El Señor ministro José Ramon Peralta, dijo algo muy importante en su discurso en ADO-EXPO, citamos “Una de las grandes interrogantes que debemos contestar es determinar por qué una de las economías más exitosas de la región en los últimos 20 años, en términos de crecimiento económico y estabilidad de precios, como la nuestra, no ha logrado exhibir un mayor dinamismo en las exportaciones de bienes”.

Una gran verdad, porque si el país no es capaz de mejorar su balanza comercial y ser más competitivo, difícilmente saldrá de la pobreza y el atraso económico, al margen de su buen crecimiento, cuyo sello es la desigual e incapacidad para generar empleos formales, que no sean en el Estado o en sector informal de la economía.

Pero el ministro dio cifras sobre el tema fiscal que debió revisar mejor antes de exponerlas con mucho entusiasmo. Dijo que en el primer cuatrimestre se registró un superávit fiscal de RD$1,022 millones mientras que en el 2017 había un déficit en el mismo periodo de 13,990 millones. Realmente el superávit fiscal en el primer cuatrimestre del 2018, según la DIGIPRES, fue de RD$3,497 millones, mas del doble de lo que dijo el ministro, lo que hubiera celebrado con mucho mayor entusiasmo.

Suponemos, obviamente, que el ministro se refería solamente al déficit del sector público no financiero.

Pero esa practica del gobierno de controlar el déficit en los primeros meses del año no es transparente y puede generar mucha confusión entre los agentes económicos.

Por ejemplo, en el 2017, el déficit fiscal del SPNF bajo a mayo a unos RD$7,800 millones, pero terminó el año en RD$85,046 millones (2,4% del PIB) ligeramente por encima de lo programado. Pero BCRD dio una cifra diferente y calculó el déficit del 2017 en RD$108,935 millones (3.1% del PIB).

Terminaremos el 2018 igual o peor que el año pasado ya que se perfila una ralentización de la economía en el segundo semestre por los aumentos en las tasas de interés, la inflación y los altos precios del petróleo. Además, no sabemos cómo la guerra comercial entre los países de Europa, Asia y Norteamérica puede repercutir en nuestra economía.   

Esa alegría del señor ministro es muy apresurada y coyuntural, aunque comprendemos que su función es resaltar las cosas buenas de su gobierno. Su discurso ha tenido mucha prensa y no es fácil disuadir a los agentes económicos y al público en general a no darle demasiado crédito a esa información fiscal para tomar sus decisiones.

En la misma medida en que el gobierno retrase la reforma fiscal y el mejoramiento en la calidad del gasto público, entre otras reformas no menos importantes que el país necesita (electricidad, código laboral, seguridad social, administración pública, etc.), en esa misma medida la crisis se agravará y los déficits y la deuda crecerán a niveles insostenibles.

Ojalá el ministro comprenda esta realidad e influya para que las cosas cambien ya que de lo contrario sus deseos de un país exportador jamás se cumplirán y menos con una tasa de cambio sobrevaluada.