Escribir para niños puede ser la más arriesgada tarea para un adultos, pero…,A veces, buscamos algunas excusas que nos permitan crear situaciones funcionales que nos permitan establecer un adecuado proceso comunicación con los niños, con nuestros niños. Ese es caso del sujeto autor en este libro para niños titulado "Cuentos para Niños"(Impresora "Cleto’s, 2006. Santo Domingo, R.D.).

De entrada, revela su estrategia para que hoy pudiésemos leer esta obra y pone al desnudo el contexto situacional, donde el padre procura "inventarse" aquel relato que puede servir de plataforma para entretener a sus hijos. Se convierte en un habilidoso "cuenta cuentos", al que muchos esperan para que nos ponga a vivir sus cuentos.

Cuatro (4) cuentos, representan el fundamento narrativo de esta obra. "El avión" (págs.7/18, es el relato que da inicio al discurso narrativo de este libro. Aquí el sujeto autor centra su narrar en presentar al lector (público de seis (6 ) a ocho (8 ) años, aproximadamente, una situación demarcada por el suspenso en la escena que se encuadra en las peripecias ocurridas y/o que pudiesen ocurrir en cualquier viaje en un avión.

La objetividad de lo expuesto en lo narrado, es lo fluye en aquel discurso que procura describir el ambiente impredecible de una situación marcada por los conflictos o por un ambiente de tragedias, las cuales, al final, se convierten en motivos narrativos en procura de ganar la atención del lector.

En cada historia inventada hay una realidad demostrable, palpable, que hace de la historia una lección de vida. Una enseñanza desde el deleite que genera el avance de la lectura de los relatos aquí reunidos. No sé trata de cuentos de hadas, no. Pues, se trata de un narrar simple y directo, desde donde se desprende aquella enseñanza que nos puede servir de lección a cualquier lector adulto.

"El león y sus leoncitos" (págs.19/30), es un relato bastante dinámico que "obliga" o induce al lector a darle vida a cada enunciación que atrapa o construye en su lectura. Parece un cuento hecho para ser dramatizado. Sí…eso es lo que nos pinta su cuadratura narrativa. Aquí el sujeto-autor, tal vez sin proponérselo, conlleva a vivir lo narrado, sin dejar de plasmar su ritual filosófico para un "buen convivir".

No brota la voz del pedagogo en esta narración, pero sí fluye el sentido ético y estético de un creador que, desde la narracion para niños, apuesta a un mundo distinto, muy distinto a este que nos dibuja el consumismo, el irrespeto a los demás sujetos, el abuso de poder y la desigualdad que genera la visión neoliberal en cualquier situación de la vida y más en una sociedad como la nuestra, consumista y machista, hasta en la literatura.

"El guaragüao" (págs. 31/50), es el tercer cuento y está situado en un ambiente vivencial del Sur, con nombre conocido (Hondo Valle), cerca de Haití. Ese detalle lo planteo, porque para mí es muy importante que, nosotros, como creadores, busquemos nuestrosmotivos y nuestras simbologías en nuestro propio contexto vivencial y las convirtamos en eje expresivo y significativo de nuestro discurso estético.

No es que no me interese la historia que aquí el suneto-autor nos plantea, sino que me llama mucho la atención ese detalle narrativo aquí sostenido desde la literatira infantil, como quien nos reafirma el valor de recoger nuestras ficciones, nuestras creencias y nuestros valores e integrarlos a nuestro vivir y nuestro hacer escritural. Esa es una lección pendiente en nuestra "fauna" literaria.

El cuarto (4to.) y último cuento (págs. 51/72), se titula "Los hamarrakanos". Mal pretenda yo presentar un enfoque parcelado de esta obra, situando cada uno de sus cuentos, ya que en este narrar, en su totalidad textual y discursiva, prevalece una continuidad narrativa, centrada en el deleite y la búsqueda del goce estético desde la lectura.

No puedo terminar, sin observar que, las pocas ilustraciones que presenta el libro, son muy adecuadas al universo temático presentado, aunque repetitivas y, la mayoría, están en blanco y negro. Otro detalle muy lamentable, es que no presenta el autor o a la autora. Eso es imperdonable, más cuando se trata de libros para niños, donde discurso, imagen y color, deben dar vida y soporte exponencial al proceso creativo, en procura de trascender desde lo estético.