El campo de las disciplinas escénicas actuales se traduce o traslada en lo que se ha denominado hoy escenología. Esta ciencia, puesta en práctica y producción de saberes escénicos constituye un contexto de trabajo, identidad y productividad al interior mismo de lo “escénico”, lo “representable” o lo “dramatizable” dentro de la condición dramatúrgica del Caribe insular, América del sur, América central, América del norte y otros insularios del Pacífico y del Atlántico.

La escenología, junto a la teatrología, produce un diálogo de instancias productoras de la teatralidad, donde las tecnologías de producción y actuación, los diversos productos espectaculares y aquello que como instrucción escénica multiplicadora registra la historia de la institución teatral. (Véase para un fundamento teórico especial de lo planteado, Marco De Marinis: Comprender el teatro. Lineamientos de una teatrología, Ed. Galerna, Buenos Aires, 1997).

El elemento cohesivo y fundamental de estos conceptos conductores es el cuerpo, entendido como aparato de producción, aparato de expresión y subjetividad, aparato de traducción del movimiento, lugar de las contradicciones del sujeto-actor y del símbolo personal, el cuerpo se extiende y se entiende como concepto etno-simbólico, biocultural, bioestético, etno-sociocultural y semio-espectacular; lo que moviliza las posibilidades del cuerpo teatral y la corpoescenidad es justamente el marco de superficie comunicativa y profundidad significante de las corporalidades culturales, sostenidas por el sujeto actor desde la mediación escénica.

El estatuto escenológico del cuerpo invita a una reflexión y a la construcción de una práctica empírica  y formal, liberadora y transformadora, necesaria y posible, conciencial y ontológica de la actuación; todo lo cual da lugar a una investigación sociológica y antropológica del movimiento escénico, instalado en la cultura/sociedad actual (caribeña, latinoamericana, asiática, africana, afro-caribeña, afro-americana, indo-islámica, medioriental).

En tal sentido, la corporalidad es el lugar significativo donde se generan las contradicciones significantes, los trayectos simbólicos del imaginario social, cultural y político de la diversidad escénica y escenológica. Desde esta perspectiva el movimiento entendido como concepto generador tiende a construir textualidades, imágenes, símbolos e identidades escénicas (teatrales, danzarías, espectaculares), que constituyen en tiempo y espacio un marco de comunicación, significación y producción-productividad.

La corpoteatralidad como proceso integrador registra una experiencia identitaria que a su vez se expresa como liberadora y transformadora en el proceso elegido del trabajo teatral. Toda búsqueda en ese sentido será experimental como energética y potenciación bioestética, bioartística, psicoartística, procuradora y traductora a la vez.

El sentido de la corpoteatralidad genera simultáneamente la oralidad y particularmente la vocalidad teatral en el escenario de la cultura. De ahí que el espacio de la oralidad sea denominado también ora-teatralidad. Ambos procesos y niveles se expresan como experiencia liberadora y transformante en el contexto de una teatrología crítica y de una escenología integradora.