¿Por qué muchos antropólogos, folkloristas, teatrólogos, semiólogos y artistas toman el cuerpo cultural como un muestrario y un mecanismo de significación? ¿Quiénes son los sujetos dinámicos de la diversidad? ¿Cuáles son los territorios reales e imaginarios que abarca la performance corporal? ¿Qué es un horizonte corporal?

Muchos son los trabajos de antropólogos, sociólogos, teatrólogos y semiólogos que comprenden, explican y toman el cuerpo-cultural como un mecanismo de significación, un lenguaje de producción y comunicación artística que sirve para establecer una experiencia productora, receptora y significante en determinadas semioferas culturales. (Véase Iuri M. Lotman 1998,2000, y Eugenio Barba y Nicola Savarese: El arte secreto del actor: Diccionario de antropología teatral, Eds. ISTA-Escenología, ac, México, 1990.

El cuerpo del sujeto cultural se orienta a propósitos significativos y donde ocurren eventos funcionales y formas significantes que dan lugar a mensajes, valores y fórmulas de representación, tal como se puede observar, comprender y reconocer en algunos pueblos del Caribe insular y del espacio identitario constituido como expresión y modo de ser de la cultura de los signos artísticos. (Ver, Michel Serres: Variaciones sobre el cuerpo, Eds. Le Pommier, Fayard, 1999).

Dicha experiencia se lleva a cabo de una manera inmanente y trascendente, dialógica y espectacular, siendo así que la misma induce y traduce una intencionalidad estética y socioespacial dinámica, imaginaria y recesiva. Esta  productividad permite comprender el orden memorial de una cultura de los signos respaldada por las relaciones entre sujetos dinámicos  implicados, co-implicados y movilizadores de la diversidad.

La expansión artística y social del cuerpo y la voz en las culturas caribeñas, hace posible un tipo de productividad semiótica basada en la comunicación y en un tipo específico de representación y significación artístico-cultural polisémico asumido desde la fiesta, la hibridez musical, el video-arte, la performance, la ritualidad carnavalesca y teatral.

En este sentido, la performance corporal abarca territorios reales e imaginarios que justifican y transgreden las formas reconocidas de percepción y comunicación intercultural, intracultural y transcultural; este tipo de lectura, vinculación del cuerpo con la cultura-sociedad supone, desde el momento mismo de su horizonte y su memoria, un movimiento imaginario de percepciones, relaciones, expresiones, transferencias gestuales y vínculos de presencias identitarias, democratizadoras de orígenes, palabras, voces, distancias y movimientos socioimaginarios.

De ahí que toda acción corporal en el espacio de la cultura genere una conjunción de  trayectos, diálogos, huellas y otras fórmulas contingentes de representación, representación y productividad: íconos, raíces, figuras híbridas, fórmulas técnicas, actos, esferas de relaciones entre lenguajes artísticos, voces, textos, monológicos y dialógicos, imágenes memoriosas y otros ramajes corpovocales y visuales. (Cfr. Richard Schechner: Estudios de la representación. Una introducción, Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 2012).

De esta manera, la performance corporal enuncia algunas imágenes identitarias y posidentitarias que aseguran las diversas líneas cardinales de un trabajo que solicita reconocer el cuerpo-territorio, cada vez que todo órgano, código, transferencia, respaldo y memoria se apoya en el concepto de horizonte corporal; lo que quiere decir que el cuerpo mismo forma parte de unas performances culturales donde las funcionales corporales remiten al sistema simbólico denominado diferencia antropológica.

Entendido como memoria estético-perceptiva, el cuerpo-signo y el texto-cuerpo asumen la gestualidad en un sentido, más que kinésico, social comunicativo y significativo. Todo lo cual se establece mediante un vínculo entre memoria, semiosfera, símbolo, signo, representación y acción significante. (Ver, Iuri M. Lotman: La semiosfera. Semiótica de la Cultura, del Texto, de la Conducta del espacio, Ed. Cátedra, Madrid, 1998; vid. también, La semiosfera….2000; trad. Desiderio Navarro).