Me sacan de mis cabales, haciéndome perder la paciencia, las múltiples interpretaciones y opiniones sobre las consecuencias de la sentencia del Tribunal Constitucional y el Decreto que estableció el mecanismo de regularización de los extranjeros en condición irregular que dispuso dicha sentencia.

Mi malestar proviene de la miopía de los argumentos: vamos al todo o nada. Es una consecuencia de los “caucus” que inciden en esta situación: los ultranacionalistas antihaitianos de este lado de la frontera y los antidominicanos que residen en el otro lado.

Esta orquestación de intereses es lo que hace que no seamos sinceros de que nuestra política migratoria ha sido de una irresponsabilidad sistémica desde que arribamos a la presente etapa democrática.

El argumento de la soberanía que nos cubre en estas pretensiones de enderezar entuertos no es suficiente. Debe hacerse sin pretensiones de reescribir la persecución de 1937.  Los datos que salen a relucir son evidentes: las actas “falsas” de acuerdo a declaraciones del Presidente de la Junta Central Electoral son mínimas, la cobertura de los indocumentados ha sido notable y el retorno voluntario y en condiciones humanas está disponible.

Entonces, ¿de dónde viene la alharaca? De los que quieren enturbiar la paz en La Española, creando bulos sobre falsedades y distorsiones de la verdad, como es el hacernos creer que Junot Díaz denunció nuestra naturaleza “nazi” al perseguir a los “arrayanos” (los dominicanos de origen haitiano a los que no les reconocemos la nacionalidad) o las supuestas declaraciones del Alcalde Nueva York, Bill De Blasio, llamando a un boicot al turismo hacia Republica Dominicana.  Afortunadamente, ambos bulos desmentidos por ACENTO en su debido momento, al ofrecer en su totalidad las traducciones de ambas declaraciones.

Por lo menos, hay un ejemplo de altura, calidad y rigor intelectual en esta demostración de ceguera y desinformación, en el artículo del historiador y periodista boricua Pedro Reina Pérez, “La «desdominicanización» de La Española” y la respuesta del periodista dominicano Aníbal De Castro, embajador dominicano ante la Casa Blanca, “Singular La Española, poco plurales, algunos juicios”, desarrollados en el El País, de Madrid, España.

Ni uno ofende ni el otro insulta. Un ejemplo de discurso comedido, hasta diplomático, por lo que los pongo, ambos –aunque antitéticos- para que los ánimos se aplaquen y nos ayude a pensar en el mantenimiento de la paz social en ambos lados de la fronteras.

Para el trabajo de Reina, ir al enlace siguiente: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/06/22/actualidad/1435010380_694132.html

El trabajo del Embajador De Castro, lo encontramos en el siguiente enlace:

http://internacional.elpais.com/internacional/2015/06/26/actualidad/1435273639_567188.html