Al llegar a República Dominicana en 2004 como investigadora histórico-cultural, me asombraba, no comprendía por qué los dominicanos y dominicanas se reían con maliciosa picardía cuando, con orgullo tunero y cubano, yo pronunciaba el nombre: El Cucalambé, el más importante poeta-decimista del siglo XIX de Cuba. Y aunque mi objeto de estudio eran los boricuas que usaron como puente a República Dominicana para llegar a la prosperidad de la industria azucarera del Oriente Cubano, siempre estuvo latente la bendita incógnita de por qué la palabra Cucalambé provocaba risas y hasta caritas viradas con cierta vergüenza en mis amistades dominicanas,.

¿Qué significa  Cucalambé?

En Cuba existen disímiles hipótesis sobre ese seudónimo con el que Juan Cristóbal Nápoles Fajardo se autodenominó. Quién más ha tratado de encontrar explicaciones al misterioso y enigmático término ha sido Carlos Tamayo Rodríguez, el biógrafo del poeta. Según el sitio web Tiempo 21,  de la emisora provincial de Las Tunas, versa: “(…)Nápoles Fajardo no solo escribió décimas, sino también sonetos, letrillas, epigramas y romances. Se dio a conocer como El Cucalambé que, según el ensayista y poeta Carlos Tamayo Rodríguez, significa cierto baile de negros, seudónimo festivo de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, que se corresponde con una parcela fértil de su obra)…) Según otros investigadores este seudónimo procede de la palabra inglesa "cook" ("cocinero"), ya que trabajó también como cocinero, y otra que es un acróstico o juego de letras de "Cuba clamé"

Tanto el seudónimo como la desaparición física del poeta en 1861 desde Santiago de Cuba, han sido y siguen siendo un verdadero misterio para los cubanos.

Cucalambé nada significa como palabra, más allá de ser seudónimo del importante decimista. Pero para un dominicano…

Ya sabía yo quién me develaría el secreto: una doñita con quien hice mucha confianza y se convirtió en una de mis fuentes de información:

-Doña Bartola, dígame un secreto: ¿Por qué la gente se ríe cuando digo El Cucalambé?

-Jijij ¡Ofrézcome Doña Sandra! ¿No se da cuenta u’té, esas son dos palabras las que tá diciendo?

-¿Cómo así, doña Bartola?

-¡Ombe! U’ted dice cuca y lambé. O sea, lamber la cuca. Jajajaja. ¿Y quién era ese dice u´ted???

-La sonrojada entonces fui yo. Aclaré mi voz y traté de explicarle a Bartola: pues un decimero de Cuba del siglo pasado que andaba recitándole décimas a su amada Rufina, a su campo querido, fue un cantordecimero de Victoria de Las Tunas, pueblito del Oriente de Cuba, y cuyas coplas servían de canción de cuna, arrullaban a muchos recién nacidos sembrándoles amor por la naturaleza, sobre todo por El Cornito, su estancia, divino campito cercano al poblado tunero y objeto de la mayoría de sus inspiraciones  y legó una linda sensibilidad que llega hasta nuestros días. El Cornito es hoy un motel y sede del evento mayor de las tradiciones campesinas cubana: La Jornada Cucalambeana, en homenaje al poeta. Pero allá, para la década de 1850, el joven poeta Juan Cristóbal disfrutaba de impresionante verdor de su “rústico hogar”, adornado con cristalino riachuelo, bohío, el trinar de sinsontes y la musicalidad del vaivén de los bambúes.

-¡Ay, doña Sandra! Ese Juan que usted dice se parece al Juan Alix nuestro, sííí, al decimero de Moca. Y hasta capaz y haya sido el mismísimo Don Juan Antonio Alix, que era tan pícaro, quien le pusiera ese nombrete al decimero cubano. Na´ hay cosas que solo Dios sabe, pue´ pa´quel entonces, mi abuela que era de un pueblito cerca de Montecristi, nos contaba que se hacía más fácil montarse en una embarcación y llegar a la tierra de Cuba que está cerquitica que ir a caballo a Santo Domingo o a San Pedro de Macorís, que para entonces era el pueblo más próspero por los ingenios azucareros que la misma Santo Domingo. A ver doña Sandra, ¿y cómo u´té cree que llegó el Cacique Hatuey a Cuba? Ahh po´ así mimitico iban y venía por muuuchos años los de este lado a la cercana Cuba, y de allá pa´acá”.

Tras aquella reveladora aseveración de doña Bartola, comencé a hilvanar hechos, a comparar las poesías de ambos decimeros, a indagar. Recordé que ya esa idea del flujo migratorio marítimo entre los habitantes de las orientales costas cubanas y los de las noroccidentales costas dominicanas, había sido tema ampliamente analizado en entrevista que hice al reconocido cineasta Ángel Muñiz, es algo que él había investigado y tenía referencias.

Y cierto, mientras más leía las picarescas décimas de Juan Antonio Alix, más sentido le encontraba a aquel seudónimo, tan dominicano, de Juan Cristóbal Nápoles y Fajardo y me aferro a la idea de que el poeta tuvo vínculos con República Dominicana. Y si de hipótesis se trata, aquí va la mía: se me antoja imaginar, no sin fundamento que los dos “juanes” se conocieran, y que hasta fuera el muy picaresco Alix quien le pusiera ese seudónimo a Nápoles. Juan Cristóbal nació en el 1829, Juan Antonio en el 1833.

