Después del cuento de que fue Donaldo Trump el que ganó, aquí les va otro cuentazo:
-¡Reyecitos del carajo, no sean esta vez tan malitos!
Jacinto y Futriarquito habían nacido en Manhattan, en el área de Washington Heights, donde sus padres, Carmela Díaz y Caralampio Sepúlveda, eran dos indocumentados empedernidos, dueños de un colmadito entre Broadway y la Columbus Avenue.
Después que Donaldo Trump se le metió por la tangente a Hilaria Clinton con eso de los votos electorales, a pesar de que ella sacó cuatro millones de votos más que él, Carmela y Caralampio se aterrorizaron y decidieron regresarse a Santo Domingo por miedo a que los deportaran, confiando en que algún día sus dos retoños iban a poder peticionarlos como residentes permanentes a través de uno de esos abogados tiburones traga-gente que abundan en Manhattan.
-¿Qué haciendo vamos con estos dos diablitos?- se preguntaba en voz alta Carmela Díaz. Lo repetía en spanglish para que todo el vecindario creyera que habían regresado de Manhattan hablando inglés.
-¿What haciendo vamo con eto do carajito?- decía Carmela Díaz en voz alta.
– Yo queriendo que Melchor bringing me un pony- imploraba Jacinto en perfecto spanglish.
-Y yo queriendo que Gaspar bringing me una bicicletica- coreaba Futriarquito, mientras ambos metían un montoncito de yerba seca y un pocillo de agua fresca debajo del catre.
-Reyecitos, reyecitos, don’t be this year tan malitos”- imploraban los dos carajitos mientras incluían una esquelita junto a la yerba seca para que se acordaran de ellos.
-Yo siendo good boy all year- decía Jacinto.
-Y yo siendo the same- balbuceaba el hermanito, que era el retrato vivo de Danielito el Travieso: pelirrojo, pecoso y revejío.
¿Cómo enseñar vamos a estos dos diablitos que la vida no siendo lo que ellos pensar siendo?- indagó el marido a Carmela Díaz, rascándose la testa como un escarabajo.
Jacinto era un optimista empedernido para quien no había nada imposible. Futriarquito, sin embargo, era un sinverguencita crónico. Siempre estaba lloriqueando porque, según él, la vida era una gran injusticia desde que salieron todos juyendo de Nueba Yol.
-A este mundo se viene a pagar las verdes y las maduras-decía el muchacho.
“El agua ser para ustedes y la yerbita para los camellitos”, escribió en su esquelita como un diplomático latinoamericano de carrera ante el Fondo Monetario. “
“Eso sí”- añadió en la esquelita-“no me fallen… de lo contrario no ponerles yerbita jamás de los jamases. En su lugar encontrarán botellita de romo lava-gallo que les quemará el galillo a los tres”.
-La vida siendo siempre el producto de lo que pensamos- filosofaba Caralampio Sepúlveda desde la terraza. Al que queriendo un Pony ponerle vamos dos mojones de caballo y al otro, el que siempre anda quejándose, dejarle vamos una bici de cinco cambios a ver si se cura de una vez del espanto.
-Yes, you are right, my dear- ripostó su mujer desde la cocina en puro spanglish.
-Speaking ingli understanding má mejol- añadió para que la escuchara todo el vecindario y creyeran que hablaban el inglés de Manhattan.
Y así fue cómo el 6 de enero por la mañanita, el Día de Los Reyes Magos, la casa de Carmela Díaz y de Caralampio Sepúlveda amaneció oliendo a puro camello trasnochao.
-¿Qué te trajeron los tres kings last night?- indagaron los políglotas cuando vieron a Jacinto salir de su habitación sonriendo de oreja a oreja, como si se hubiera sacado el premio mayor de la lotería.
-Bueno, yo querer queriendo un pony pero encontrarme dos tremendos mojones de caballo debajo del catre. ¡Qué feliz estoy! Juzgando por el tamaño de esos mojones… ¡Qué caballote más grande!
En eso observaron que Futriarquito salía de su cuarto lloriqueando, como si los Reyes Magos se hubieran olvidado de él.
-¿Qué pasar ahora, my son? ¿Se olvidaron de ti los Tres Vikingos?
-Bueno, yo querer queriendo una bycicletica transportation y lo que me dejaron eso hijoeputa fue una bicicletota más grande que yo. Si me monto terminaré descalabrándome como un coco seco de Haina. ¡Bad reyecitos! ¡Me las van a pagar todas juntas next year! Voy a quemarle el galillo a los tres y les voy a dejar cojos a esos camellitos del carajo.
Caralampio Sepulveda miró a su mujer y soltó una enorme carcajada en puro inglés….há há há há, pues en pañol sería já já já já…casi como Santa Claus después que aprendió castellano a la fuerza….jó jó jó jó, en lugar de ho ho ho ho… tal como se ríe ahora Donaldo Trump de Hilaria Clinton después que se la metió por la tangente.
¡Genio y figura hasta la sepultura! – se escucharon a lo lejos las risotadas de Melchor, Gaspar y del negrito Baltazar, el primo de Obama, destornillados de la risa.
Igualito al otro rey mago de Donaldo después que le robó el camello a la rubia de la Vieja Belén, a pesar de los resoplidos del otro rey mago sin camello de Barack Husein Soetoro Obama antes de largarse pal carajo.