“Por el momento constatamos que el sueño del gobierno de los gerentes era una pesadilla,

y el cuento del país como empresa, una bobada.

En el indignado y desigual siglo XXI, es mala idea blandir el viejo programa de don Porfirio Díaz

prometiendo “mucha administración y poca política”.

Y más extraviado aún encargárselo a los happy few.”

Alberto Vergara (NYT, 6-01-2020)

“El aperitivo de toda crisis profunda de la democracia se reconoce en estos tiempos por la ofensiva contra lo político, contra la política y contra los políticos.” Así comenzaba mi artículo del 3 de agosto de 2016 y lo quiero recordar pues ya pasamos del aperitivo y estamos ante un proceso de demolición de la actividad política, de sus instrumentos y de las prácticas democráticas, especialmente de las que se relacionan con cuestiones institucionales como lo comentaremos más adelante. Los conflictos en democracia se resuelven, cuando es posible avanzar y mantener la democracia, recurriendo a los acuerdos de quienes quieran participar, sin ningún tipo de veto. Los llamados consensos me parecen antidemocráticos, y las unanimidades tampoco califican como democráticas. Simone Campbell, mejor conocida como la “Monja del autobus”, nos dejó una frase que vale repetir por su aporte respecto a los rivales: "La democracia significa que no puedes ignorar a las personas que preferirías pretender que no existen"

Lo peor de todo es que para saber qué va a ocurrir en República Dominicana no es necesaria la predictibilidad de la ciencia política, mucho menos la bola de cristal de las encuestas: basta con leer los periódicos del día de varios países de nuestra América.  Y es que el grupo gobernante expresa, sin ningún tipo de timidez, los intereses privados instalados en Palacio y la forma en que se transforman en políticas. En ese sentido Bunge nos recuerda que “el contenido de la política está determinado por intereses que no son primordialmente culturales o éticos, sino materiales.”

En cuanto a las señales oficiales dejan pocas dudas sobre cuál es el camino elegido y nadie puede afirmar que se trata de acontecimientos aislados, ni calificarlos de hechos casuales.

No es casual ni deja dudas de para donde quieren conducirnos lo ocurrido con el material educativo para los y las estudiantes dominicanas de sexto grado.  Ya se ha dicho suficiente respecto de la barbaridad y del origen de los mensajes transformados en material de apoyo didáctico. Nada más añadir que esos materiales fueron escogidos por la afinidad ideológica del Ministerio de Educación con el contenido y con sus autores. Pero afirmar esto convoca a hacer otras observaciones que evidencian los niveles a los que se ha llegado: ¿Se fijaron en que el cuadernillo lleva impresos los logos de USAID, Comunidad Europea, EDUCA, UNICEF? Y no digo más por no meter el dedo en la llaga recordando que se trata de una propaganda inapropiada en un texto escolar.  Y, por favor, roguemos que no aparezcan los “malmenoristas” diciendo que entre sus auspiciadores no figura la Sociedad de Mont Pélerin o el Ku-Klux-Klan.

Sobre la historia de este tipo de intervenciones en la soberanía de los países de América Latina, recomiendo a los más jóvenes que se enteren y se entretengan con la tele en sindemia, viendo en YouTube la película de Jorge Sanjinés “Llukshi Kaimanta” (Fuera de aquí). Hablamos.

No puedo evitar hacer un último comentario sobre este tema: es enorme la calamidad institucional que refleja a UNICEF saltando al ruedo en defensa de su no participación en el pasquín cuando está allí su logo al lado de otras instituciones patrocinadoras del folleto. Y aunque usted no lo crea, también salió a defender la no participación de la USAID en el susodicho proyecto. Entre socios no hay cornadas, dicen. Pero vivimos en un país que no se defiende frente a acciones como ésa de funcionarios irresponsables del Ministerio de Educación.  Lo que hicieron es tanto o mucho más grave que un soborno y para ese caso también vale la lucha contra el fin de la impunidad. Mientras, esperamos que la Dirección de Ética no ande demasiado ocupada de las normas legales y se ocupe de las normas morales que debieran ser su quehacer principal.

Las Relaciones Exteriores, son otro tema en que la academia duerme el sueño de los injustos. El militante compromiso con Estados Unidos para oponerse a China me recuerda el sabio dicho popular de que cuando se pelean los tiburones, las sardinas miran desde atrás de las rocas. El último episodio de la teleserie diplomática es el de la llamada “Red limpia” cuyos promotores sólo tuvieron éxito en RD. En Chile no lograron nada, y atención… ¡en Brasil tampoco! A los éxitos en la arena internacional hay que sumarles la caída de Giuliani, asesor desde siempre y abogado de Trump y, ¿por qué no sumar también la pregunta de si era conveniente contratar a un lobista republicano como Roger Noriega? Sin dudas, las llamadas se pagan y se pagan caro.

Pero debiera llamar a mayores preocupaciones lo que está ocurriendo con la política. Al comienzo de este artículo analizábamos que se está realizando una verdadera obra de demolición al punto que hasta lo ocurrido con la Junta Central Electoral (JCE) parece cosa de niños.

Lo de la “segunda mayoría” es una prueba indesmentible de que no sólo falta institucionalidad democrática, tampoco se respeta la vigente institucionalidad trujillista balagueriana, teniendo a un exministro de Balaguer en la presidencia del senado. Constituye un verdadero escándalo que la segunda mayoría haya sido adjudicada con criterios distintos a los utilizados en el 2016. Decidir de acuerdo con esos criterios era la única tarea del senado. Pero, ni modo, habrá que conformarse con recordar que la palabra sólo se le puede exigir a los grandes líderes cuando faltan a ella. Los pequeños no tienen palabra.

Esta decisión deja a la JCE atada cuando deba decidir acerca de los partidos mayoritarios pues no tiene otra alternativa decorosa que proceder de acuerdo con la “jurisprudencia” establecida en 2016. Igual procedimiento debería utilizarse para determinar a los partidos que cumplen con los requisitos para mantener su reconocimiento legal.

En este campo, y no es casual, es donde la demolición democrática alcanza su máxima expresión. La idea de rebajar el financiamiento de los partidos políticos es una decisión profundamente peligrosa, anti democrática y refleja cuál es la opinión de un CEO respecto de la política y de su propio partido. Ese es un lujo que solo pueden darse los empresarios con recursos propios como lo demuestra el volumen de las inversiones en las primarias y en las elecciones de julio. Y no nos vamos a meter a analizar de nuevo lo que ocurre cuando los partidos se debilitan o se les intenta francamente eliminar, como lo que está ocurriendo con el PLD.

Respecto de la FuPu como partido mayoritario lo que parece que quieren que ocurra es que una parte de los aportes estatales a los partidos lleguen a la FuPu como aporte del PRM y como imposición al PLD. Solo el PRM y el PLD verán rebajado su aporte estatal si se reconoce a la FuPu como partido mayoritario.

Estas decisiones por fuera de lo institucional nos ponen frente a un nuevo sistema de partidos que no ha sido provocado por los resultados electorales. Y, hay que decirlo, se trata de decisiones político autoritarias que buscan donde cobijar con inmunidad a los peledeístas asustados (FUNGLODE, las Harley Davidson, Seguros Ministerio de Salud, Tucanos, Sunland, Palacio de Bellas Artes, Estacionamientos de la UASD, PEME, etc.) en un proyecto político personal que no será un aporte a la construcción democrática.

Ya finalizo pues parece ser suficiente el tiempo dedicado a los “malos”. No se puede hablar de los “buenos” pues están aparentemente esperando algo: una buena idea, un empleo, una autocrítica o una inspiración repentina.