sigue en pleno vuelo.

El siguiente caso, de menor cuantía comparado con los dos anteriores que alcanzan miles de millones de dólares, es el único en que actualmente Lula figura como imputado. Se trata de un proceso contra 16 personas, incluyendo a Lula, su esposa y su primogénito, Fabio Luiz, y ejecutivos de la constructora OAS envueltos en un fraude contra 7,138 adquirientes de viviendas bajo el sistema mutualista en la fracasada cooperativa BANCOOP. Los proyectos inmobiliarios fueron ilegalmente traspasados a la constructora privada OAS en 2009, en perjuicio de los originales adquirientes porque no se respetaron los términos iniciales. Resulta que durante la investigación del fraude perpetrado por los ejecutivos imputados, se descubre que en uno de los proyectos  se acusa a Lula de ocultar que es el propietario de un apartamento triplex en la playa Asturias, de Guarujá, inmueble que se mantiene registrado a nombre de OAS. La promotora inmobiliaria hacía incluso promoción de venta insinuando que los adquirientes tendrían a Lula como vecino para compartir jugando futbol en la playa o brindando en sus áreas sociales con una cerveza. Hicieron grandes reformas estructurales, incluyendo la instalación de un ascensor interno, y el completo equipamiento y amueblamiento al gusto de la familia de Lula pero a costa de OAS, una de las principales constructoras envueltas en el Petrolão. Los fiscales entienden que hay suficientes pruebas de la culpabilidad de Lula y su familia en lo que tipifican como ocultación de patrimonio y lavado de dinero, entre otros crímenes, y han solicitado la prisión preventiva del expresidente.

Del relato anterior se desprende que en definitiva Lula no ha sido condenado como culpable en un tribunal de justicia, aunque ya es imputado en un proceso e investigado en dos otros por su posible participación en grandes esquemas de corrupción. Sin embargo, muchos de sus más íntimos asociados ya han sido condenados y cumplen pena en prisión o bajo otras medidas de coerción. Varios compañeros de partido y cercanos colaboradores han admitido su participación y negociado penas reducidas por su “delación premiada”, mientras que otros han sido condenados en base a la evidencia y los testimonios de los delatores.

Todo apunta a que el honesto Lula debe cuidarse mejor de sus amigos, en lugar de solo combatir a los que cree son sus enemigos. Pues es muy probable que sean los “honorables” de sus amigos los que le tranquen su regreso al poder con sus graves problemas judiciales, mientras que Lula ingenuamente sigue combatiendo a los conocidos “pícaros”.

*Traducción libre del original portugués: “A partir de agora, se me prenderem, eu viro herói. Se me matarem, viro mártir. E, se me deixarem solto, viro presidente de novo.”  Sentencia repetida en varias ocasiones por el expresidente de Brasil,  Lula da Silva.

Galería fotográfica:

https://es.wikipedia.org/wiki/Esc%C3%A1ndalo_de_las_mensualidades#/media/File:Lula117951.jpeg