¿Y por qué no considerar la posibilidad de que El Cucalambé no desapareciera a sus 32 años desde Santiago de Cuba, como algunos suponen, sino que se montara en una embarcación y se fuera juyendo para los campos dominicanos? ¿Y quién sabe si anduvo escribiendo y cantando coplas con su amigo y tocayo Alix.Anda el espíritudecimero armando la sensibilidad de los mocanos?

Más que las hipótesis enunciadas, dejo lanzado el reto, sería muy interesante tema de investigación sociocultural pero no desde cuba sino desde los fondos del Archivo General de la Nación y de otras fuentes documentales.

Y a propósito del Día del Amor, comparto una décima de El Cucalambé, devenida oda al amor patrio y a la pasión entre el Cacique Hatuey y nuestra preciosa Guarina.  Quizás el bardo tunero haya sido el primer poeta cubano que cantara a la unión amorosa entre una cubana -tunera- y un dominicano:

 

HATUEY Y GUARINA (Fragmentos)

Autor: Juan Cristóbal Nápoles Fajardo “El Cucalambé”

https://verbiclara.wordpress.com/2015/07/01/hatuey-y-guarina-decimas-de-juan-cristobal-napoles-fajardo-el-cucalambe/

Con un cocuyo en la mano

Y un gran tabaco en la boca,

Un indio desde una roca

Miraba el cielo cubano.

La noche, el monte y el llano

Con su negro manto viste,

Del viento al ligero embiste

Tiemblan del monte las brumas,

Y susurran las yagrumas

Mientras él suspira triste.

(…)

Un silbido se escapó

De sus labios, y al momento,

Con pausado movimiento

Una indiana apareció.

Cuando a la roca subió

El indio ante ella se inclina,

Fue su frente peregrina

El imán de su embeleso,

Oyóse el rumor de un beso

Y la dijo: -“¡Adiós, Guarina!”

-“¡Oh! no, mi bien, no te vayas,

Dijo ella entre mil congojas,

Que tiemblo como las hojas

De las altas siguarayas.

Si abandonas estas playas

Si te separas de mí,

Lloraré angustiada aquí

Cuando tu nombre recuerde

Como el pitirre que pierde

Su nombre en el ponasí.

“¿Qué será de tu Guarina

Sin tu amor, sin tu ternura?

Flor del guaco en la espesura,

Palma triste en la colina,

Garza herida por la espina

Del yamaquey en la rama

Y cual la triste caguama

Que a los esteros se zumba,

Lloraré y será mi tumba,

La Ciénaga de Virama.”

Oyó el indio enternecido

Tan triste lamentación,

Palpitó su corazón

Y se sintió conmovido.

Ahogó en su pecho un gemido

La viramesa infelice,

Y el indio que la bendice

Y más que nunca la adora

Las blancas perlas que llora

Enjuga tierno y le dice:

-“¡Oh, Guarina! Ya revive

Mi provincia noble y bella,

Y pisar no debe en ella

Ningún infame caribe.

Tu ardiente amor no me prive,

Mi Guarina, de ir allá,

Latiendo mi pecho está

Y mis sentidos se inflaman,

Porque a su lado me llaman

Los indios de Guapajá.

Yo soy Hatuey, indio libre

Sobre tu tierra bendita,

Como el caguayo que habita

Debajo del ajenjibre.

Deja que de nuevo vibre

Mi voz allá entre mi grey,

Que resuene en mi batey

El dulce son de mi guamo

Y acudan a mi reclamo

Y sepan que aún vive Hatuey.

¡Oh, Guarina! ¡Guerra, guerra

Contra esa perversa raza,

Que hoy incendiar amenaza

Mi fértil y virgen tierra!

En el llano y en la sierra

En los montes y sabanas

Esas huestes caribanas

Sepan al quedar deshechas,

Lo que valen nuestras flechas,

Lo que son nuestras macanas.

Tolera y sufre, bien mío,

De tu fortuna el azar,

Pues también sufro al dejar

Las riberas de tu río

Siento dejar tu bohío,

Silvestre flor de Virama,

Y aunque mi pecho te ama,

Tengo que ser ¡oh dolor!

Sordo a la voz del amor,

Porque la Patria me llama.”

Así dice aquel valiente

Llora, suspira, se inclina,

Y a su preciosa Guarina,

Dio un beso en la tersa frente.

Beso de amor, beso ardiente,

Sublime, sonoro y blando.

Y ella con otro pagando

De su amante la terneza,

Alzó la negra cabeza

Y le dijo sollozando:

-“Vete, pues, noble cacique,

Vete, valiente señor,

Pues no quiero que mi amor

A tu Patria perjudique;

Mas deja que te suplique,

Como humilde esclava ahora,

Que si en vencer no demora

Tu valor, acá te vuelvas,

Porque en estas verdes selvas

Guarina vive y te adora.”

-“¡Sí! Volveré, ¡indiana mía!”,

El indio le contestó,

Y otro beso le imprimió

Con dulce melancolía

De ella al punto se desvía.

Marcha en busca de su grey,

Y cedro, palma y jagüey

Repiten en la colina,

El triste adiós de Guarina,

El dulce beso de Hatuey.

 

Guajira homenaje a El Cucalambé: El madrugador

Autor: José Ramón Sánchez

Intérprete: Orlando Vallejo

https://www.youtube.com/watch?v=MPiQ3fybaf0&index=1&list=RDMPiQ3fybaf0

 

Merengue homenaje a Juan Antonio Alix: Los mangos bajitos

Letra: Juan Antonio Alix

Intérprete: Juan Luis Guerra

https://www.youtube.com/watch?v=kvEg9vCSfrY